Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Religión | Barcelona
Un Parlamento que impide que un ministro del Gobierno dé explicaciones de su actuación dudosa es un Parlamento que atenta contra la Democracia y fomenta la corrupción política

Reforma en profundidad

|

Juan José Omella, arzobispo de Barcelona en un escrito publicado en La Vanguardia el 26/06/2016, coincidiendo con las elecciones generales, invocando a san Tomás Moro, escribe: “Pedimos a este santo que interceda por todos nosotros, hombres y mujeres que tenemos responsabilidad pública de vivir más en coherencia con aquello que somos y que configura nuestras vidas, pero es necesario que lo vivamos con gran respeto a los otros. Que lo que nos dicte la conciencia prevalezca por encima de los intereses de partido, e incluso de los nuestros personales”.

Con la Biblia abierta el arzobispo barcelonés se equivoca invocando a Tomás Moro para que interceda a favor de quienes tienen responsabilidad pública para que “lo que nos dicte la conciencia prevalezca por encima de los intereses de partido, e incluso de los intereses personales”. No es invocando a un hombre como se cambiará la conciencia de las personas que tienen cargos de responsabilidad pública.

En la plegaria que el rey Salomón pronunció durante la ceremonia de inauguración del templo que había construido y que en el lugar santísimo se colocaría el arca del pacto que simbolizaba la presencia de Dios entre su pueblo, entre otras cosas dijo: “Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces, porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres” (1 Reyes 8:39). Existen dos maneras de invocar la bendición de Dios sobres los hombres, Juan José Omella hace la incorrecta porque invocando a un hombre, por más bueno que haya sido en el transcurso de su vida terrenal, no deja de ser una persona frágil y con todas las miserias que conlleva ser pecador. La tal persona no puede cambiar la conciencia de otro ser humano. “El hiero es igual al hierro y un hombre es igual a otro hombre” (Proverbios 27:17). El texto nos dice que todos los hombres somos iguales. Como descendientes de Adán que somos todos somos pecadores. No hay ningún justo. “El hombre es un lobo para el hombre” (Thomas Hobbes), y, “la simiente de todos los pecados más viles y peores, está en el mejor de los hombres” (Thomas Brooks).

El pueblo de Israel tenía al alcance de su mano la Ley de Moisés y todo lo que los profetas les decían en Nombre del Señor y no le hicieron caso. El resultado fue un vaivén entre obediencia y desobediencia a Dios que acabó con un generalizado desconocimiento de la Palabra de Dios. La conciencia de los prohombres de Judá y del pueblo llano estaba oscurecida por el desconocimiento de la Palabra que es la luz que ilumina la conciencia, lo cual condujo al descalabro nacional.

Las tinieblas envolvían a Judá y en decimoctavo aniversario del rey Josias se inició la reparación del majestuoso templo de Salomón que se encontraba en pésimas condiciones. La situación del edificio era un reflejo de la condición del pueblo. En tanto se efectuaban las obras de reparación se encontró un ejemplar del Libro de la Ley, que se leyó al rey, quien, al oír el mensaje de Dios, “hizo pacto delante del Señor, de que irían en pos del Señor, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Todo el pueblo confirmó el pacto” (2 Reyes 23:3). La conciencia de un pueblo que no es iluminada por la luz de la Palabra de Dios los condujo a una situación en la cada cual hacía lo que mejor le parecía. La reforma emprendida por el rey Josías momentáneamente paró el declive espiritual que al reiniciarse condujo al colapso total.

La reforma iniciada por Martín Lutero en el siglo XVI fue posible cuando el monje descubrió que el hombre se salva por la fe en Cristo y su obra redentora y no por obras de justicia propia que era la enseñanza prevaleciente es su época. Este descubrimiento no le dejó indiferente ante las necesidades espirituales del pueblo alemán. Emprendió la traducción de la Biblia al alemán con lo que puso al alcance de la mano de la ciudadanía la verdad de Dios. El oscurantismo de la época se hizo evidente cuando la luz de la palabra de Dios iluminó las conciencias. La conciencia de un hombre o de una mujer iluminada por la Palabra de Dios no puede seguir practicando las obras injustas de las tinieblas.

Para regenerar la política española cuya conciencia se niega a aceptar la comparecencia del ministro de Interior en el Parlamento para que explique las conversaciones mantenidas con el director de la Oficina Antifraude de Catalunya, alegando que el Parlamento está en funciones, cuando poco antes el Tribunal Constitucional sentenció que un Gobierno en funciones debe informar a un Parlamento también en funciones. ¿Es esta la conciencia de los diputados en el Congreso de Madrid que debe regenerar la política española. No deseando escuchar las explicaciones que debía dar el ministro del Gobierno sobre su comportamiento oscuro, ¿es así como se regenera la política que todos con la lengua gritan que lucharán para regenerarla? Con esta conciencia vamos por mal camino. Los diputados en el Congreso en Madrid han podido votar según les ha dictado su conciencia, pero, ¿es esta una conciencia iluminada por la Palabra de Dios que rechaza la injusticia? “Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero un hombre de verdad, ¿quién lo encontrará”? (Proverbios 20:6).

