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No queremos tirar aún la toalla

La intolerancia de los fracasados nos arrastrará a unos nuevos comicios

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Parece ser que, dentro de Podemos, ya se han producido las primeras desavenencias. Y se dice, todavía sin confirmar, que muchos ciudadanos españoles han llegado a la conclusión de que, la irrupción en la arena política de nuevos partidos, como Ciudadanos y Podemos, no ha servido más que para enrarecer el panorama político, poner trabas a la democracia y permitir que España esté pasando por un periodo de ingobernabilidad excesivamente prolongado sin que, de momento, se vislumbre un final satisfactorio que permita a los españoles tener la esperanza de que vayamos a conseguir formar un gobierno fuerte, sólido y durable, que es lo que la nación está precisando ante la evidencia de que, a medida que transcurren los días, se está notando una relajación de la autoridad publica, un envalentonamiento de aquellos interesados en subvertir el orden público y, lo que todavía pudiera ser más grave, la infiltración en los cuerpos de seguridad del Estado, especialmente en Barcelona, de miembros que pertenecen a grupos separatistas, como es el caso de la ANC en la que están encuadrados mossos de escuadra con el conocimiento de sus superiores, dedicados a hacer proselitismo entre su compañeros de cuerpo; policías a los que se les permite llevar, junto al distintivo de policía catalana, la bandera estelada.

En todo caso, lo que si se barrunta, de no cambiar radicalmente las posturas de los partidos de la oposición, es un nuevo periodo de incertidumbre, otra batalla de desautorizaciones y, el señor Iglesias de Podemos ha llegado a insinuarlo, la posibilidad de que las izquierdas intenten lo que vemos imposible, dada la aritmética de los resultados electorales: un acuerdo entre todas la fuerzas de izquierdas ( y según Iglesias, los nacionalistas) para evitar que el PP vuelva a gobernar sobre la nación. Lo curioso (y lo que da una idea de los problemas por los que está pasando el grupo de comunistas bolivarianos) es que ahora, el líder de Podemos ha tendido la mano al señor Sánchez del PSOE, si no lo entendimos mal, ofreciéndose a apoyarlo, aún a costa de renunciar al programa de su coalición (si es que tienen alguno), para que Pedro Sánchez pudiera gobernar con su propio proyecto con el apoyo de Podemos.

Es evidente que los 156 escaños de Podemos y PSOE no alcanzan la mayoría absoluta, por lo que precisarían sumar, juntando sus fuerzas a otras fuerzas minoritarias como, por ejemplo, Ciudadanos lo que, con sus 32 escaños, daría para una mayoría absoluta (188). En todo caso, mucho nos tememos que esta situación, a la vista de la rotundidad con la que el señor A. Rivera se ha venido pronunciando cada vez que le han hecho esta propuesta, nos parece que va a ser muy difícil que pudiera cuajar. La otra posibilidad supondría conseguir pactar con ERC y CDC junto a los escaños del PNV, en cuyo caso se conseguirían 173 escaños, de modo que sumando a los del PNV vasco conseguirían los 188. Las pegas estarían en que, los partidos nacionalistas pondrían condiciones como, por ejemplo, referéndum para decidir y otros privilegios que, para el señor Sánchez y para el resto del partido socialista no serían de recibo. La última y no por ello la menos mala, como ya hemos indicado, sería acudir a unas terceras elecciones en las que, mucho nos tememos, la tendencia sería la misma y las posibilidades de mejora del PP parece que serían evidentes.

Existe una diferencia respecto a los anteriores comicios y es el evidente desgaste que los líderes de cada partido, excepto el del PP, han cosechado después de una campaña dedicada exclusivamente a atacar al PP y, en especial, al señor Rajoy. Los resultados de Ciudadanos y del PSOE han sido evidentemente peores que los del 20D y evidentemente han supuesto un retroceso que los señores Rivera (al contrario de lo que vienen haciendo) debieran haber valorado haciendo autocrítica antes de insistir en bloquear la formación de un nuevo gobierno que permitiera a España salir de este impasse en el que se halla entretenida. Hoy, en el Congreso del PSOE, el señor Sánchez ha vuelto a hablar y como un loro amaestrado ha vuelto a repetir lo del “no al señor Rajoy”. Parece que tiene la aquiescencia de la directiva del partido y, muy probablemente se encuentra encorsetado por sus propios discursos que consiguieron que todos los que votaron al PSOE lo hicieran pensando que era necesario arrebatarle, al líder popular, la posibilidad de volver a gobernar una nueva legislatura; ahora les sería muy difícil hacer comprender a sus bases el cambio de táctica, aunque se les argumentara que España precisaba el permitir al PP seguir gobernando.

