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Ayer me encontraba enfadado y escribí un “copo” que no publiqué porque
le di a una tecla y desapareció de repente; en él prometía no escribir de
política hasta que don Mariano nos ofreciese su discurso de investidura, ya
que la cosa pública estaba alcanzando una idiotez plomiza en la que no
valía la pena perder un tiempo precioso.
Sin embargo hoy, tras las elecciones del 16-J, ha ocurrido un hecho
portentoso digno de ser proclamado a los cuatro vientos, y es que por fin, y
tras más de dos meses de gorroneo infame, sus señorías han conseguido
saber el escaño donde sentarse para aplaudir o patalear al orador de turno y
pulsar un botoncito para votar.
Esto no quiere decir que durante este tiempo de vacaciones en busca
de la silla perdida no hayan cobrado sus honorarios, hayan tenido algunos,
los más, unas excelentes vacaciones y hayan paseado sus cuerpos en taxis,
trenes o aviones pagados por nosotros; así es la cruel y angustiosa vida del
diputado o diputada a los que debemos respeto por ser auténticos
representantes del pueblo español, siempre tan servicial y sumiso con sus
delicados representantes.
A esta exquisita delicadeza se le une el deseo enfervorecido del señor
Otegi para ser elegido jefe supremo del gobierno de Euskadi a pesar de
estar inhabilitado por la Justicia hasta el año 2021 para ejercer cargo electo;
ya la Junta Electoral de Guipúzcoa ha declarado su inhabilitación, pero el
ex presidiario está que se sube a las ramas por serlo, mientras “Podemos”, y
en parte PSOE, apuestan por su posible habilitación.
No creo, o sí, que la Justicia dé su mano a torcer y tengamos de
nuevo a este “sale y entra y sale” de las cárceles españolas, aunque alguna
vez algún intelectual pensó en que fuese Premio Nobel, dando sus arengas
filoetarras para ser el conductor del pueblo vasco.
En fin, cosas más raras se han visto.
www.josegarciaperez.es
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".
Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.
Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.
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