Dominique Strauss-Kahn fue, durante años, director gerente del Fondo Monetario Internacional, miembro del Partido Socialista francés, profesor de economía en la Universidad de Nancy, ministro de Comercio exterior y ministro de Economía, diputado de Val-D’Oise y suplente del alcalde de Sarcelles; en resumen, una autoridad y una persona de máximo prestigio, no sólo en su país, sino en todo el mundo económico y político que, con toda probabilidad, hubiera aventajado al señor Hollande para ser candidato a la república francesa en las elecciones del 2012, si no hubiera sido porque…una mujer, Nafissatou Diallo le acusó de haberla interceptado, el 14 de mayo de 2011, en la suite 2806 del Hotel Sofitel (Nueva York) donde ella estaba limpiando, golpeándola, intentando violarla y obligarla a practicarle sexo oral. Strauss-Kahn negó haber tenido contacto sexual, pero las pruebas de ADN demostraron que había semen suyo en las ropas de la mujer. Los informes médicos probaron lesiones en la vagina y hombro.

Y uno se pregunta ¿cómo es posible que una persona de la categoría intelectual, política, universitaria y social del señor Strauss-Kahn, con el dinero que tenía, con las posibilidades de hacerse suya a cualquier mujer (él estuvo ya casado por tres veces) que, seguramente, se le hubiera entregado sin resistencia si hubiera procedido de otra manera, pudiera caer tan bajo de llegar a agredir a una trabajadora, encargada de la limpieza de la habitación del hotel donde se hospedaba? Es un misterio que, a la vez , demuestra algo que, en muchas ocasiones, hemos tenido ocasión de comprobar en todas estas grandes figuras, que existen o han existido en la Humanidad, que han sobresalido en determinadas materias relacionadas con las ciencias, las letras, las artes, los deportes, la medicina, la investigación o las matemáticas y que, sin embargo, casi siempre han tenido su talón de Aquiles en sus relaciones con el sexo opuesto, cuando no son esclavos de sus dudas sobre su propia identidad sexual.

La tentación de la carne ha sido la culpable de que, a través de los siglos, prominentes hombres y mujeres, hayan tropezado en sus vidas a causa de su debilidad en materia de sexualidad cuando, es evidente, que en otros aspectos de la vida han sido capaces de mostrarse enérgicos, serios, indomables y, en ocasiones, capaces de ejercer la tiranía y la crueldad sobre aquellos que han estado bajo su dominio. En el siglo pasado, durante la Primera Guerra Mundial, una bailarina y actriz conocida como Mata-Hari, que se declaró “amante de los militares” durante el proceso que la condenó a ser fusilada; fue capaz de sacar información a grandes protagonistas de la contienda, que luego pasaba a ambos bandos beligerantes. Se lucró de la debilidad de los generales, políticos o personajes de la nobleza o de las finanzas, prodigándoles sus favores sexuales, mientras se valía de su influencia sobre sus amantes para sacarles información que, de otro modo, nunca se hubiera conocido.

En nuestros tiempos, cada día nos sorprenden noticias relacionadas con caballeros entrados en años, que no dudan en buscar la compañía de mujeres a las que les llevan suficientes años como para que pudieran ser sus hijas, si no sus nietas. Es posible que algunos artistas, un grupo excepcional de personas, sigan teniendo lo que antes se definía como sex appeal, a edades en las que la mayoría de personas ya empiezan a cultivar “michelines”, a darle forma al gran arco abdominal y a convertir sus músculos pectorales en una imitación, poco favorecedora, de las mamas de las mujeres. Vean, por ejemplo, el caso paradigmático del señor Wody Allen que contrajo matrimonio con la oriental Soon-Yi, su hija adoptiva, cuando anteriormente lo estuvo con Mia Farow, en cuyo matrimonio se puso en cuestión la fijación de Woody con la hija de Mia, Dylan, que llegó a levantar serias sospechas de una posible pederastia del director.

