Tengo asidua correspondencia con un español afincado desde hace mucho
tiempo en Venezuela, cuyo nombre, por prudencia, omito no vaya a ser que lo
represalíen, pero sí diré algunos de sus méritos
Filósofo. Latinista. Doctor en Filosofía. Profesor Titular de la Maestría de
Filosofía, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de [...] Venezuela, en la
especialidad de Lógica, Ontología, Filosofía Jurídica, Filosofía medieval, Latín y
Griego clásico.
Miembro de Honor del Instituto de Derecho Comparado de la Universidad
Complutense de Madrid. Miembro de Honor de la Asociación Venezolana de Derecho
Comparado Miembro de la Sociedad Venezolana de Filosofía.
Poner sus titulaciones y las distintas asociaciones de las que es miembro, es
solamente para que se pueda comprobar su valía intelectual y su preparación para poder
enjuiciar algún asunto determinado.
Suelo enviarle todos los escritos que me publican distintos medios de
comunicación, y, al mandarle el último intitulado “EL GUSANO QUE NO MUERE”,
dado a la luz por DIARIO SIGLO XXI, el 2-9- 2016, me responde con lo que sigue:
“Hola Manuel. Por lo visto, entre Rajoy y Sánchez hay un pique personal a
partir del insulto -"usted no es decente, Sr. Rajoy" del aquel debate. Por otra parte, tanto
Sánchez como Iglesias quieren ser presidentes, y por eso tratan de que haya una tercera
elección, en espera de que les caiga la suerte. Por parte de Sánchez no hay ningún
proyecto de gobierno; solo la voluntad de poder y nada más. Y en cuanto a Iglesias, lo
que ese granuja quiere es implantar el comunismo castrista en España. Para eso le
pagaron y le siguen pagando desde Venezuela.
Manuel, no te extrañes que llegue un momento en que ya no pueda responder a
tus posts, pues no te imaginas las tribulaciones que hay que pasar en espera de la
descarga de los contenidos. Ya nos quitaron la telefonía internacional y ahora nos están
torpedeando el Internet, especialmente el Facebook. La intención de esta tiranía es clara:
aislarnos del resto del mundo para que no se sepa nada de ninguno de ambos lados.
Porque de las cosas que aquí pasan, a España solo os llegan algunas notas filtradas y
edulcoradas. Aquí mismo, las emisoras televisivas y radiofónicas tienen prohibido
emitir noticias bajo pena de cierre y multa. Solo los medios oficiales dan las noticias
que el régimen manda o permite. Pero la realidad es que en Venezuela hay hambre y
muerte por hambre. Aquí hay presos políticos torturados física y moralmente, y sus
esposas sufren afrentas inconfesables por parte de los carceleros. Ya sé que la política es
imprevisible, pero yo sospecho que nuestra situación puede durar por generaciones,
pues quienes realmente gobiernan en Venezuela no es Maduro, sino las cúpulas
militares del Ejército y la Guardia Nacional, bajo las consignas y orientaciones de Cuba.
Chávez, a quien la Oposición torpemente subestimó, tuvo, entre sus habilidades, la de
ganar a su favor ambas fuerzas armadas y anexionarlas a su partido, llenándolas de
privilegios y dinero. Todas las instituciones por donde entra o sale dinero están bajo el
control de las cúpulas militares. Como Chávez expropió o confiscó -sin justiprecio-
todos los grandes complejos productores de bienes de consumo y servicio, Venezuela
depende de las importaciones. Todos los puertos adonde llegan dichos bienes están al
mando de un alto grado militar. Las mercancías, en lugar de ser equitativamente
distribuidas entre los mercados o supermercados, son vendidas a los amigotes de la
camarilla militar que poseen grandes camiones. Ellos, en connivencia con otros
subgrupos, los que llaman "enchufados", son los causantes de las kilométricas colas y
de la escasez de alimentos y medicinas. Por estos hechos y otros de casi imposible
erradicación, presumo que el régimen, que siempre ha desconocido la Constitución, se
quedará gobernando por generaciones, pues en todas las elecciones, la oposición pierde
"aunque gane".
Considero que una exposición más atinada y lúcida sobre la situación de
España y la de Venezuela, no se puede hacer.
Bien, lo mismo que este profesor, muchos otros intelectuales estarán
contemplando la inexplicable situación en la que se encuentra España, y cómo estos
políticos, que tenemos para desgracia de lo españoles, sólo se miran el ombligo y sus
inconfesables deseos partidarios, están desprestigiándola y volviéndola a llevar a la
situación en que la colocó el nefasto Zapatero, a que vuelva a ser el hazmerreír del resto
de las naciones libres.