Estos días pasados se han reunido las distintas franquicias de Podemos bajo la presidencia de Pablo Iglesia. Una reunión en la que se han evidenciado las distintas sensibilidades que, las 14 formaciones integradas en Podemos, tienen respecto a los planes de futuro y el hecho cierto de que distan mucho de formar un partido cohesionado donde los señores Iglesias, Errejón, Monedero y el recién incorporado Garzón, puedan mantener indefinidamente la disciplina y, si mucho me apuran, el cacicazgo para poder continuar dirigiéndolo. Hay dos puntos lo suficientemente chocantes para destacarlos: primero, el empeño de Iglesias de enchufar al exJEMAD, JJ Rodríguez, en un puesto ad hoc relacionado con los temas de la defensa.

Es evidente que un militar experto, como es el señor Rodríguez, puede ser un gran apoyo en el caso de que decidieran romper la baraja y embarcarse en alguna aventura revolucionaria. El otro punto es el desliz cometido por el líder de podemos cuando, haciendo crítica de lo que hicieron durante los pasados comicios que les ha perjudicado, hizo referencia de que pudiera haber sucedido que los españoles no llegáramos a alcanzar lo que con su “propia lucidez” nos querían enseñar. Una forma muy “sutil” de tratarnos a todos de idiotas. Yo de diría a este fatuo de la coletilla que lo que sucedió es que “su falta de lucidez” fue la que les nubló la mente y que fueron incapaces de darse cuenta de que, con su chulería, sus amenazas, sus antecedentes, su financiación y su apoyo a Maduro y el recibido de él no eran las mejores cartas de presentación para una ciudadanía mucho más culta e inteligente de lo que ellos calcularon. Si se fijaron unos objetivos demasiado ambiciosos, si calcularon mal sus posibilidades y si fracasaron estrepitosamente al aliarse con IU nada más son ellos los culpables, algo que no casa con esa petulante y poco apropiada y supuesta “lucidez” que ellos mismo se han atribuido.

Al respecto se han tenido que tragar las críticas, los desplantes y las reconvenciones de sus asociados. Recriminaciones y los “ya te lo decía”, que han dado lugar a que el los líderes actuales se hayan tenido que emplear a fondo para reconducir la situación y evitar ser defenestrados, lo que no quiere decir que el resto e partidos integrados en Podemos, según como se presenten las cosas, decidan ir por su cuenta y riesgo. Al respeto, no olvidemos la manera despectiva de referirse a los votantes del PP de la señora Descansa otra de las que se supervalora en un partido que si les sobra algo es de exceso de auto bombo algo que, por muy universitarios que sean, no significa de por si que sean inteligentes, listos, buenos gestores o personas de las que los ciudadanos se puedan fiar.

No queremos tirar aún la toalla. No nos resignamos a perder la esperanza de que, a última hora, se produzca un destello de sensatez y sean capaces de que, en bien de España y los españoles, se lleguen a acuerdos que faciliten la gobernabilidad de la nación. No obstante, tenemos la desagradable intuición de que, el empecinamiento con el que los partidos perdedores se han reafirmado en sus posturas preelectorales, su cabezonería en no querer pactar con el PP (un partido que está distanciado del segundo, el PSOE, en 52 escaños), su empeño suicida de intentar, otra vez, provocar unas terceras elecciones sin la menor posibilidad de mejorar sus resultados, acabe provocando una nueva consulta

Repugna cuando se oye al señor Sánchez hablarnos de que el pueblo pide cambio cuando ellos, cada vez que se presentan ante el electorado, van perdiendo votos y escaños y, en su misma línea, es obvio que el señor Albert Rivera tampoco está en condiciones de sacar pecho después de haber salido escaldado, con la pérdida de 8 escaños. No señores la gente se ha manifestado mayoritariamente por el proyecto del PP y los del PSOE y Ciudadanos no han sido mayoritarios, ni tan siquiera sumando los de un partido al otro. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con espanto como, de nuevo, el rencor, la ojeriza, la falta de patriotismo y el afán de poder, pueden poner, una vez más, a España a los pies de los caballos.

