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Rodrigo Gil-Sabio

Guti, no te engañes más

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Siempre tuvo pinta de crack, pero su forma de ser ha tirado mil veces su talento a la basura. La última, y quizás la más grave de todas, la de Alcorcón, el capítulo más negro de la historia del Real Madrid donde Guti fue el ‘real’ protagonista de un aquelarre en forma de 4-0.

La desesperación, la entrada sucia, el enfrentamiento con sus rivales de 2ªB, la ‘peineta’ al maravilloso público alcorconero, la discusión con su entrenador en el vestuario, sigo… en fin, que Guti se disculpa oficialmente, que se vuelve a disculpar al día siguiente, que se contradice con su entrenador, al que jura amor eterno. Y, de repente, fuera de la lista en Getafe y para el martes en Milán. Vamos, que Pellegrini le ha puesto en la lista negra aunque de puertas afuera todo sean parabienes entre ambos. ¿Tendrá algo que ver Valdano en todo esto?

A mí me da que Valdano y Pellegrini se han arrepentido de mantener a Guti en la primera plantilla del Real Madrid. Guti ofrece una imagen políticamente incorrecta a este segundo proyecto de Florentino Pérez, que aboga por un código ético y unos valores que el de Torrejón se salta por los aires a primeras de cambio. Y, claro, no es cuestión de que Raúl lleve años sacándole las castañas del fuego al chico.

Guti es un chaval que podía haber sido una gran figura del fútbol mundial pero eligió ser una estrella del glamour de lunes a sábado y los domingos portarse peor que un aficionado de Tercera en un campo de fútbol. Este futbolista se desquicia cuando las cosas van mal para su equipo. Confunde orgullo y amor a unos colores con patadas a destiempo, gestos amenazantes y actitudes chulescas cuando los partidos se calientan. Se saca a sí mismo de sus casillas.

Y así es imposible triunfar. Menos en un Real Madrid condenado a jugar, a ganar, a gustarse, a gustar y ser elegante con su rival, algo muy difícil de conjugar en un Guti al que no se le ve feliz pese a haber tenido ya 15 años de oportunidades en el mejor club del siglo XX y algunas otras en la selección española, con la que nunca llegó a coger el verdadero tren.

Reconozco su clase, su ambición, su último pase entre líneas, su forma de pintar el fútbol en esos días de inspiración que cada vez va perdiendo más y más, de forma desesperada. De todas formas, gracias Guti por tu fútbol y por intentarlo. Lo tenías todo. Lo que podías haber sido, lo que podías haber sido ¡Gutiérrez!

Guti, no te engañes más

Rodrigo Gil-Sabio
Rodrigo Gil
lunes, 2 de noviembre de 2009, 06:38 h (CET)
Siempre tuvo pinta de crack, pero su forma de ser ha tirado mil veces su talento a la basura. La última, y quizás la más grave de todas, la de Alcorcón, el capítulo más negro de la historia del Real Madrid donde Guti fue el ‘real’ protagonista de un aquelarre en forma de 4-0.

La desesperación, la entrada sucia, el enfrentamiento con sus rivales de 2ªB, la ‘peineta’ al maravilloso público alcorconero, la discusión con su entrenador en el vestuario, sigo… en fin, que Guti se disculpa oficialmente, que se vuelve a disculpar al día siguiente, que se contradice con su entrenador, al que jura amor eterno. Y, de repente, fuera de la lista en Getafe y para el martes en Milán. Vamos, que Pellegrini le ha puesto en la lista negra aunque de puertas afuera todo sean parabienes entre ambos. ¿Tendrá algo que ver Valdano en todo esto?

A mí me da que Valdano y Pellegrini se han arrepentido de mantener a Guti en la primera plantilla del Real Madrid. Guti ofrece una imagen políticamente incorrecta a este segundo proyecto de Florentino Pérez, que aboga por un código ético y unos valores que el de Torrejón se salta por los aires a primeras de cambio. Y, claro, no es cuestión de que Raúl lleve años sacándole las castañas del fuego al chico.

Guti es un chaval que podía haber sido una gran figura del fútbol mundial pero eligió ser una estrella del glamour de lunes a sábado y los domingos portarse peor que un aficionado de Tercera en un campo de fútbol. Este futbolista se desquicia cuando las cosas van mal para su equipo. Confunde orgullo y amor a unos colores con patadas a destiempo, gestos amenazantes y actitudes chulescas cuando los partidos se calientan. Se saca a sí mismo de sus casillas.

Y así es imposible triunfar. Menos en un Real Madrid condenado a jugar, a ganar, a gustarse, a gustar y ser elegante con su rival, algo muy difícil de conjugar en un Guti al que no se le ve feliz pese a haber tenido ya 15 años de oportunidades en el mejor club del siglo XX y algunas otras en la selección española, con la que nunca llegó a coger el verdadero tren.

Reconozco su clase, su ambición, su último pase entre líneas, su forma de pintar el fútbol en esos días de inspiración que cada vez va perdiendo más y más, de forma desesperada. De todas formas, gracias Guti por tu fútbol y por intentarlo. Lo tenías todo. Lo que podías haber sido, lo que podías haber sido ¡Gutiérrez!

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