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Las denuncias de que el Tiranosaurio de la calle Yegros realiza campañas sucias para arrebatar negocios a su competencia quedaron plenamente confirmadas

Se confirman oscuras motivaciones de Zucolillo

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Dijo un político estadounidense hace casi un siglo, que la primera víctima de una guerra es la verdad. Y de hecho, la verdad fue la primera víctima de varias guerras que Aldo Zucolillo decidió entablar en pro de sus intereses empresariales, haciendo rodar cabezas a voluntad dentro la estructura del estado cuando osaban contrariarlo.

Durante décadas, el dueño del diario ABC color abusó de su medio para quedarse con los negocios que apetecía, realizando furibundas campañas negativas contra autoridades de turno, cuyo trasfondo era la ambición del Tiranosaurio de arrebatar ganancias a sus competidores.

Sus víctimas predilectas fueron los directores de entes estatales que podían realizar graciosas concesiones de jugosos negociados en diferentes rubros: el INDERT, Petropar, las hidroeléctricas binacionales, CONATEL, etc. Para el diario ABC color, los negocios que realizaba el estado eran corruptos y arrojaban e pérdidas si el beneficiado no era Aldo Zucolillo.

Para lograr sus objetivos, el poder mediático era solo un anexo, pues con su inmenso poder financiero, el Tiranosaurio de la calle Yegros había logrado montar un andamiaje parafiscal, parapolicial y paramilitar con el cual acompañaba la pesadilla de pavor que creaba con sus titulares.

Aunque era vox populi que el móvil de sus campañas negativas era sencillamente obtener para sí los mejores contratos de todos los negocios que pudieran redituar ganancias millonarias, pocas veces había quedado al descubierto que el pretendido campeón de la “libertad de expresión” y adalid de la “prensa libre”, Aldo Zucolillo, solo perseguía arrebatar un jugoso contrato a un competidor. Es exactamente lo que ha sucedido en los últimos días, al corroborarse el móvil de sus campañas contra las autoridades del fútbol paraguayo y sudamericano.

La semana pasada el senador Víctor Bogado había realizado la denuncia, en pleno Congreso, que en realidad el Tiranosaurio de la calle Yegros (Aldo Zucolillo), buscaba desprestigiar el contrato firmado entre la APF y Tigo Milicom, su competencia en telefonía móvil, por un interés de forzar la rescisión del contrato. Para ello presionaba a las nuevas autoridades del Fútbol buscando lograr que su empresa de telefonía móvil, Personal, se quede con el gran negocio que el espectáculo deportivo representa.

En medio de la refriega mediática con Bogado, y dando muestras de haber perdido la lucidez debido a su avanzada edad, Aldo Zucolillo reconoció haber pagado una descomunal coima para que una de sus empresas (Nucleo SA) sea favorecida con la banda B de telefonía móvil.

Las acusaciones del senador Bogado se vieron respaldadas el último fin de semana por aclaraciones publicadas por las autoridades de la CONMEBOL, en grandes espacios en medios masivos que tuvieron gran difusión, en los que se confirmaba que los ataques de Zucolillo respondían a intereses puramente empresariales.

Una semana antes de estas publicaciones rubricadas por Alejandro Domínguez Wilson, el senador había revelado a través de una publicación digital las verdaderas motivaciones de los ataques que realizaba Zucolillo a la matriz del fútbol.

Paralelamente a las publicaciones, la reacción ciudadana a la campaña de Zucolillo fue absolutamente nula. Es que la estrategia del Tiranosaurio se había repetido tantas veces, que la sociedad paraguaya pudo discernir su metodología y quedar inmunizada a sus conjuros.

Sería saludable que tras esta sacudida, quienes quedaron al descubierto como vulgares matones de la prensa ofrezcan las explicaciones pertinentes.

Ya lo dijo Honoré de Balzac: Detrás de cada gran fortuna hay un delito. En el caso del Tiranosaurio de la calle Yegros, preocupado por los delitos solo cuando son ajenos, hay suficiente patrimonio en sospechas.

