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Marie Cocco

En números rojos por la Sanidad

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WASHINGTON - Se trata de "un asalto espectacular a la libertad" (Senador Jon Kyl, Republicano de Arizona). Se trata de "tratar de forzar o imponer una sola solución única a todos los estados" (Senador Orrin Hatch, Republicano de Utah). Es un plan que "sube demasiado los impuestos y fomenta demasiado el gobierno" (Senador John Cornyn, Republicano de Texas).

Es también una transferencia masiva de dinero de los contribuyentes de estados tradicionalmente izquierdistas y Demócratas a los electores de estados tradicionalmente conservadores y Republicanos.

Esto pasó desapercibido durante las horas de verborrea de bipartidismo que marcaron la sesión de control que hace el Comité de Finanzas del Senado a su versión de legislación de reforma de la sanidad. Tal es el caso que justo mientras la instancia iniciaba su ardua vista de remodelación de la propuesta avanzada por el Senador Max Baucus, D-Mont., la Oficina del Censo nos daba una imagen muy buena de qué estadounidenses van a beneficiarse más de la iniciativa de asegurar a más personas - así como de quién va a recibir realmente esas subvenciones de los contribuyentes para pagar un seguro, y de qué estados sacarán más de los cambios en Medicaid encaminados a garantizar que los más pobres acceden a la sanidad.

En general, aproximadamente el 15 por ciento de los estadounidenses no tiene seguro médico, de acuerdo con la 2008 American Community Survey. Pero esta es la imagen estado por estado:

"Treinta y un estados y el Distrito de Columbia tienen índices de no asegurados inferiores a la media nacional", reza el análisis encargado para la Oficina. "Todos los estados del Medio Oeste y el Nordeste se incluyen en este grupo. Diecinueve estados registraron tasas más altas que la media nacional; 10 de estos estados se encuentran en el sur y los otros nueve en el oeste".

El estado con mayor proporción de personas sin seguro es Texas, de donde es Cornyn, donde el 24 por ciento de los residentes carece de cobertura. Los otros cuatro estados con tasas de no asegurados del 20 por ciento o más son Alaska, Florida, Nevada y Nuevo México.

Los estados con tasas de no asegurados entre el 17 y el 20 por ciento también están en el Sur y el Oeste. Incluyen Montana (Baucus), Arizona (Kyl) y Idaho, representado en el Comité de Finanzas por el Republicano Mike Crapo.

Si se superpone el mapa de colores del Censo que indica los percentiles de no asegurados de cada estado, la cosa guarda un gran parecido con esos mapas de estados Republicanos y Demócratas que se usan las noches electorales. Sin embargo, la América Demócrata, a través de sus representantes Demócratas en su mayoría, parece dispuesta - por razones fiscales, políticas o morales – a tender su mano y abrir la cartera para que los estadounidenses de los estados Republicanos puedan asegurarse.

"No es un problema uniforme a nivel nacional", dice Steve Zuckerman, investigador del Urban Institute y experto en Medicaid. Debido a que tiene que haber una mayor mejora en la cobertura en el Sur y el Oeste, dice Zuckerman, "habrá una redistribución geográfica".

Los bajos índices de cobertura en el Sur y Oeste son resultado de la mínima presencia de seguros pagados por la empresa, dice Zuckerman. Mientras tanto, estos estados también son menos dados a intentar cerrar la brecha con Medicaid. Históricamente han impuesto restricciones firmes al nivel de renta y las demás barreras que impiden acogerse a los programas federales-estatales conjuntos destinados a personas de bajos ingresos. En Texas, un padre que trabaja debe tener unos ingresos anuales un 27 por ciento por debajo del umbral federal de pobreza - que asciende a 5.953,50 dólares en el caso de una familia de cuatro miembros – para tener derecho a Medicaid, según la Fundación Kaiser para la Familia.

Las regiones tradicionalmente hostiles a los sindicatos y las empresas sindicalizadas tienden a ofrecer una mejor cobertura de seguros que las que no lo son. Sin embargo, son los propios trabajadores sindicalizados y sus patronos los que pueden salir mal parados del ejercicio fiscal de pólizas caras que se propone – impuestos que fluirán a los que no tienen seguro en forma de subvenciones para comprar un seguro.

La legislación en ambas cámaras requeriría una expansión de Medicaid para cubrir a más adultos, así como a más niños que se tratan por separado. En la propuesta de Baucus, esto equivale a 287.000 millones de dólares en nuevos gastos federales, de acuerdo con la Oficina Presupuestaria del Congreso. Gran parte de ello se derivaría a los estados que han evitado la expansión de la cobertura de Medicaid. Los estados que ya han ampliado la cobertura - los más generosos están en el Nordeste y el Centro-Oeste - no recibirían esa gran inyección de dinero.

Con todo este dinero fluyendo a sus electores, sería de esperar que alguno de los congresistas Republicanos abandonara la retórica belicista en beneficio del bienestar de sus estados. Por el contrario, se comportan de forma parecida a esos gobernadores Republicanos que se comprometieron a rechazar el dinero federal del estímulo económico - sólo para cogerlo y adornarlo por otra vía.

La hipocresía política no tiene partido y, a menudo, no tiene límites. Lo asombroso es que los estadounidenses bien intencionados lo soporten - y que también lo vayan a sufragar.

