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“La oportunidad queda perdida frecuentemente entre las deliberaciones” Publilio Siro

Errores y políticos empecinados, lastran el destino de España

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En ocasiones, los que pertenecemos al pueblo, los que nos dejamos guiar por quienes creemos que están más capacitados para conducirnos hacia lo que más nos conviene y es beneficioso a los intereses del país; quedamos perplejos ante los giros que son capaces de darle a la política, aquellos a los que les encomendamos gestionar nuestros asuntos públicos; las maquinaciones usadas por ellos para solventar cuestiones, en apariencia, simples y la forma en que parecen complicarse la vida ante situaciones que, al vulgo, le parecerían carentes de dificultad alguna. Recuerdo cuando, siendo un niño, los religiosos del colegio al que me llevaron mis padres, apenas concluida la Guerra Civil, solían aconsejarnos que, cuando no supiéramos que contestar a alguien que pusiera en duda alguno de los dogmas de la iglesia católica, debíamos recurrir a una vía de escape, sencilla y válida para todos los casos, consistente en replicar a quien quisiera confundirnos, con la siguiente frase: “Doctores tiene la Santa Iglesia que podrán responder a esta cuestión”. Por desgracia, cuando nos hemos hecho mayores, no siempre estos “doctores” que debían aclarar las dudas sobre nuestras creencias, han podido, han sabido o han conseguido despejar, con sólidos argumentos, nuestras dudas respecto a nuestro futuro metafísico.

Cuando los políticos intentan convertir en una tempestad las ondas que se producen en un charco de agua cuando lo pisamos y elevar a la categoría de “grave obstáculo” para el entendimiento, una diferencia de diez votos en una votación que, aparte de no ser necesarios para el objetivo que se proponía, consistente en elegir a la señora Ana Pastor presidenta del Parlamento de la nación española, un nombramiento garantizado por la aritmética parlamentaria, contando con las abstenciones anunciadas y los votos en blanco de partidos como el PNV; los ciudadanos empezamos a cuestionarnos si, detrás de todos estos rifirrafes, de estas picajoserías infantiles o de los cambios de orientación ocasionados por enfrentamientos absurdos, no existen políticas deliberadas que se valen de la más mínima oportunidad para intentar arrastrar a la opinión pública a su redil, evitando comprometerse en situaciones que pudieran exigirles asumir una responsabilidad que no les agrada, que no consideran beneficiosa a sus intereses o que estiman que favorecen más a su adversario que a ellos mismos. Creemos que nos encontramos, en el caso de Ciudadanos del señor Rivera, en uno de estos casos en el que se da la sensación de que, la mera sospecha de que algún partido nacionalista hubiera contribuido, con su apoyo, al nombramiento de la señora Pastor, le ha servido de pretexto para poner en cuestión una posible abstención en la posible investidura del señor Rajoy como Presidente del gobierno.

Parece ser que, en la actualidad, según los resultados de las elecciones del 26J, después de que el PSOE del señor Sánchez, haya repetido por milésima vez que no va a votar a favor de don Mariano y que tampoco se va a abstener , las únicas posibilidades que quedan para evitar volver a unas terceras elecciones que, al parecer, no les gustan a ninguno de los partidos en liza, es una entente de todas las izquierdas con los partidos de extrema izquierda y los nacionalistas, lo que supondría que el PSOE debería aliarse con Podemos y con los partidos nacionalistas como ERC y la nueva CDC, con el nombre que decidan finalmente adoptar o un gobierno del PP y C’s que sumaría unos 170 escaños, y la posible abstención del PSOE o la del resto de partidos minoritarios, una posibilidad que, a la vista de sus respectivas posturas, no parece probable.

De hecho nos encontramos ante un juego en el que, el PSOE y C’s, han iniciado un peloteo para evitar ser el partido que apoyara al PP para formar un gobierno, intentando que sus votantes no tuvieran la sensación de haber sido traicionados por sus líderes, después de que éstos llevan meses anunciando que no quieren tener nada que ver con el señor Rajoy “ que ha llevado al país a la bancarrota” y que, los del PP, son todos unos corruptos, amén de que la reforma laboral ha sido mala para los obreros; olvidando que ha sido el PP el que ha conseguido los mejores resultados en las dos últimas elecciones, especialmente en la última del 26J, en la que ha sido el único partido que aumentado en número de votos, ha conseguido mayoría absoluta en el Senado y adelanta al PSOE en 52 escaños.

