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Marie Cocco

Las opciones deliberadamente ignoradas

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Ahora que todo el mundo en política ha llegado a la conclusión de que "la opción pública" está a punto de ser desechada muy públicamente de la legislación de reforma sanitaria, quizá sea hora de que todo el mundo entienda que la opción pública que ya tenemos funciona muy bien.

La enrevesada lógica de esta circunstancia tiene tanto sentido más o menos como los iracundos beneficiarios de Medicare que se echan a la calle para protestar contra "la sanidad pública" al tiempo que insisten en que su propia protección pública permanezca intacta. Dentro de nuestro discurso público actual, ningún absurdo es demasiado ridículo para ser considerado una farsa.

Sin embargo, todavía hay hechos que pueden interponerse entre las ficciones, como el informe anual difundido recientemente por el Censo conteniendo revelaciones del nivel de renta, el nivel de pobreza y la cobertura sanitaria. Que hay muchas malas noticias, y tantas noticias malas más por salir a la luz, se da por sentado. Convenientemente pasada por alto está la buena noticia: Los programas públicos que protegen a los ancianos y los más pobres de entre nosotros de la catástrofe económica están funcionando exactamente como deben.

El informe es un compendio sombrío de informaciones relativas al primer impacto de la crisis económica sobre las familias estadounidenses. El nivel de ingresos medio ha descendido -- alrededor del 3,6 por ciento, una cifra que no refleja el constante drama fruto de un desempleo en ascenso paulatino a medida que la recesión arrecia. La pobreza está creciendo. También el número de personas que carecen de seguro.

La cifra de personas sin seguro médico aumentó en 682.000 en el año 2008, otra cifra que es seguro que va a subir a medida que se sientan los impactos de la pérdida de empleo y los recortes de las prestaciones en el año 2009. Hay 6,6 millones de estadounidenses más que carecen de seguro hoy de los que había en 2001, al final de la última recesión, según el Centro de Presupuestos y Prioridades Políticas.

El número de personas que no tiene seguro habría sido muy superior si no hubiera sido por la ampliación de la cobertura a través de Medicaid y Medicare. Mientras que la contratación de pólizas de salud siguió descendiendo, la cotización en Medicare y Medicaid aumentó, y estos programas aseguran ahora al 29 por ciento de los estadounidenses. La reciente ampliación de Medicaid destinada a cubrir a un mayor número de menores ha sido particularmente eficaz. "El índice de no asegurados y la cifra de personas sin seguro en la franja de los menores son los más bajos desde 1987," afirma el Censo.

Aquellos en el extremo opuesto del espectro de edades también se han salvado de lo peor de la recesión. Las personas de 65 años en adelante quedaron blindadas frente a la caída de la renta que sintió la población en edad laboral -- como grupo, el nivel de renta entre los ancianos permaneció intacto. El motivo, por supuesto, es la Seguridad Social. (El informe no mide el descenso en el nivel de riqueza ni el valor del patrimonio que han descendido en términos netos entre algunos estadounidenses más ancianos.) Puesto que Medicare es un plan universal que protege a todo el mundo de 65 años en adelante, los ancianos han podido también mantener a salvo su cobertura sanitaria.

El gobierno ha salvaguardado a los más débiles de la sociedad del peor de los fallos de nuestra economía. Lo ha hecho a través de la protección médica financiada por el gobierno (pero no (BEG ITAL)administrada por el gobierno(END ITAL)) que depende de médicos y hospitales privados para prestar atención y, en particular, Medicare, que ofrece una amplia selección de profesionales. Su coste es alto. Pero el crecimiento en el gasto por paciente de Medicare ha sido más lento en los últimos años que el crecimiento en el gasto por paciente del mercado de seguros privados.

Aquellos que se quejan de que Medicare está "en quiebra" olvidan convenientemente que la retención en las nóminas que se destina a Medicare lleva congelada desde el año 1985. La última inyección de dinero fruto de impuestos nuevos en el programa se produjo en 1994, cuando se eliminó el límite a la cantidad retenida de la nómina. Así que el desequilibrio fiscal futuro de Medicare está provocado en parte por nuestra ausencia de disposición a financiarlo adecuadamente. ¿Qué aseguradora privada se ha negado a subir sus precios en 15 años?

La verdad es casi siempre la primera víctima de la política, aún más cuando nos tememos que es la táctica utilizada para ocultar los hechos. El programa de seguros del estado de Massachusetts es el modelo del enfoque del Presidente Barack Obama, y es la plantilla elogiada en tiempos por los Republicanos como "la victoria de la libre elección" y el seguro privado. Pero más de la mitad de los nuevos asegurados reciben su cobertura a través de las dos "opciones públicas" facilitadas, según la Comisión Kaiser de Medicaid y los No Asegurados.

Sabemos lo que puede funcionar. Sin embargo, las voces más estridentes y los grupos de intereses especiales más arraigados insisten en que el Congreso torpedee una opción de protección pública sanitaria en favor de "cooperativas" de protección privada que no se han probado nunca.

Si fracasan, habrá más desilusión y enojo. Y, sólo cabe esperar, un mayor castigo electoral a los responsables.