La intolerancia de los fracasados nos arrastrará a unos nuevos comicios

No queremos tirar aún la toalla
Miguel Massanet
domingo, 10 de julio de 2016, 11:30 h (CET)
Parece ser que, dentro de Podemos, ya se han producido las primeras desavenencias. Y se dice, todavía sin confirmar, que muchos ciudadanos españoles han llegado a la conclusión de que, la irrupción en la arena política de nuevos partidos, como Ciudadanos y Podemos, no ha servido más que para enrarecer el panorama político, poner trabas a la democracia y permitir que España esté pasando por un periodo de ingobernabilidad excesivamente prolongado sin que, de momento, se vislumbre un final satisfactorio que permita a los españoles tener la esperanza de que vayamos a conseguir formar un gobierno fuerte, sólido y durable, que es lo que la nación está precisando ante la evidencia de que, a medida que transcurren los días, se está notando una relajación de la autoridad publica, un envalentonamiento de aquellos interesados en subvertir el orden público y, lo que todavía pudiera ser más grave, la infiltración en los cuerpos de seguridad del Estado, especialmente en Barcelona, de miembros que pertenecen a grupos separatistas, como es el caso de la ANC en la que están encuadrados mossos de escuadra con el conocimiento de sus superiores, dedicados a hacer proselitismo entre su compañeros de cuerpo; policías a los que se les permite llevar, junto al distintivo de policía catalana, la bandera estelada.

En todo caso, lo que si se barrunta, de no cambiar radicalmente las posturas de los partidos de la oposición, es un nuevo periodo de incertidumbre, otra batalla de desautorizaciones y, el señor Iglesias de Podemos ha llegado a insinuarlo, la posibilidad de que las izquierdas intenten lo que vemos imposible, dada la aritmética de los resultados electorales: un acuerdo entre todas la fuerzas de izquierdas ( y según Iglesias, los nacionalistas) para evitar que el PP vuelva a gobernar sobre la nación. Lo curioso (y lo que da una idea de los problemas por los que está pasando el grupo de comunistas bolivarianos) es que ahora, el líder de Podemos ha tendido la mano al señor Sánchez del PSOE, si no lo entendimos mal, ofreciéndose a apoyarlo, aún a costa de renunciar al programa de su coalición (si es que tienen alguno), para que Pedro Sánchez pudiera gobernar con su propio proyecto con el apoyo de Podemos.

Es evidente que los 156 escaños de Podemos y PSOE no alcanzan la mayoría absoluta, por lo que precisarían sumar, juntando sus fuerzas a otras fuerzas minoritarias como, por ejemplo, Ciudadanos lo que, con sus 32 escaños, daría para una mayoría absoluta (188). En todo caso, mucho nos tememos que esta situación, a la vista de la rotundidad con la que el señor A. Rivera se ha venido pronunciando cada vez que le han hecho esta propuesta, nos parece que va a ser muy difícil que pudiera cuajar. La otra posibilidad supondría conseguir pactar con ERC y CDC junto a los escaños del PNV, en cuyo caso se conseguirían 173 escaños, de modo que sumando a los del PNV vasco conseguirían los 188. Las pegas estarían en que, los partidos nacionalistas pondrían condiciones como, por ejemplo, referéndum para decidir y otros privilegios que, para el señor Sánchez y para el resto del partido socialista no serían de recibo. La última y no por ello la menos mala, como ya hemos indicado, sería acudir a unas terceras elecciones en las que, mucho nos tememos, la tendencia sería la misma y las posibilidades de mejora del PP parece que serían evidentes.

Existe una diferencia respecto a los anteriores comicios y es el evidente desgaste que los líderes de cada partido, excepto el del PP, han cosechado después de una campaña dedicada exclusivamente a atacar al PP y, en especial, al señor Rajoy. Los resultados de Ciudadanos y del PSOE han sido evidentemente peores que los del 20D y evidentemente han supuesto un retroceso que los señores Rivera (al contrario de lo que vienen haciendo) debieran haber valorado haciendo autocrítica antes de insistir en bloquear la formación de un nuevo gobierno que permitiera a España salir de este impasse en el que se halla entretenida. Hoy, en el Congreso del PSOE, el señor Sánchez ha vuelto a hablar y como un loro amaestrado ha vuelto a repetir lo del “no al señor Rajoy”. Parece que tiene la aquiescencia de la directiva del partido y, muy probablemente se encuentra encorsetado por sus propios discursos que consiguieron que todos los que votaron al PSOE lo hicieran pensando que era necesario arrebatarle, al líder popular, la posibilidad de volver a gobernar una nueva legislatura; ahora les sería muy difícil hacer comprender a sus bases el cambio de táctica, aunque se les argumentara que España precisaba el permitir al PP seguir gobernando.