Las contradicciones entre lo que dicen los socialistas y los del partido Ciudadanos ( de Podemos no vamos a hablar por ser conocida su actitud antisistema y su fanatismo comunista que, afortunadamente para España, ha quedado desenmascarado, cuando no han conseguido el sorpaso que venían anunciando, de adelantar al PSOE, fallando en sus cálculos de conseguir, de su alianza con IU, una mejora sustancial en el número de escaños) , sus declaraciones de que no desean unas terceras elecciones y el sarcasmo con el que animan al PP a que trabaje para conseguir las alianzas necesarias para alcanzar la investidura, cuando son conscientes que no tiene posibilidades de alcanzar tales apoyos si ellos no colaboran. Resulta especialmente lacerante el comportamiento de Ciudadanos del señor Rivera que, después de decir que no apoyaría ni por activa ni por pasiva al PP, decidió que se abst4endría en la segunda votación ( abstención técnica para ellos) y ahora, sin tener prueba de dónde han salido los diez votos que se sumaron a los del PP y de Ciudadanos para conseguir la elección de la señora Pastor como presidenta del Congreso de Diputados; vuelven a lanzar la caballería sobre el señor Rajoy, al que acusan de haberlos traicionado por haber, supuestamente, pactado con los nacionalistas catalanes y vascos.

Qué quieren que les diga, pero nos huele a chamusquina tanta zarandaja, tantas pegas y objeciones, cuando todos sabemos que España no está para perder más tiempo en conseguir formar un gobierno; que se deben aprobar los PGE para que, a su vez, todas la autonomías conozcan sus límites de gastos para tramitar los suyos; que precisamos un gobierno estable para que los inversores se decidan a invertir, algo que no ocurrirá si existe el menor peligro de que saliera un gobierno de izquierdas o, incluso, si el señor Rajoy pudiera gobernar en solitario, una situación que, con toda seguridad, sería imposible de sostener durante toda una legislatura. El señor Rivera, que tanto viene hablando de pactos, que tantas veces ha invitado al PP y al PSOE a sentarse en una mesa a negociar, parece que no se resigna a perder protagonismo y no desaprovecha la ocasión de intentar llamar la atención, aunque cada ocasión que lo intenta consigue armar el lío.

Sin embargo, tenemos la sensación de que, el líder de Ciudadanos, está intentando un juego peligroso, como hizo cuando pretendió aliarse con el PSOE y estuvo a punto de verse en la tesitura de romper su acuerdo cuando era evidente que, el señor Sánchez, intentaba por todos los medios una alianza con los de Unidos Podemos. Porque es obvio que, lo que le correspondería a un partido que presume de ser de centro-izquierda, ante la evidencia de que el vencedor de las elecciones, claro vencedor, ha sido el PP, sería ofrecerse a formar parte de un gobierno de coalición y, si no, al menos apoyar con su sí claro la investidura del señor Rajoy ofreciéndole un pacto de gobernación, durante la legislatura, con el gobierno del PP, acordando los puntos de su programa que pudieran ser llevados adelante con el apoyo de los gobernantes populares.

. En todo caso, si a estas alturas siguen las espadas en alto, no hay posibilidades de un llamado gobierno de izquierdas ( frente populista) y los que podrían facilitar uno de derechas ( PSOE Y Ciudadanos) no están por la labor de facilitarlo; mucho nos tememos que no quedan otras posibilidades que someternos a la humillación de acudir a unos nuevos comicios, los terceros, para desbloquear una situación que se está haciendo endémica y que tiene pinta de acarrear graves perjuicios a nuestra nación.

O así es como, señores, desde la óptica un ciudadano de a pie, tenemos la impresión de que viene siendo necesario que, dentro de cada uno de los partidos a los que les cabe la responsabilidad de colaborar a formar gobierno, se empiece a pensar si, lo que hace verdaderamente falta es un relevo de direcciones y de líderes, para cubrir sus vacantes con personas menos fanáticas, menos quemadas, más flexibles, más negociadoras y capaces de anteponer, a sus políticas de partido y a sus ideales sobre un mundo mejor, el pragmatismo del sentido común, de lo posible, de lo urgente y de lo que conviene en estos momentos de inseguridad y de tormentas políticas, que parece que está amenazando a Europa y a una España que se estaba empezando a recuperar, que está bajo la vigilancia directa de Bruselas y del BCE, el FMI y el BEI, así como de todos aquellos potenciales inversores que estuvieran pensando invertir en nuestra nación. Una política de dilatación, de retraso, de pérdida de tiempo, de sucesivas consultas que a nada conducen; de dejar asuntos de extrema importancia y urgentes para tiempos venideros, no hay duda que sería algo así como hacerse el harakiri, simplemente por los intereses espurios de unos pocos, incapaces de saber lo que les conviene a los españoles y al país.

