Madrid, mi ciudad, se quedó sin Juegos Olímpicos… de momento. Reconozco que fue un 2 de octubre in crescendo: el discurso de Obama, los japoneses a lo kamikazee en Dinamarca, Lula y su mapa del desequilibrio, y Madrid, con su Rey a la cabeza. El problema es que en una final entre hermanos, Pelé y compañía nos dieron jaque mate y nos tuvimos que venir para casa. Adiós, 2016.

Ahora, la pregunta está en el aire: ¿Madrid 2020? Sería la tercera tentativa consecutiva y ahora parece que por la norma no escrita de rotación de continentes toca Europa casi seguro. Pero claro, están París, Roma, Moscú, Berlín,… es decir todos los que nos han quitado los votos en Copenhague para dárselos a Río de Janeiro.

Gran dilema éste de 2020, sobre todo cuando acabamos de perder 2016. Sí, hemos dejado atrás al Chicago de Obama y a un Tokio virtual que era excelente, pero Sudamérica y su deuda histórica nos han podido. ¿Falta de estrategia? Muchas dudas con estos miembros del CIO que son más imprevisibles que un caramelo en la puerta de un colegio.

Y es que perder una tercera tendría unas consecuencias realmente desastrosas porque habríamos dilapidado 12 años de esfuerzos continuados y gasto sin retorno. En esta ocasión, me parece que la opinión del pueblo es fundamental, porque hay muchos intereses en juego y no es nada fácil conseguir los votos necesarios para llevarse unos Juegos Olímpicos. Por eso lo de la Londres virtual no deja de sorprenderme, pero bueno.

La candidatura hizo un enorme esfuerzo y los ciudadanos, con su masivo apoyo, también. Pero, ¿qué presentamos ahora si ya el CIO ha dado el visto bueno a Madrid al meterle en la finalísima de Copenhague? No vamos a cambiar la Peineta y la Villa Olímpica de sitio, ¿no? Bueno, todo se acabará viendo, seguro.

Yo, por si acaso, he convencido a un amigo del pueblo de que hay que hacer algo. Y se nos ha ocurrido una idea que puede revolucionar al movimiento olímpico. En nuestro pueblo hay unas tapas (revolconas, champiñones, oreja, morro,…) que harían las delicias del CIO como subsede olímpica de Madrid. Tenemos un frontón y el río podría llegar a ser navegable. Alcalde y Presidente del CIO, no lo piensen ni un instante y, por favor, tomen asiento cuando les diga el nombre de mi pueblo porque ganamos a todos: ¡¡¡¡¡Aveinte!!!!!! Sí, sí, lo que oyen, se llama Aveinte y está a veinte kilómetros de Ávila. No me digan que no es fuerte: Aveinte 2020. Pues ya estamos preparando una peña con camisetas y los aros olímpicos debajo. Estoy entusiasmado con la tontería. No es para menos, ¿no?