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Y ahora nos viene usted a anunciar que en la reunión que usted mantendrá con Felipe VI le va a pedir que aconseje al líder del PSOE que se abstenga

El infantilismo político de Albert Rivera

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Aunque lleva años dedicado a la política, Albert Rivera, líder de Ciudadanos, peca de un cierto infantilismo a la hora de afrontar temas de calado constitucional; ciertamente podría haberlo tildado de “analfabeto” político, pero no he querido llegar al insulto porque todo el mundo tiene derecho a evolucionar mediante la meditación y el estudio.

Fue el dictador Franco el que designó, el 30 de julio de 1969, sucesor en la Jefatura del Estado a título de Rey a D. Juan Carlos I, tras haber sido “aprobado” en la Cortes Franquistas por la casi totalidad de los Procuradores, a excepción de diecinueve de ellos. Tras la muerte del dictador, Juan Carlos I, en sesión extraordinaria de las Cortes Generales jura los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional.

La línea sucesoria real se restableció el 14 de mayo de 1977 -dos meses antes de las primeras elecciones democráticas celebradas el 15/VI/1977- cuando Don Juan de Borbón abjuró de su línea hereditaria en favor de su hijo Juan Carlos I.

Y así, señor Rivera, con este gran problema político llegamos los de la “casta”, ya sabe, los ancianos políticos, a intentar arreglar este entuerto mediante la elaboración de la Constitución Española que pusiera un cierto orden, al menos, en lo referente a la Monarquía que, desde luego no debiendo ser absolutista, convertimos en Parlamentaria y, en la en su articulado, me refiero al “candado del 78” se le atribuyen al Monarca las siguientes funciones: “Sancionar y promulgar las leyes. Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los términos previstos en la Constitución. Convocar a referéndum en los casos previstos en la Constitución. Proponer el candidato a Presidente del Gobierno… Ser informado de los asuntos de Estado, etc.”

Debe usted señor Rivera, se lo digo sin acritud, que en ningún momento la Constitución confiere al Rey que influya o aconseje en la vida de la democracia del pueblo español representado, mejor o peor, en los partidos políticos.

Y ahora nos viene usted con el talismán mágico de su infantilismo a anunciar, a bombo y platillo, que en la reunión que usted mantendrá con Felipe VI le va a pedir que aconseje al líder del PSOE que se abstenga en la próxima sesión de investidura, cuando usted sabe o debe saber que los partidos políticos tienen sus órganos propios de decisión y que al Rey, se lo digo por la historia centenaria y cainita que llevamos a cuestas, hay que dejarlo pero que muy tranquilito.

Lea señor Rivera, lea Historia de España y sus Constituciones, y de paso explique a S.M. qué es su abstención técnica, pues esa payasada de frase no existe en ningún manual político.

El infantilismo político de Albert Rivera

Y ahora nos viene usted a anunciar que en la reunión que usted mantendrá con Felipe VI le va a pedir que aconseje al líder del PSOE que se abstenga
José García Pérez
domingo, 24 de julio de 2016, 01:27 h (CET)
Aunque lleva años dedicado a la política, Albert Rivera, líder de Ciudadanos, peca de un cierto infantilismo a la hora de afrontar temas de calado constitucional; ciertamente podría haberlo tildado de “analfabeto” político, pero no he querido llegar al insulto porque todo el mundo tiene derecho a evolucionar mediante la meditación y el estudio.

Fue el dictador Franco el que designó, el 30 de julio de 1969, sucesor en la Jefatura del Estado a título de Rey a D. Juan Carlos I, tras haber sido “aprobado” en la Cortes Franquistas por la casi totalidad de los Procuradores, a excepción de diecinueve de ellos. Tras la muerte del dictador, Juan Carlos I, en sesión extraordinaria de las Cortes Generales jura los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional.

La línea sucesoria real se restableció el 14 de mayo de 1977 -dos meses antes de las primeras elecciones democráticas celebradas el 15/VI/1977- cuando Don Juan de Borbón abjuró de su línea hereditaria en favor de su hijo Juan Carlos I.

Y así, señor Rivera, con este gran problema político llegamos los de la “casta”, ya sabe, los ancianos políticos, a intentar arreglar este entuerto mediante la elaboración de la Constitución Española que pusiera un cierto orden, al menos, en lo referente a la Monarquía que, desde luego no debiendo ser absolutista, convertimos en Parlamentaria y, en la en su articulado, me refiero al “candado del 78” se le atribuyen al Monarca las siguientes funciones: “Sancionar y promulgar las leyes. Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los términos previstos en la Constitución. Convocar a referéndum en los casos previstos en la Constitución. Proponer el candidato a Presidente del Gobierno… Ser informado de los asuntos de Estado, etc.”

Debe usted señor Rivera, se lo digo sin acritud, que en ningún momento la Constitución confiere al Rey que influya o aconseje en la vida de la democracia del pueblo español representado, mejor o peor, en los partidos políticos.

Y ahora nos viene usted con el talismán mágico de su infantilismo a anunciar, a bombo y platillo, que en la reunión que usted mantendrá con Felipe VI le va a pedir que aconseje al líder del PSOE que se abstenga en la próxima sesión de investidura, cuando usted sabe o debe saber que los partidos políticos tienen sus órganos propios de decisión y que al Rey, se lo digo por la historia centenaria y cainita que llevamos a cuestas, hay que dejarlo pero que muy tranquilito.

Lea señor Rivera, lea Historia de España y sus Constituciones, y de paso explique a S.M. qué es su abstención técnica, pues esa payasada de frase no existe en ningún manual político.

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