El traspaso de un umbral sugiere un movimiento bien delimitado, por lo
general instantáneo; atravesamos ese umbral. Lo llamativo de sus
características relega a planos secundarios a los condicionantes
precisos para dicha actuación. Sin embargo, esa carga previa debe
alcanzar unas dimensiones apropiadas, es la idea comprendida en el
concepto de MASA CRÍTICA. Progresa la suma de condiciones hasta la
acumulación de la cantidad suficiente de elementos. Puede tratarse de
número de participantes, determinados conocimientos, medios aportados
o cualidades necesarias. La idea comprende el requerimiento
imprescindible para el objetivo proyectado.
Por lo tanto, su función es muy pertinente, porque los variados
objetivos, difieren así mismo en cuanto a los medios requeridos para
su obtención. El hallazgo, el logro, de la masa crítica conveniente no
admite excesos ni defectos. Es sabido, un exceso de información suele
desinformar, el condimento con sal reúne sus condiciones, la
planificación de un negocio está en consonancia con el número de
clientes. La justeza de la carga permitirá el mantenimiento de los
proyectos. La VITALIDAD de dichos mecanismos irá a la par del buen
equilibrio de los elementos participantes. Su amortiguación o
progresión puede interrumpirse por las variaciones caprichosas; eso
sin profundizar aún en otras condiciones e intenciones.
Debido a los múltiples factores intervinientes, la elaboración del
resultado es una tarea compleja. Por defecto no se alcanza y por
esceso, perdemos sus capacidades. Constituye un proceso de los
principales, determinante para los eventos posteriores; aunque cabe no
hacerle caso. El hecho de pasar desapercibido, no elimina las
CONSECUENCIAS originadas por su presencia o también por sus ausencias.
En esa acumulación de factores, intuimos las abundantes
responsabilidades involucradas; si bien, paradójicamente, el gran
número facilita la difuminación de cada responsable en concreto. Uno
puede pensar en aquello de no entrar en detalles, para evitarse así
complicaciones incómodas.
Bien sea por la Selectividad, pruebas de ingreso, evaluaciones
periódicas, controles varios; los estudiantes afrontan el paso de
umbrales con las características mencionadas; el APRENDIZAJE es la
fuente de aportaciones en busca de la carga adecuada para sus futuros
retos. Los mínimos exigidos serán los más comentados, son necesarios.
Aunque los límites de máximos en esencia no procedan, tienden a la
estupidez; conviene no obstante, cuidar las extralimitaciones, porque
pueden estropear la masa crítica, con el arrastre consiguiente de sus
protagonistas hacia territorios problemáticos. El equilibrio bien
dispuesto para las aperturas, mantiene las mejores cualidades en forma
y la personalidad en activo.
Hablamos de medidas intuidas cuando hacemos referencia al ajetreo
humano. La posible exactitud de la Física sufre modificaciones
infinitas desde las influencias procedentes de las personas. Con la
edad cambian los requerimientos y los recursos, como bien apreciamos
en los ANCIANOS. En la fase del resumen existencial, el poso de sus
vidas delimita la entidad de los sujetos. La incertidumbre se cuela en
estas valoraciones, el gran número de factores moduladores impide
conclusiones de mayor contundencia. La balanza diferenciadora no
ofrece garantías, por su inestabilidad evolutiva. El individuo ya
atravesó límites insospechados y la cantidad de momentos críticos
variará según la situación personal.
En los ámbitos PROFESIONALES, quizá establecemos antes el bagaje de
conocimientos aconsejables para el buen ejercicio correspondiente. Aún
así, contamos con la formación continuada, debido a las avalanchas de
avances en cada cultura. Al cubrir dichas evoluciones, apenas logramos
una leve aproximación. La tenacidad, el esfuerzo, la bonhomía, la
creatividad para la adaptación a las diversas situaciones, la empatía
o la solidaridad, entre otras muchas propiedades confluyente;
convertirán en suficientes, óptimos o destartalados, a los citados
bagajes. El acopio inicial es imprescindible, pero con la idea clara,
sólo será una parte importante de los comportamientos, dispuesta para
otras coincidencias valiosas.
En el trato de estas realidades sociales, no es posible estacionarse
en una posición cómoda. Una prueba concluyente del dinamismo
insaciable, la experimentamos con las evoluciones CULTURALES.
Cualquier cultura, incluida la de pueblos enteros, cuando se detiene
en su exclusiva conservación y contemplación, entra en una fase
degradante lamentable, sus postulados pierden energía y la disolución
es progresiva, aunque sea lenta. Aún los contenidos espléndidos,
asientan sus maravillas en las conexiones con los entornos; exponen
sus cualidades, refrenan sus excesos y captan los posibles elementos
enriquecedores foráneos. Sus magnitudes están en constante calibración
por la sensibilidad interna, en contraste continuo con los exteriores.
En otro sentido, quizá el fundamental, es importante asentar la cabeza
sobre la irrenunciable personalidad propia; dado que nadie la
sustituye, aunque muchos pretendan suplantarla. Es muy antiguo el afán
dominante de unos sobre otros, con intenciones dispares. Volvemos a la
inestabilidad. Esa CARACTERIZACIÓN personal presenta rasgos duraderos
(Genéticos, corporales, psíquicos), con variaciones evidentes por la
propia evolución individual; y no digamos, por la relación con los
avatares ambientales. En el seguidismo ciego de las directrices
ajenas, uno se pierde, aunque no deja de ser cómplice. La forja
concienzuda del carácter personal, es la masa crítica, de gran valor
para las aportaciones singulares a la sociedad, sin las cuales, no hay
sociedad que valga.
Como no espabilemos, nos la darán siempre en el mismo carrillo; sobre
todo, si nos presentamos con una consistencia endeble. Ya no será
cuestión de enemistades ponzoñosas; las mismas pulsaciones de la
sociedad viva nos acogotarán. Veamos lo acontecido con el relato de
los avatares HISTÓRICOS. Al despreocuparnos, nos inculcan historias
curiosas al borde de la enajenación; a base de registros incompletos,
silenciamientos escogidos, falsificaciones e interpretaciones
alucinantes. Demasiado ocupados en los menesteres cotidianos, alejados
del verdadero monto de la historia, actuamos con la incapacidad para
una reacción crítica. La renuncia a ese contenido mínimo eficaz, nos
aboca al desastre; el buen juicio, la prudencia, la comprensión,
perderán enteros.
Miren por donde ustedes quieran, la diversidad es la regla y la
igualdad forma parte de algunos sueños; la injusticia está presente,
quedando la justicia muy arrinconada; los ejemplos generan un clamor
continuado. Ante cualquier pretensión equilibradora, la vía de los
decretos o de las proclamas partidistas es frustrante de por sí; nace
desequilibrada en origen, con ínfulas, pero sin apoyatura en hechos
coherentes. La masa crítica de cada persona representa su esencia; en
su CONJUNCIÓN de educación, transparencia, exigencia, esfuerzo,
comprensión y audacia. Es a la vez una búsqueda permanente, un
hallazgo y el verdadero apoyo del cual disponemos como personas.