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Marie Cocco

Hacer leña del árbol caído

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WASHINGTON – La Ley de Pleno Empleo del cineasta Michael Moore se estrena pronto en los mejores cines.

Bueno, no exactamente.

Pero por coincidencia exquisita, Michael Moore estuvo en Washington esta semana promocionando su última denuncia cómica de la codicia, la corrupción empresarial y la complicidad de nuestro gobierno en el asalto desenfrenado a la América obrera que nos condujo a la Gran Recesión. "El capitalismo: Una Historia de Amor "se pre-estrenaba por casualidad al mismo tiempo que el Comité de Finanzas del Senado modificaba la "Ley de Salud Futura de América 2009". El panel proporcionaba amablemente horas de metraje potencial del próximo ataque cinematográfico de Moore al sistema.

El desenlace consistió en una mayoría de votos a favor de tumbar las propuestas de crear un plan público de salud para aquellos que carecen de seguro. Con una opción pública implantada por el gobierno federal, los asegurados podrían contratar pólizas que de pronto no serían invalidadas cuando enfermaran y que se facilitarían en estados en donde el mercado de seguros está controlado por una o dos grandes aseguradoras. El consumidor sabría que los beneficios no mueven la negativa de la atención.

Los argumentos en contra de permitir el equivalente a Medicare coexistiendo con el sistema de protección privada fueron descaradamente inexplicables. Así que por favor, preste atención.

Cuando el Senador Demócrata de Nueva York Chuck Schumer preguntaba al Senador Republicano de Iowa Chuck Grassley si apoyaba Medicare - el seguro público destinado a la tercera edad que es muy popular - Grassley respondió: "Creo que Medicare es parte de la estructura social de América... al igual que la Seguridad Social". Cuando Schumer señaló que la opción pública funcionaría de la misma forma, Grassley insistió: Medicare, repitió, está entrelazado en "el tejido social". Pero un plan similar a disposición de los menores de 65 años supuestamente sería desastroso. "El gobierno no es un competidor leal", dijo Grassley. "Es un depredador".

El Senador Republicano de Nevada John Ensign, cuyo apoyo de la Asociación Nacional del Rifle le ha ganado la nota máxima vitalicia que pone el lobby de las armas, argumentaba que los efectos adversos para la salud fruto de la violencia armada y los accidentes de tráfico no se deberían considerar al comparar los resultados sanitarios en general peores de los estadounidenses con los alcanzados por los sistemas de salud pública de Europa. En general, dice, nos está yendo bastante bien "si no se toman en cuenta los accidentes de tráfico -- porque tenemos costumbre de conducir mucho más, ellos cogen el transporte público." Por otra parte, argumentaba Ensign, si se proporciona una opción pública, a la gente le podría gustar. "Cuando vemos los efectos y a las personas les gustan los programas públicos," decía, "hacen que la gente quiera... aguantar mucho más".

La industria aseguradora, se argumentaba, es la que mejor puede contener el gasto a través de la competencia. No hay pruebas de ello. Las pólizas de cobertura familiar incluidas en los planes pagados por los empresarios se han disparado un 131% a lo largo de la última década, según la Fundación Kaiser para la Familia. Apenas el año pasado, las pólizas de cobertura familiar escalaban un 5%, al tiempo que los precios de los demás bienes se han mantenido más o menos estables.

Algunos senadores citaban el programa Medicare Advantage, en el que las organizaciones privadas de prevención sanitaria compiten con el Medicare tradicional, como modelo de competencia eficaz. Esto también fue explicado. Los planes administrados por la industria han costado de manera constante al contribuyente más por asegurado que el programa público -- cerca del 14% más por paciente durante el ejercicio 2009, según la Comisión Asesora de Compensaciones de Medicare, un grupo independiente del Congreso. Cada plan de reforma sanitaria que se está considerando ahora recorta el exceso.

Sin inmutarse, el Comité de Finanzas ponía trabas insalvables hacia su objetivo previsto: canalizar medio billón de dólares en fondos públicos a la industria privada de seguros. "Están sacando adelante el saqueo", se quejaba el Senador Jay Rockefeller, Demócrata de Virginia Occidental que promueve una de las enmiendas de opción pública.

Las estimaciones iniciales obra del panel de economía demuestran que alrededor de 25 millones de personas contratarán seguro a través del nuevo "mercado" montado dentro del plan de reforma de la sanidad. En pocas palabras, la industria de los seguros tendrá 25 millones de clientes nuevos, recibiendo muchos de ellos subsidios públicos para poder pagar el seguro. La Oficina Presupuestaria del Congreso, al evaluar una primera versión de la legislación, estimaba que el subsidio medio por asegurado sería de 5.000 dólares y el costo para el contribuyente se acercaría a 500.000 millones de dólares a lo largo de una década. Desde entonces, el panel ha hecho más generosos los subsidios.

El Senador de Montana Max Baucus, presidente del Comité, protestaba diciendo que "no se trata de un subsidio para la industria. Es dinero que va a la gente". La gente contrataría seguros a una industria cuyo fracaso a la hora de contener el gasto ha hecho inasequible la cobertura en condiciones normales.

Cuento con que Moore pueda encontrar algo de humor en todo esto. De lo contrario lo que tenemos aquí es una tragedia de berrinche.