Errores y políticos empecinados, lastran el destino de España

“La oportunidad queda perdida frecuentemente entre las deliberaciones” Publilio Siro
Miguel Massanet
viernes, 22 de julio de 2016, 01:35 h (CET)
En ocasiones, los que pertenecemos al pueblo, los que nos dejamos guiar por quienes creemos que están más capacitados para conducirnos hacia lo que más nos conviene y es beneficioso a los intereses del país; quedamos perplejos ante los giros que son capaces de darle a la política, aquellos a los que les encomendamos gestionar nuestros asuntos públicos; las maquinaciones usadas por ellos para solventar cuestiones, en apariencia, simples y la forma en que parecen complicarse la vida ante situaciones que, al vulgo, le parecerían carentes de dificultad alguna. Recuerdo cuando, siendo un niño, los religiosos del colegio al que me llevaron mis padres, apenas concluida la Guerra Civil, solían aconsejarnos que, cuando no supiéramos que contestar a alguien que pusiera en duda alguno de los dogmas de la iglesia católica, debíamos recurrir a una vía de escape, sencilla y válida para todos los casos, consistente en replicar a quien quisiera confundirnos, con la siguiente frase: “Doctores tiene la Santa Iglesia que podrán responder a esta cuestión”. Por desgracia, cuando nos hemos hecho mayores, no siempre estos “doctores” que debían aclarar las dudas sobre nuestras creencias, han podido, han sabido o han conseguido despejar, con sólidos argumentos, nuestras dudas respecto a nuestro futuro metafísico.

Cuando los políticos intentan convertir en una tempestad las ondas que se producen en un charco de agua cuando lo pisamos y elevar a la categoría de “grave obstáculo” para el entendimiento, una diferencia de diez votos en una votación que, aparte de no ser necesarios para el objetivo que se proponía, consistente en elegir a la señora Ana Pastor presidenta del Parlamento de la nación española, un nombramiento garantizado por la aritmética parlamentaria, contando con las abstenciones anunciadas y los votos en blanco de partidos como el PNV; los ciudadanos empezamos a cuestionarnos si, detrás de todos estos rifirrafes, de estas picajoserías infantiles o de los cambios de orientación ocasionados por enfrentamientos absurdos, no existen políticas deliberadas que se valen de la más mínima oportunidad para intentar arrastrar a la opinión pública a su redil, evitando comprometerse en situaciones que pudieran exigirles asumir una responsabilidad que no les agrada, que no consideran beneficiosa a sus intereses o que estiman que favorecen más a su adversario que a ellos mismos. Creemos que nos encontramos, en el caso de Ciudadanos del señor Rivera, en uno de estos casos en el que se da la sensación de que, la mera sospecha de que algún partido nacionalista hubiera contribuido, con su apoyo, al nombramiento de la señora Pastor, le ha servido de pretexto para poner en cuestión una posible abstención en la posible investidura del señor Rajoy como Presidente del gobierno.

Parece ser que, en la actualidad, según los resultados de las elecciones del 26J, después de que el PSOE del señor Sánchez, haya repetido por milésima vez que no va a votar a favor de don Mariano y que tampoco se va a abstener , las únicas posibilidades que quedan para evitar volver a unas terceras elecciones que, al parecer, no les gustan a ninguno de los partidos en liza, es una entente de todas las izquierdas con los partidos de extrema izquierda y los nacionalistas, lo que supondría que el PSOE debería aliarse con Podemos y con los partidos nacionalistas como ERC y la nueva CDC, con el nombre que decidan finalmente adoptar o un gobierno del PP y C’s que sumaría unos 170 escaños, y la posible abstención del PSOE o la del resto de partidos minoritarios, una posibilidad que, a la vista de sus respectivas posturas, no parece probable.

De hecho nos encontramos ante un juego en el que, el PSOE y C’s, han iniciado un peloteo para evitar ser el partido que apoyara al PP para formar un gobierno, intentando que sus votantes no tuvieran la sensación de haber sido traicionados por sus líderes, después de que éstos llevan meses anunciando que no quieren tener nada que ver con el señor Rajoy “ que ha llevado al país a la bancarrota” y que, los del PP, son todos unos corruptos, amén de que la reforma laboral ha sido mala para los obreros; olvidando que ha sido el PP el que ha conseguido los mejores resultados en las dos últimas elecciones, especialmente en la última del 26J, en la que ha sido el único partido que aumentado en número de votos, ha conseguido mayoría absoluta en el Senado y adelanta al PSOE en 52 escaños.

