San Marcos en el Capítulo 9 de su Evangelio y versículo 44 manifiesta:
“…donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga”.
Grandes exegetas de los Evangelios defienden que, cuando Jesús pronunció esta
frase, se estaba refiriendo al Infierno, pero no hay que descender al submundo infernal
de Plutón y Proserpina para encontrar un gusano eterno y un fuego imperecedero.
Está con nosotros, vive a nuestro lado des hace muchos meses. Es el gusano de
la envidia y el rencor, del odio y del encono contra Mariano Rajoy que no desaparece en
Pedro Sánchez.
Ayer en la sesión de la fallida investidura de éste último volvió a demostrarlo
nuevamente. Es una animadversión enfermiza la que siente por el adalid del PP. Le he
oído a una periodista que repitió hasta catorce veces la palabra no.
Esta actitud no es normal en un ser humano, y menos en quien se dice hombre
de Estado y pretende regir los destinos de los españoles.
Considero que debería de ser analizado por un psicólogo para que éste
encontrase la razón profunda de tan testaruda tozudez, tanto empecinamiento en la
negación y tanto resentimiento no contenido.
O quizá no sea preciso, pues desde el pacto del Tinell en el que se manifestó
públicamente que “al PP ni agua”, la inquina, el rencor y la animadversión contra el PP
se mantiene de una forma irracional y machacona, es más Sánchez ha llegado a ofrecer
a Puigdemont un nuevo pacto del Tinell, con lo que demuestra que no es un demócrata,
ya que la democracia en estos tiempos se entiende como la alternancia de distintos
partidos en el gobierno de una nación.
Con esta postura tan cerril nos está diciendo que o gobierna él o no lo hace
nadie, poco más o menos como un salva-patrias.
Pero los votantes han hecho que se estrelle por dos veces contra la roca granítica
de la realidad, pues le han dicho claramente y sin ambages que no lo quieren.
Ya que ha obtenido consecutivamente los peores resultados conseguidos por el
PSOE en sus más de cien años de historia. Si tuviese la más mínima dignidad se habría
retirado de la vida política, como hizo Alfredo Pérez Rubalcaba tras los malos
resultados que consiguió cuando pretendió ser elegido y fueron mejores que los de éste.
Pero como carece de decoro alguno, se mantiene como un asno atado a una
noria, dando vueltas sobre sí mismo pronunciando siempre el mismo monosílabo:
“NO”.
Buena muestra dio de ello ayer. No quiere que Mariano Rajoy gobierne, pero no
propone una alternativa, ni las más mínima, que pueda presagiar un poco de luz ante
este tenebroso túnel en el que nos ha introducido a cuarenta y seis millones de
españoles. Es como el perro del hortelano: “Ni come ni deja comer”.
Tiene a España prácticamente paralizada, pues el artículo 21 de la Ley de
Gobierno, expone claramente que, mientras éste se encuentre en funciones su Presidente
no podrá ejercer las siguientes facultades:
-“Proponer al Rey la disolución de alguna de las Cámaras o de las Cortes
Generales; plantear la cuestión de confianza o proponerle la convocatoria de un
referéndum consultivo”.
-“Tampoco podrá aprobar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado;
presentar proyectos de ley al Congreso de los Diputados, o, en su caso, al Senado”.
-“Las Delegaciones legislativas otorgadas por las Cortes quedarán en suspenso
durante el tiempo que el Gobierno esté en funciones como consecuencia de la
celebración de elecciones generales”.
En resumen: lo que se llama una inmovilización casi total de las ocupaciones
gubernamentales.
A esa cuasi detención de nuestra España, hay que añadir los perjuicios que está
causando en otros terrenos: Las Empresas retienen en la inversión, pues no hay nada
peor para el dinero que la incertidumbre. El capital extranjero sigue por el mismo
camino.
Estamos perdiendo credibilidad ante el resto de las naciones. Ya varios
periódicos de otros países han hablado de ello.
Estamos dando, ante al resto de los países, el peor ejemplo de falta de
entendimiento y capacidad de colaboración que jamás haya ocurrido en un mundo
civilizado. Todo por culpa de un ser soberbio, orgulloso y lleno de inquina y vanidad,
como es Pedro Sánchez.
Se me viene a la cabeza la fábula de La Fontaine del sapo y el buey.
Dice que no quiere unas terceras elecciones pero tampoco da facilidades para la
formación de un nuevo Ejecutivo. Entonces ¿Qué es lo que quieres, Pedro?
Los cordobeses, y creo que el resto de los españoles, tenemos una frase muy
expresiva para actitudes como éstas, que no reproduzco por pudor, pero pienso que
todos la tendrán en su cabeza.
Mira Pedro, vete, ¡pero ya! No tardes. Deja tu lugar a otro que no sea tan cerril
como tú.
Ciertamente Zapatero estará satisfecho, pues ha venido otro que lo ha hecho
bueno.