Estos días pasados se han reunido las distintas franquicias de Podemos bajo la presidencia de Pablo Iglesia. Una reunión en la que se han evidenciado las distintas sensibilidades que, las 14 formaciones integradas en Podemos, tienen respecto a los planes de futuro y el hecho cierto de que distan mucho de formar un partido cohesionado donde los señores Iglesias, Errejón, Monedero y el recién incorporado Garzón, puedan mantener indefinidamente la disciplina y, si mucho me apuran, el cacicazgo para poder continuar dirigiéndolo. Hay dos puntos lo suficientemente chocantes para destacarlos: primero, el empeño de Iglesias de enchufar al exJEMAD, JJ Rodríguez, en un puesto ad hoc relacionado con los temas de la defensa.

Es evidente que un militar experto, como es el señor Rodríguez, puede ser un gran apoyo en el caso de que decidieran romper la baraja y embarcarse en alguna aventura revolucionaria. El otro punto es el desliz cometido por el líder de podemos cuando, haciendo crítica de lo que hicieron durante los pasados comicios que les ha perjudicado, hizo referencia de que pudiera haber sucedido que los españoles no llegáramos a alcanzar lo que con su “propia lucidez” nos querían enseñar. Una forma muy “sutil” de tratarnos a todos de idiotas. Yo de diría a este fatuo de la coletilla que lo que sucedió es que “su falta de lucidez” fue la que les nubló la mente y que fueron incapaces de darse cuenta de que, con su chulería, sus amenazas, sus antecedentes, su financiación y su apoyo a Maduro y el recibido de él no eran las mejores cartas de presentación para una ciudadanía mucho más culta e inteligente de lo que ellos calcularon. Si se fijaron unos objetivos demasiado ambiciosos, si calcularon mal sus posibilidades y si fracasaron estrepitosamente al aliarse con IU nada más son ellos los culpables, algo que no casa con esa petulante y poco apropiada y supuesta “lucidez” que ellos mismo se han atribuido.

Al respecto se han tenido que tragar las críticas, los desplantes y las reconvenciones de sus asociados. Recriminaciones y los “ya te lo decía”, que han dado lugar a que el los líderes actuales se hayan tenido que emplear a fondo para reconducir la situación y evitar ser defenestrados, lo que no quiere decir que el resto e partidos integrados en Podemos, según como se presenten las cosas, decidan ir por su cuenta y riesgo. Al respeto, no olvidemos la manera despectiva de referirse a los votantes del PP de la señora Descansa otra de las que se supervalora en un partido que si les sobra algo es de exceso de auto bombo algo que, por muy universitarios que sean, no significa de por si que sean inteligentes, listos, buenos gestores o personas de las que los ciudadanos se puedan fiar.

No queremos tirar aún la toalla. No nos resignamos a perder la esperanza de que, a última hora, se produzca un destello de sensatez y sean capaces de que, en bien de España y los españoles, se lleguen a acuerdos que faciliten la gobernabilidad de la nación. No obstante, tenemos la desagradable intuición de que, el empecinamiento con el que los partidos perdedores se han reafirmado en sus posturas preelectorales, su cabezonería en no querer pactar con el PP (un partido que está distanciado del segundo, el PSOE, en 52 escaños), su empeño suicida de intentar, otra vez, provocar unas terceras elecciones sin la menor posibilidad de mejorar sus resultados, acabe provocando una nueva consulta

Repugna cuando se oye al señor Sánchez hablarnos de que el pueblo pide cambio cuando ellos, cada vez que se presentan ante el electorado, van perdiendo votos y escaños y, en su misma línea, es obvio que el señor Albert Rivera tampoco está en condiciones de sacar pecho después de haber salido escaldado, con la pérdida de 8 escaños. No señores la gente se ha manifestado mayoritariamente por el proyecto del PP y los del PSOE y Ciudadanos no han sido mayoritarios, ni tan siquiera sumando los de un partido al otro. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con espanto como, de nuevo, el rencor, la ojeriza, la falta de patriotismo y el afán de poder, pueden poner, una vez más, a España a los pies de los caballos.

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