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La facilidad interesada de la Izquierda para el olvido

La amnesia voluntaria de Julio Anguita

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Compañero de estudios, que no de otra cosa, Julio Anguita, siempre te he respetado, desde que eras casi un niño “pijo”, estirado y, poco más o menos, de comunión diaria en la parroquia de S. Nicolás de la Villa (sí la que está junto a la que fue nuestra Escuela Normal de Magisterio en Córdoba). Los compañeros con los que sigo tratándome también te recuerdan así. Nosotros no tenemos falta de memoria ni amnesia voluntaria. En aquella época ser hijo de un militar franquista daba un cierto brillo que no teníamos los demás mortales.

Repito te he respetado, que no sentido admiración por ti, porque siempre he considerado que eras consecuente con tus ideas y por ello repetías machaconamente la cantilena (en su II acepción de la RAE) de “Programa, programa, programa”, porque estabas convencido de que, para gobernar un país, hace falta un programa previo, vamos, como una especie de guión (“guía burros” lo llamábamos cuando yo trabajaba en una empresa multinacional) al que había que atenerse para que las cosas no saliesen del todo mal.

Pero he leído algunas frases de las que has pronunciado en la entrevista que publicó el Mundo el 29 ppdo. y realmente me he quedado casi petrificado. Respecto a Otegui, manifiestas: "…es un señor que creyó una cosa, que actuó consecuentemente, que tiene sus responsabilidades, pero no más". Se entiende que creyó que había que asesinar y actuó según su creencia. ¡Bien, Julio, bien! La palabra señor en lenguaje coloquial, se aplica a la persona que tiene cierta valía, prestancia o preeminencia sobre los demás, aunque también se suela emplear para denominar a un individuo determinado.

¿Realmente considerarías a Otegui como un señor si alguno de tus familiares hubiese muerto por un tiro en la nuca disparado por sus esbirros? Son muchos los asesinados por ETA, para considerar a cualquiera de los que directa o indirectamente han militado en la asesina formación, para aplicarle a alguno de ellos el calificativo que tú les das. Se los puede denominar de muchas formas, desde “asesinos sanguinarios, cobardes sin escrúpulos, fieras sin conciencia, alimañas…etc.”

Son muchas las familias que lloran a sus muertos para que las ofendas de manera tan ignominiosa. Aquí te has pasado, pues siempre hay que pensar lo que se dice, no decir lo que no se piensa, que es lo mismo que el dicho castellano de: “Ábrete boca y di lo que quieras”.

Otra frase lapidaria, pero sepulcral, que has dicho.” "Aquí recordamos todos los días a los muertos de ETA, que está muy bien, pero no recordamos a las víctimas de los paseos franquistas ni a los que están en las cunetas. Si hablamos de crímenes vamos a sacar a todos los criminales". Mira, hablar de los muertos por ETA, no de ETA, como malamente te expresas, es necesario recordarlo todos los días y tenerlo en la memoria perennemente, porque su sangre aún no se ha enfriado, todavía está caliente y los españoles, salvo algunos, como los asesinos y posiblemente tú, los tenemos en la memoria y nos siguen doliendo.

Me parece muy acertado lo que manifiestas de que hay que sacar a todos los criminales, pero deberemos de empezar, ya que fueron los primeros en llevarlo a cabo, por los miles de asesinados por los componentes de la República (los inventores del “paseillo” fueron ellos, no lo olvides). ¿Hablamos de las checas, del bombardeo injustificado, pues no era un objetivo militar, de Cabra, realizado el siete de noviembre de 1938 por la aviación republicana en el que murieron 109 personas y hubo más de 200 heridos? De ese no se habla, es políticamente incorrecto. (Decir la verdad en España está mal visto).

¿Mencionamos los muertos de Paracuellos del Jarama, la Semana Trágica de Barcelona, los asesinados por odio, por envidia, o simplemente porque tenían una fábrica, iban a misa o eran propietarios de un rebaño de vacas o una yeguada? Esto me recuerda una cosa que contaban mis abuelos, que puede ser que sea verdad, pero que no haya pasado. Decían que, cuando el comunismo comenzó a introducirse en España, como se buscaba la igualdad para todos y nadie podía ser más que otro, en cierta reunión de exaltados distribuidores de la propiedad ajena, comenzaron diciendo que había que quemar los protocolos notariales para que no hubiese propiedad privada, había que repartir las casas, las vacas, los caballos, las cabras. En ese momento uno de los repartidores dio un grito y dijo: “Las cabras ni se tocan”. Al preguntarle los demás que por qué, respondió: “Porque tengo un rebaño de cincuenta”.

Esa es la igualdad y la verdad comunista: “lo mío para mí y lo tuyo también” ¡Vamos! ¡Vamos Julio! Si intentas ser ecuánime en el auténtico sentido de la palabra latina, mide con igualdad de ánimo todas las atrocidades, pero todas, las que se cometieron por ambos bandos. Menciona los muchos asesinados por las bandas sin control republicanas y también dejados en las cunetas para alimento de las alimañas.

¡Ah! Se me olvidaba, los republicanos llevaban todos, especialmente los comunitas un halo de santidad, como el que le pintan a los santos, sobre su cabeza. Mira Julio, compañero de estudios, de nada más, acabas de perder lo poco que me quedaba a favor de tu respeto.

Seguro que te un importará un bledo, pero se me ocurre una idea, ¿dices tantas sandeces estando en tus cabales o acaso se te están comenzando a derramar las neuronas y las esparces por donde vas?