En España tenemos el caso de la coleccionista de caballeros maduros, la ex de Julio Iglesias (este cantante le lleva 22 años a su actual pareja), la señora Isabel Preysler que, será casualidad o no, todos los hombres que han pasado por su vida han tenido el bolsillo bien forrado. Aparte del cantante, todos los demás ex maridos de la filipina, Carlos Falcó y Miguel Boyer, han sido hombres maduros, importantes en sus especialidades y conocidos personajes de la sociedad española. El último, el escritor Mario Vargas Llosa, una verdadera sorpresa para la ciudadanía, no presentaba este perfil de coleccionista de bellezas pero, para desengaño de muchos de sus lectores, también ha demostrado ser un esclavo de sus pasiones cuando, después de un largo matrimonio con su anterior esposa, la ha abandonado para estar con la señora Preysler. Podríamos citar al fatuo de Camilo J.Cela y su interesada compañera o el caso del marqués de Griñón con su joven pareja, pero sería ya demasiado extenso.

Son muchos y la lista sería interminable, pero bastan unos pocos ejemplos para poder sacar la conclusión de que son pocos los personajes importantes que, en su relación de pareja, cuando entre ambos exista una diferencia notable de edad, se dé el mismo orden, la misma eficacia, los mismos resultados y éxitos que suelen obtener en su vida profesional, sus negocios, su actividad política o su producción artística. Sería largo, quizá, poder enumerar las causas pero, a bote pronto, se puede colegir que, en la mayoría de casos de mujeres jóvenes, guapas, inteligentes, libres y sofisticadas, que se acercan a una persona mayor para formar pareja o contraer matrimonio, el amor tiene un papel que podríamos afirmar que ocupa un lugar poco importante en la lista de los motivos. El dinero, las relaciones sociales, la seguridad, la posibilidad de viajar, y la de exhibirse en fiestas y actos públicos, constituyen las causas principales.

En el caso de mujeres mayores que se unen a chicos jóvenes, que los adoptan bajo su protección y que, en general, los tienen sujetos a base de importantes cifras del talonario; todos sabemos el nombre que se le da a estos sujetos y a quienes consiguen los favores de tipo sexual a cambio de tales recompensas. Lo que ya resulta menos comprensible es que, hombres y mujeres de mentes despiertas, triunfadores en la vida, de inteligencia superior a la normal se dejen arrastrar como ignorantes, consintiendo ser engañados por las palabras engañosas, la adulación, la ficción amorosa y la entrega hipócrita de quienes se valen de sus cualidades físicas y de su facilidad para el fingimiento y el engaño, para procurarse una vida cómoda y un porvenir asegurado aunque, para ello, deban renunciar al verdadero amor, a una familia normal y a una vida sin necesidad de fingimientos ni renuncias.

Es obvio que los hombres, a los que nos hemos referido, forman parte de una clase de personas privilegiadas que, normalmente, están demasiado ocupadas para una relación de pareja normal; que suelen destinar la mayor parte de su juventud a su profesión o negocios, que satisfacen sus necesidades sexuales sin necesidad de utilizar el cortejo o el ligue al estilo antiguo y que, cuando creen que ha llegado el momento de crear una familia, buscan a la mujer que esperan que sea la que mejor les convenga, la que más cuadre con su círculo social y aquella que resulte más impactante, con la que poder presumir ante sus amistades. Tampoco suelen preocuparse demasiado de las amistades de sus mujeres y es muy posible que, con el tiempo, sus relaciones familiares se hagan cada vez más esporádicas, con lo que acaban por tener una vida familiar básicamente basada en el aspecto económico, dejando el resto de aspectos sentimentales para sus relaciones de trabajo y aquellas otras que puedan surgir a través de sus atareadas vidas. Una pena, pero lo cierto es que, en este mundo, no se puede tener todo y hay que conformarse con lo que el destino nos ofrece. En todo caso, como es evidente, todas estas personas se puede decir que no tienen vida privada, que no disponen de una existencia tranquila ni de privacidad alguna ya que, en su calidad de personas públicas o semipúblicas, se ven obligadas a pagar el tributo que la fama y el dinero les exigen como especiales objetivos de los periodistas y las revistas del corazón.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hoy hemos querido hablar de aquellos genios que, curiosamente, en cuando se trata del tema de la relación de sexos, en muchas ocasiones resultan ser unos pardillos, fáciles de engatusar por cualquier mujer experta en las artes de buscarse la vida cuando, evidentemente, tenga algo más que ofrecer, aparte de su inteligencia y su oratoria. Lo que, de ellas, dirían las feministas, con toda seguridad no sería precisamente de su agrado.