Cuando los partidos se convierten en instructores, jueces y ejecutores, la democracia
no sirve nada más que para ser “pábulo” (alimento para la subsistencia o
conservación) de muchos políticos mercenarios de ideas de grupos interesados por lo
suyo y nada más que por lo suyo.Cuando los partidos se convierten en instructores, jueces y ejecutores, la democracia
no sirve nada más que para ser “pábulo” (alimento para la subsistencia o
conservación) de muchos políticos mercenarios de ideas de grupos interesados por lo
suyo y nada más que por lo suyo.
Partidos con siglas “familiares”; partidos de “laboratorio”; partidos “dogmáticos”;
partidos de “ideologías gremiales”; partidos “agencias de colocación”; partidos de
profesores incapaces e incapacitados para presentar su preparación a la Agencia
Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).
Estos partidos, mareando la perdiz, juegan con los intereses de millones de españoles
que, escandalizados, observan cómo cientos de diputados y senadores pueden cobrar
sin resolver ningún problema y, además, hagan méritos (mejor recopilen requisitos)
para tener derecho a la Pensión máxima.
Ya decían nuestros abuelos: “hijos, procurad estar siempre en el sitio apropiado y en
el momento adecuado”.
El señor Pedro Sánchez con sus adláteres y el señor Albert Rivera con sus intelectuales
mediáticos creo que lo entendieron: “hijos, los resultados ya vendrán; no os
preocupéis; vosotros a lo vuestro; la vida sigue y, además, es muy corta”
Suspendidos en su cátedra de política nacional… aprobados en sus asociaciones de
fines gremiales y personales…
¡Si los abuelos levantaran la cabeza!