Las opciones deliberadamente ignoradas

Marie Cocco
Marie Cocco
miércoles, 16 de septiembre de 2009, 05:03 h (CET)
Ahora que todo el mundo en política ha llegado a la conclusión de que "la opción pública" está a punto de ser desechada muy públicamente de la legislación de reforma sanitaria, quizá sea hora de que todo el mundo entienda que la opción pública que ya tenemos funciona muy bien.

La enrevesada lógica de esta circunstancia tiene tanto sentido más o menos como los iracundos beneficiarios de Medicare que se echan a la calle para protestar contra "la sanidad pública" al tiempo que insisten en que su propia protección pública permanezca intacta. Dentro de nuestro discurso público actual, ningún absurdo es demasiado ridículo para ser considerado una farsa.

Sin embargo, todavía hay hechos que pueden interponerse entre las ficciones, como el informe anual difundido recientemente por el Censo conteniendo revelaciones del nivel de renta, el nivel de pobreza y la cobertura sanitaria. Que hay muchas malas noticias, y tantas noticias malas más por salir a la luz, se da por sentado. Convenientemente pasada por alto está la buena noticia: Los programas públicos que protegen a los ancianos y los más pobres de entre nosotros de la catástrofe económica están funcionando exactamente como deben.

El informe es un compendio sombrío de informaciones relativas al primer impacto de la crisis económica sobre las familias estadounidenses. El nivel de ingresos medio ha descendido -- alrededor del 3,6 por ciento, una cifra que no refleja el constante drama fruto de un desempleo en ascenso paulatino a medida que la recesión arrecia. La pobreza está creciendo. También el número de personas que carecen de seguro.

La cifra de personas sin seguro médico aumentó en 682.000 en el año 2008, otra cifra que es seguro que va a subir a medida que se sientan los impactos de la pérdida de empleo y los recortes de las prestaciones en el año 2009. Hay 6,6 millones de estadounidenses más que carecen de seguro hoy de los que había en 2001, al final de la última recesión, según el Centro de Presupuestos y Prioridades Políticas.

El número de personas que no tiene seguro habría sido muy superior si no hubiera sido por la ampliación de la cobertura a través de Medicaid y Medicare. Mientras que la contratación de pólizas de salud siguió descendiendo, la cotización en Medicare y Medicaid aumentó, y estos programas aseguran ahora al 29 por ciento de los estadounidenses. La reciente ampliación de Medicaid destinada a cubrir a un mayor número de menores ha sido particularmente eficaz. "El índice de no asegurados y la cifra de personas sin seguro en la franja de los menores son los más bajos desde 1987," afirma el Censo.

Aquellos en el extremo opuesto del espectro de edades también se han salvado de lo peor de la recesión. Las personas de 65 años en adelante quedaron blindadas frente a la caída de la renta que sintió la población en edad laboral -- como grupo, el nivel de renta entre los ancianos permaneció intacto. El motivo, por supuesto, es la Seguridad Social. (El informe no mide el descenso en el nivel de riqueza ni el valor del patrimonio que han descendido en términos netos entre algunos estadounidenses más ancianos.) Puesto que Medicare es un plan universal que protege a todo el mundo de 65 años en adelante, los ancianos han podido también mantener a salvo su cobertura sanitaria.

El gobierno ha salvaguardado a los más débiles de la sociedad del peor de los fallos de nuestra economía. Lo ha hecho a través de la protección médica financiada por el gobierno (pero no (BEG ITAL)administrada por el gobierno(END ITAL)) que depende de médicos y hospitales privados para prestar atención y, en particular, Medicare, que ofrece una amplia selección de profesionales. Su coste es alto. Pero el crecimiento en el gasto por paciente de Medicare ha sido más lento en los últimos años que el crecimiento en el gasto por paciente del mercado de seguros privados.

Aquellos que se quejan de que Medicare está "en quiebra" olvidan convenientemente que la retención en las nóminas que se destina a Medicare lleva congelada desde el año 1985. La última inyección de dinero fruto de impuestos nuevos en el programa se produjo en 1994, cuando se eliminó el límite a la cantidad retenida de la nómina. Así que el desequilibrio fiscal futuro de Medicare está provocado en parte por nuestra ausencia de disposición a financiarlo adecuadamente. ¿Qué aseguradora privada se ha negado a subir sus precios en 15 años?

La verdad es casi siempre la primera víctima de la política, aún más cuando nos tememos que es la táctica utilizada para ocultar los hechos. El programa de seguros del estado de Massachusetts es el modelo del enfoque del Presidente Barack Obama, y es la plantilla elogiada en tiempos por los Republicanos como "la victoria de la libre elección" y el seguro privado. Pero más de la mitad de los nuevos asegurados reciben su cobertura a través de las dos "opciones públicas" facilitadas, según la Comisión Kaiser de Medicaid y los No Asegurados.

Sabemos lo que puede funcionar. Sin embargo, las voces más estridentes y los grupos de intereses especiales más arraigados insisten en que el Congreso torpedee una opción de protección pública sanitaria en favor de "cooperativas" de protección privada que no se han probado nunca.

Si fracasan, habrá más desilusión y enojo. Y, sólo cabe esperar, un mayor castigo electoral a los responsables.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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