La amnesia voluntaria de Julio Anguita

La facilidad interesada de la Izquierda para el olvido
Manuel Villegas
jueves, 1 de septiembre de 2016, 09:07 h (CET)
Compañero de estudios, que no de otra cosa, Julio Anguita, siempre te he respetado, desde que eras casi un niño “pijo”, estirado y, poco más o menos, de comunión diaria en la parroquia de S. Nicolás de la Villa (sí la que está junto a la que fue nuestra Escuela Normal de Magisterio en Córdoba). Los compañeros con los que sigo tratándome también te recuerdan así. Nosotros no tenemos falta de memoria ni amnesia voluntaria. En aquella época ser hijo de un militar franquista daba un cierto brillo que no teníamos los demás mortales.

Repito te he respetado, que no sentido admiración por ti, porque siempre he considerado que eras consecuente con tus ideas y por ello repetías machaconamente la cantilena (en su II acepción de la RAE) de “Programa, programa, programa”, porque estabas convencido de que, para gobernar un país, hace falta un programa previo, vamos, como una especie de guión (“guía burros” lo llamábamos cuando yo trabajaba en una empresa multinacional) al que había que atenerse para que las cosas no saliesen del todo mal.

Pero he leído algunas frases de las que has pronunciado en la entrevista que publicó el Mundo el 29 ppdo. y realmente me he quedado casi petrificado. Respecto a Otegui, manifiestas: "…es un señor que creyó una cosa, que actuó consecuentemente, que tiene sus responsabilidades, pero no más". Se entiende que creyó que había que asesinar y actuó según su creencia. ¡Bien, Julio, bien! La palabra señor en lenguaje coloquial, se aplica a la persona que tiene cierta valía, prestancia o preeminencia sobre los demás, aunque también se suela emplear para denominar a un individuo determinado.

¿Realmente considerarías a Otegui como un señor si alguno de tus familiares hubiese muerto por un tiro en la nuca disparado por sus esbirros? Son muchos los asesinados por ETA, para considerar a cualquiera de los que directa o indirectamente han militado en la asesina formación, para aplicarle a alguno de ellos el calificativo que tú les das. Se los puede denominar de muchas formas, desde “asesinos sanguinarios, cobardes sin escrúpulos, fieras sin conciencia, alimañas…etc.”

Son muchas las familias que lloran a sus muertos para que las ofendas de manera tan ignominiosa. Aquí te has pasado, pues siempre hay que pensar lo que se dice, no decir lo que no se piensa, que es lo mismo que el dicho castellano de: “Ábrete boca y di lo que quieras”.

Otra frase lapidaria, pero sepulcral, que has dicho.” "Aquí recordamos todos los días a los muertos de ETA, que está muy bien, pero no recordamos a las víctimas de los paseos franquistas ni a los que están en las cunetas. Si hablamos de crímenes vamos a sacar a todos los criminales". Mira, hablar de los muertos por ETA, no de ETA, como malamente te expresas, es necesario recordarlo todos los días y tenerlo en la memoria perennemente, porque su sangre aún no se ha enfriado, todavía está caliente y los españoles, salvo algunos, como los asesinos y posiblemente tú, los tenemos en la memoria y nos siguen doliendo.

Me parece muy acertado lo que manifiestas de que hay que sacar a todos los criminales, pero deberemos de empezar, ya que fueron los primeros en llevarlo a cabo, por los miles de asesinados por los componentes de la República (los inventores del “paseillo” fueron ellos, no lo olvides). ¿Hablamos de las checas, del bombardeo injustificado, pues no era un objetivo militar, de Cabra, realizado el siete de noviembre de 1938 por la aviación republicana en el que murieron 109 personas y hubo más de 200 heridos? De ese no se habla, es políticamente incorrecto. (Decir la verdad en España está mal visto).

¿Mencionamos los muertos de Paracuellos del Jarama, la Semana Trágica de Barcelona, los asesinados por odio, por envidia, o simplemente porque tenían una fábrica, iban a misa o eran propietarios de un rebaño de vacas o una yeguada? Esto me recuerda una cosa que contaban mis abuelos, que puede ser que sea verdad, pero que no haya pasado. Decían que, cuando el comunismo comenzó a introducirse en España, como se buscaba la igualdad para todos y nadie podía ser más que otro, en cierta reunión de exaltados distribuidores de la propiedad ajena, comenzaron diciendo que había que quemar los protocolos notariales para que no hubiese propiedad privada, había que repartir las casas, las vacas, los caballos, las cabras. En ese momento uno de los repartidores dio un grito y dijo: “Las cabras ni se tocan”. Al preguntarle los demás que por qué, respondió: “Porque tengo un rebaño de cincuenta”.

Esa es la igualdad y la verdad comunista: “lo mío para mí y lo tuyo también” ¡Vamos! ¡Vamos Julio! Si intentas ser ecuánime en el auténtico sentido de la palabra latina, mide con igualdad de ánimo todas las atrocidades, pero todas, las que se cometieron por ambos bandos. Menciona los muchos asesinados por las bandas sin control republicanas y también dejados en las cunetas para alimento de las alimañas.

¡Ah! Se me olvidaba, los republicanos llevaban todos, especialmente los comunitas un halo de santidad, como el que le pintan a los santos, sobre su cabeza. Mira Julio, compañero de estudios, de nada más, acabas de perder lo poco que me quedaba a favor de tu respeto.

Seguro que te un importará un bledo, pero se me ocurre una idea, ¿dices tantas sandeces estando en tus cabales o acaso se te están comenzando a derramar las neuronas y las esparces por donde vas?

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