Se confirman oscuras motivaciones de Zucolillo

Las denuncias de que el Tiranosaurio de la calle Yegros realiza campañas sucias para arrebatar negocios a su competencia quedaron plenamente confirmadas
Luis Agüero Wagner
viernes, 22 de julio de 2016, 01:37 h (CET)
Dijo un político estadounidense hace casi un siglo, que la primera víctima de una guerra es la verdad. Y de hecho, la verdad fue la primera víctima de varias guerras que Aldo Zucolillo decidió entablar en pro de sus intereses empresariales, haciendo rodar cabezas a voluntad dentro la estructura del estado cuando osaban contrariarlo.

Durante décadas, el dueño del diario ABC color abusó de su medio para quedarse con los negocios que apetecía, realizando furibundas campañas negativas contra autoridades de turno, cuyo trasfondo era la ambición del Tiranosaurio de arrebatar ganancias a sus competidores.

Sus víctimas predilectas fueron los directores de entes estatales que podían realizar graciosas concesiones de jugosos negociados en diferentes rubros: el INDERT, Petropar, las hidroeléctricas binacionales, CONATEL, etc. Para el diario ABC color, los negocios que realizaba el estado eran corruptos y arrojaban e pérdidas si el beneficiado no era Aldo Zucolillo.

Para lograr sus objetivos, el poder mediático era solo un anexo, pues con su inmenso poder financiero, el Tiranosaurio de la calle Yegros había logrado montar un andamiaje parafiscal, parapolicial y paramilitar con el cual acompañaba la pesadilla de pavor que creaba con sus titulares.

Aunque era vox populi que el móvil de sus campañas negativas era sencillamente obtener para sí los mejores contratos de todos los negocios que pudieran redituar ganancias millonarias, pocas veces había quedado al descubierto que el pretendido campeón de la “libertad de expresión” y adalid de la “prensa libre”, Aldo Zucolillo, solo perseguía arrebatar un jugoso contrato a un competidor. Es exactamente lo que ha sucedido en los últimos días, al corroborarse el móvil de sus campañas contra las autoridades del fútbol paraguayo y sudamericano.

La semana pasada el senador Víctor Bogado había realizado la denuncia, en pleno Congreso, que en realidad el Tiranosaurio de la calle Yegros (Aldo Zucolillo), buscaba desprestigiar el contrato firmado entre la APF y Tigo Milicom, su competencia en telefonía móvil, por un interés de forzar la rescisión del contrato. Para ello presionaba a las nuevas autoridades del Fútbol buscando lograr que su empresa de telefonía móvil, Personal, se quede con el gran negocio que el espectáculo deportivo representa.

En medio de la refriega mediática con Bogado, y dando muestras de haber perdido la lucidez debido a su avanzada edad, Aldo Zucolillo reconoció haber pagado una descomunal coima para que una de sus empresas (Nucleo SA) sea favorecida con la banda B de telefonía móvil.

Las acusaciones del senador Bogado se vieron respaldadas el último fin de semana por aclaraciones publicadas por las autoridades de la CONMEBOL, en grandes espacios en medios masivos que tuvieron gran difusión, en los que se confirmaba que los ataques de Zucolillo respondían a intereses puramente empresariales.

Una semana antes de estas publicaciones rubricadas por Alejandro Domínguez Wilson, el senador había revelado a través de una publicación digital las verdaderas motivaciones de los ataques que realizaba Zucolillo a la matriz del fútbol.

Paralelamente a las publicaciones, la reacción ciudadana a la campaña de Zucolillo fue absolutamente nula. Es que la estrategia del Tiranosaurio se había repetido tantas veces, que la sociedad paraguaya pudo discernir su metodología y quedar inmunizada a sus conjuros.

Sería saludable que tras esta sacudida, quienes quedaron al descubierto como vulgares matones de la prensa ofrezcan las explicaciones pertinentes.

Ya lo dijo Honoré de Balzac: Detrás de cada gran fortuna hay un delito. En el caso del Tiranosaurio de la calle Yegros, preocupado por los delitos solo cuando son ajenos, hay suficiente patrimonio en sospechas.

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