En números rojos por la Sanidad

Marie Cocco
Marie Cocco
sábado, 26 de septiembre de 2009, 08:51 h (CET)
WASHINGTON - Se trata de "un asalto espectacular a la libertad" (Senador Jon Kyl, Republicano de Arizona). Se trata de "tratar de forzar o imponer una sola solución única a todos los estados" (Senador Orrin Hatch, Republicano de Utah). Es un plan que "sube demasiado los impuestos y fomenta demasiado el gobierno" (Senador John Cornyn, Republicano de Texas).

Es también una transferencia masiva de dinero de los contribuyentes de estados tradicionalmente izquierdistas y Demócratas a los electores de estados tradicionalmente conservadores y Republicanos.

Esto pasó desapercibido durante las horas de verborrea de bipartidismo que marcaron la sesión de control que hace el Comité de Finanzas del Senado a su versión de legislación de reforma de la sanidad. Tal es el caso que justo mientras la instancia iniciaba su ardua vista de remodelación de la propuesta avanzada por el Senador Max Baucus, D-Mont., la Oficina del Censo nos daba una imagen muy buena de qué estadounidenses van a beneficiarse más de la iniciativa de asegurar a más personas - así como de quién va a recibir realmente esas subvenciones de los contribuyentes para pagar un seguro, y de qué estados sacarán más de los cambios en Medicaid encaminados a garantizar que los más pobres acceden a la sanidad.

En general, aproximadamente el 15 por ciento de los estadounidenses no tiene seguro médico, de acuerdo con la 2008 American Community Survey. Pero esta es la imagen estado por estado:

"Treinta y un estados y el Distrito de Columbia tienen índices de no asegurados inferiores a la media nacional", reza el análisis encargado para la Oficina. "Todos los estados del Medio Oeste y el Nordeste se incluyen en este grupo. Diecinueve estados registraron tasas más altas que la media nacional; 10 de estos estados se encuentran en el sur y los otros nueve en el oeste".

El estado con mayor proporción de personas sin seguro es Texas, de donde es Cornyn, donde el 24 por ciento de los residentes carece de cobertura. Los otros cuatro estados con tasas de no asegurados del 20 por ciento o más son Alaska, Florida, Nevada y Nuevo México.

Los estados con tasas de no asegurados entre el 17 y el 20 por ciento también están en el Sur y el Oeste. Incluyen Montana (Baucus), Arizona (Kyl) y Idaho, representado en el Comité de Finanzas por el Republicano Mike Crapo.

Si se superpone el mapa de colores del Censo que indica los percentiles de no asegurados de cada estado, la cosa guarda un gran parecido con esos mapas de estados Republicanos y Demócratas que se usan las noches electorales. Sin embargo, la América Demócrata, a través de sus representantes Demócratas en su mayoría, parece dispuesta - por razones fiscales, políticas o morales – a tender su mano y abrir la cartera para que los estadounidenses de los estados Republicanos puedan asegurarse.

"No es un problema uniforme a nivel nacional", dice Steve Zuckerman, investigador del Urban Institute y experto en Medicaid. Debido a que tiene que haber una mayor mejora en la cobertura en el Sur y el Oeste, dice Zuckerman, "habrá una redistribución geográfica".

Los bajos índices de cobertura en el Sur y Oeste son resultado de la mínima presencia de seguros pagados por la empresa, dice Zuckerman. Mientras tanto, estos estados también son menos dados a intentar cerrar la brecha con Medicaid. Históricamente han impuesto restricciones firmes al nivel de renta y las demás barreras que impiden acogerse a los programas federales-estatales conjuntos destinados a personas de bajos ingresos. En Texas, un padre que trabaja debe tener unos ingresos anuales un 27 por ciento por debajo del umbral federal de pobreza - que asciende a 5.953,50 dólares en el caso de una familia de cuatro miembros – para tener derecho a Medicaid, según la Fundación Kaiser para la Familia.

Las regiones tradicionalmente hostiles a los sindicatos y las empresas sindicalizadas tienden a ofrecer una mejor cobertura de seguros que las que no lo son. Sin embargo, son los propios trabajadores sindicalizados y sus patronos los que pueden salir mal parados del ejercicio fiscal de pólizas caras que se propone – impuestos que fluirán a los que no tienen seguro en forma de subvenciones para comprar un seguro.

La legislación en ambas cámaras requeriría una expansión de Medicaid para cubrir a más adultos, así como a más niños que se tratan por separado. En la propuesta de Baucus, esto equivale a 287.000 millones de dólares en nuevos gastos federales, de acuerdo con la Oficina Presupuestaria del Congreso. Gran parte de ello se derivaría a los estados que han evitado la expansión de la cobertura de Medicaid. Los estados que ya han ampliado la cobertura - los más generosos están en el Nordeste y el Centro-Oeste - no recibirían esa gran inyección de dinero.

Con todo este dinero fluyendo a sus electores, sería de esperar que alguno de los congresistas Republicanos abandonara la retórica belicista en beneficio del bienestar de sus estados. Por el contrario, se comportan de forma parecida a esos gobernadores Republicanos que se comprometieron a rechazar el dinero federal del estímulo económico - sólo para cogerlo y adornarlo por otra vía.

La hipocresía política no tiene partido y, a menudo, no tiene límites. Lo asombroso es que los estadounidenses bien intencionados lo soporten - y que también lo vayan a sufragar.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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