Las contradicciones entre lo que dicen los socialistas y los del partido Ciudadanos ( de Podemos no vamos a hablar por ser conocida su actitud antisistema y su fanatismo comunista que, afortunadamente para España, ha quedado desenmascarado, cuando no han conseguido el sorpaso que venían anunciando, de adelantar al PSOE, fallando en sus cálculos de conseguir, de su alianza con IU, una mejora sustancial en el número de escaños) , sus declaraciones de que no desean unas terceras elecciones y el sarcasmo con el que animan al PP a que trabaje para conseguir las alianzas necesarias para alcanzar la investidura, cuando son conscientes que no tiene posibilidades de alcanzar tales apoyos si ellos no colaboran. Resulta especialmente lacerante el comportamiento de Ciudadanos del señor Rivera que, después de decir que no apoyaría ni por activa ni por pasiva al PP, decidió que se abst4endría en la segunda votación ( abstención técnica para ellos) y ahora, sin tener prueba de dónde han salido los diez votos que se sumaron a los del PP y de Ciudadanos para conseguir la elección de la señora Pastor como presidenta del Congreso de Diputados; vuelven a lanzar la caballería sobre el señor Rajoy, al que acusan de haberlos traicionado por haber, supuestamente, pactado con los nacionalistas catalanes y vascos.

Qué quieren que les diga, pero nos huele a chamusquina tanta zarandaja, tantas pegas y objeciones, cuando todos sabemos que España no está para perder más tiempo en conseguir formar un gobierno; que se deben aprobar los PGE para que, a su vez, todas la autonomías conozcan sus límites de gastos para tramitar los suyos; que precisamos un gobierno estable para que los inversores se decidan a invertir, algo que no ocurrirá si existe el menor peligro de que saliera un gobierno de izquierdas o, incluso, si el señor Rajoy pudiera gobernar en solitario, una situación que, con toda seguridad, sería imposible de sostener durante toda una legislatura. El señor Rivera, que tanto viene hablando de pactos, que tantas veces ha invitado al PP y al PSOE a sentarse en una mesa a negociar, parece que no se resigna a perder protagonismo y no desaprovecha la ocasión de intentar llamar la atención, aunque cada ocasión que lo intenta consigue armar el lío.

Sin embargo, tenemos la sensación de que, el líder de Ciudadanos, está intentando un juego peligroso, como hizo cuando pretendió aliarse con el PSOE y estuvo a punto de verse en la tesitura de romper su acuerdo cuando era evidente que, el señor Sánchez, intentaba por todos los medios una alianza con los de Unidos Podemos. Porque es obvio que, lo que le correspondería a un partido que presume de ser de centro-izquierda, ante la evidencia de que el vencedor de las elecciones, claro vencedor, ha sido el PP, sería ofrecerse a formar parte de un gobierno de coalición y, si no, al menos apoyar con su sí claro la investidura del señor Rajoy ofreciéndole un pacto de gobernación, durante la legislatura, con el gobierno del PP, acordando los puntos de su programa que pudieran ser llevados adelante con el apoyo de los gobernantes populares.

. En todo caso, si a estas alturas siguen las espadas en alto, no hay posibilidades de un llamado gobierno de izquierdas ( frente populista) y los que podrían facilitar uno de derechas ( PSOE Y Ciudadanos) no están por la labor de facilitarlo; mucho nos tememos que no quedan otras posibilidades que someternos a la humillación de acudir a unos nuevos comicios, los terceros, para desbloquear una situación que se está haciendo endémica y que tiene pinta de acarrear graves perjuicios a nuestra nación.

O así es como, señores, desde la óptica un ciudadano de a pie, tenemos la impresión de que viene siendo necesario que, dentro de cada uno de los partidos a los que les cabe la responsabilidad de colaborar a formar gobierno, se empiece a pensar si, lo que hace verdaderamente falta es un relevo de direcciones y de líderes, para cubrir sus vacantes con personas menos fanáticas, menos quemadas, más flexibles, más negociadoras y capaces de anteponer, a sus políticas de partido y a sus ideales sobre un mundo mejor, el pragmatismo del sentido común, de lo posible, de lo urgente y de lo que conviene en estos momentos de inseguridad y de tormentas políticas, que parece que está amenazando a Europa y a una España que se estaba empezando a recuperar, que está bajo la vigilancia directa de Bruselas y del BCE, el FMI y el BEI, así como de todos aquellos potenciales inversores que estuvieran pensando invertir en nuestra nación. Una política de dilatación, de retraso, de pérdida de tiempo, de sucesivas consultas que a nada conducen; de dejar asuntos de extrema importancia y urgentes para tiempos venideros, no hay duda que sería algo así como hacerse el harakiri, simplemente por los intereses espurios de unos pocos, incapaces de saber lo que les conviene a los españoles y al país.

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