Hacer leña del árbol caído

Marie Cocco
Marie Cocco
viernes, 2 de octubre de 2009, 01:10 h (CET)
WASHINGTON – La Ley de Pleno Empleo del cineasta Michael Moore se estrena pronto en los mejores cines.

Bueno, no exactamente.

Pero por coincidencia exquisita, Michael Moore estuvo en Washington esta semana promocionando su última denuncia cómica de la codicia, la corrupción empresarial y la complicidad de nuestro gobierno en el asalto desenfrenado a la América obrera que nos condujo a la Gran Recesión. "El capitalismo: Una Historia de Amor "se pre-estrenaba por casualidad al mismo tiempo que el Comité de Finanzas del Senado modificaba la "Ley de Salud Futura de América 2009". El panel proporcionaba amablemente horas de metraje potencial del próximo ataque cinematográfico de Moore al sistema.

El desenlace consistió en una mayoría de votos a favor de tumbar las propuestas de crear un plan público de salud para aquellos que carecen de seguro. Con una opción pública implantada por el gobierno federal, los asegurados podrían contratar pólizas que de pronto no serían invalidadas cuando enfermaran y que se facilitarían en estados en donde el mercado de seguros está controlado por una o dos grandes aseguradoras. El consumidor sabría que los beneficios no mueven la negativa de la atención.

Los argumentos en contra de permitir el equivalente a Medicare coexistiendo con el sistema de protección privada fueron descaradamente inexplicables. Así que por favor, preste atención.

Cuando el Senador Demócrata de Nueva York Chuck Schumer preguntaba al Senador Republicano de Iowa Chuck Grassley si apoyaba Medicare - el seguro público destinado a la tercera edad que es muy popular - Grassley respondió: "Creo que Medicare es parte de la estructura social de América... al igual que la Seguridad Social". Cuando Schumer señaló que la opción pública funcionaría de la misma forma, Grassley insistió: Medicare, repitió, está entrelazado en "el tejido social". Pero un plan similar a disposición de los menores de 65 años supuestamente sería desastroso. "El gobierno no es un competidor leal", dijo Grassley. "Es un depredador".

El Senador Republicano de Nevada John Ensign, cuyo apoyo de la Asociación Nacional del Rifle le ha ganado la nota máxima vitalicia que pone el lobby de las armas, argumentaba que los efectos adversos para la salud fruto de la violencia armada y los accidentes de tráfico no se deberían considerar al comparar los resultados sanitarios en general peores de los estadounidenses con los alcanzados por los sistemas de salud pública de Europa. En general, dice, nos está yendo bastante bien "si no se toman en cuenta los accidentes de tráfico -- porque tenemos costumbre de conducir mucho más, ellos cogen el transporte público." Por otra parte, argumentaba Ensign, si se proporciona una opción pública, a la gente le podría gustar. "Cuando vemos los efectos y a las personas les gustan los programas públicos," decía, "hacen que la gente quiera... aguantar mucho más".

La industria aseguradora, se argumentaba, es la que mejor puede contener el gasto a través de la competencia. No hay pruebas de ello. Las pólizas de cobertura familiar incluidas en los planes pagados por los empresarios se han disparado un 131% a lo largo de la última década, según la Fundación Kaiser para la Familia. Apenas el año pasado, las pólizas de cobertura familiar escalaban un 5%, al tiempo que los precios de los demás bienes se han mantenido más o menos estables.

Algunos senadores citaban el programa Medicare Advantage, en el que las organizaciones privadas de prevención sanitaria compiten con el Medicare tradicional, como modelo de competencia eficaz. Esto también fue explicado. Los planes administrados por la industria han costado de manera constante al contribuyente más por asegurado que el programa público -- cerca del 14% más por paciente durante el ejercicio 2009, según la Comisión Asesora de Compensaciones de Medicare, un grupo independiente del Congreso. Cada plan de reforma sanitaria que se está considerando ahora recorta el exceso.

Sin inmutarse, el Comité de Finanzas ponía trabas insalvables hacia su objetivo previsto: canalizar medio billón de dólares en fondos públicos a la industria privada de seguros. "Están sacando adelante el saqueo", se quejaba el Senador Jay Rockefeller, Demócrata de Virginia Occidental que promueve una de las enmiendas de opción pública.

Las estimaciones iniciales obra del panel de economía demuestran que alrededor de 25 millones de personas contratarán seguro a través del nuevo "mercado" montado dentro del plan de reforma de la sanidad. En pocas palabras, la industria de los seguros tendrá 25 millones de clientes nuevos, recibiendo muchos de ellos subsidios públicos para poder pagar el seguro. La Oficina Presupuestaria del Congreso, al evaluar una primera versión de la legislación, estimaba que el subsidio medio por asegurado sería de 5.000 dólares y el costo para el contribuyente se acercaría a 500.000 millones de dólares a lo largo de una década. Desde entonces, el panel ha hecho más generosos los subsidios.

El Senador de Montana Max Baucus, presidente del Comité, protestaba diciendo que "no se trata de un subsidio para la industria. Es dinero que va a la gente". La gente contrataría seguros a una industria cuyo fracaso a la hora de contener el gasto ha hecho inasequible la cobertura en condiciones normales.

Cuento con que Moore pueda encontrar algo de humor en todo esto. De lo contrario lo que tenemos aquí es una tragedia de berrinche.

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