Reforma en profundidad

Un Parlamento que impide que un ministro del Gobierno dé explicaciones de su actuación dudosa es un Parlamento que atenta contra la Democracia y fomenta la corrupción política
Octavi Pereña
martes, 5 de julio de 2016, 00:58 h (CET)
Juan José Omella, arzobispo de Barcelona en un escrito publicado en La Vanguardia el 26/06/2016, coincidiendo con las elecciones generales, invocando a san Tomás Moro, escribe: “Pedimos a este santo que interceda por todos nosotros, hombres y mujeres que tenemos responsabilidad pública de vivir más en coherencia con aquello que somos y que configura nuestras vidas, pero es necesario que lo vivamos con gran respeto a los otros. Que lo que nos dicte la conciencia prevalezca por encima de los intereses de partido, e incluso de los nuestros personales”.

Con la Biblia abierta el arzobispo barcelonés se equivoca invocando a Tomás Moro para que interceda a favor de quienes tienen responsabilidad pública para que “lo que nos dicte la conciencia prevalezca por encima de los intereses de partido, e incluso de los intereses personales”. No es invocando a un hombre como se cambiará la conciencia de las personas que tienen cargos de responsabilidad pública.

En la plegaria que el rey Salomón pronunció durante la ceremonia de inauguración del templo que había construido y que en el lugar santísimo se colocaría el arca del pacto que simbolizaba la presencia de Dios entre su pueblo, entre otras cosas dijo: “Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces, porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres” (1 Reyes 8:39). Existen dos maneras de invocar la bendición de Dios sobres los hombres, Juan José Omella hace la incorrecta porque invocando a un hombre, por más bueno que haya sido en el transcurso de su vida terrenal, no deja de ser una persona frágil y con todas las miserias que conlleva ser pecador. La tal persona no puede cambiar la conciencia de otro ser humano. “El hiero es igual al hierro y un hombre es igual a otro hombre” (Proverbios 27:17). El texto nos dice que todos los hombres somos iguales. Como descendientes de Adán que somos todos somos pecadores. No hay ningún justo. “El hombre es un lobo para el hombre” (Thomas Hobbes), y, “la simiente de todos los pecados más viles y peores, está en el mejor de los hombres” (Thomas Brooks).

El pueblo de Israel tenía al alcance de su mano la Ley de Moisés y todo lo que los profetas les decían en Nombre del Señor y no le hicieron caso. El resultado fue un vaivén entre obediencia y desobediencia a Dios que acabó con un generalizado desconocimiento de la Palabra de Dios. La conciencia de los prohombres de Judá y del pueblo llano estaba oscurecida por el desconocimiento de la Palabra que es la luz que ilumina la conciencia, lo cual condujo al descalabro nacional.

Las tinieblas envolvían a Judá y en decimoctavo aniversario del rey Josias se inició la reparación del majestuoso templo de Salomón que se encontraba en pésimas condiciones. La situación del edificio era un reflejo de la condición del pueblo. En tanto se efectuaban las obras de reparación se encontró un ejemplar del Libro de la Ley, que se leyó al rey, quien, al oír el mensaje de Dios, “hizo pacto delante del Señor, de que irían en pos del Señor, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Todo el pueblo confirmó el pacto” (2 Reyes 23:3). La conciencia de un pueblo que no es iluminada por la luz de la Palabra de Dios los condujo a una situación en la cada cual hacía lo que mejor le parecía. La reforma emprendida por el rey Josías momentáneamente paró el declive espiritual que al reiniciarse condujo al colapso total.

La reforma iniciada por Martín Lutero en el siglo XVI fue posible cuando el monje descubrió que el hombre se salva por la fe en Cristo y su obra redentora y no por obras de justicia propia que era la enseñanza prevaleciente es su época. Este descubrimiento no le dejó indiferente ante las necesidades espirituales del pueblo alemán. Emprendió la traducción de la Biblia al alemán con lo que puso al alcance de la mano de la ciudadanía la verdad de Dios. El oscurantismo de la época se hizo evidente cuando la luz de la palabra de Dios iluminó las conciencias. La conciencia de un hombre o de una mujer iluminada por la Palabra de Dios no puede seguir practicando las obras injustas de las tinieblas.

Para regenerar la política española cuya conciencia se niega a aceptar la comparecencia del ministro de Interior en el Parlamento para que explique las conversaciones mantenidas con el director de la Oficina Antifraude de Catalunya, alegando que el Parlamento está en funciones, cuando poco antes el Tribunal Constitucional sentenció que un Gobierno en funciones debe informar a un Parlamento también en funciones. ¿Es esta la conciencia de los diputados en el Congreso de Madrid que debe regenerar la política española. No deseando escuchar las explicaciones que debía dar el ministro del Gobierno sobre su comportamiento oscuro, ¿es así como se regenera la política que todos con la lengua gritan que lucharán para regenerarla? Con esta conciencia vamos por mal camino. Los diputados en el Congreso en Madrid han podido votar según les ha dictado su conciencia, pero, ¿es esta una conciencia iluminada por la Palabra de Dios que rechaza la injusticia? “Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero un hombre de verdad, ¿quién lo encontrará”? (Proverbios 20:6).

Noticias relacionadas

La libertad de expresión es un derecho fundamental que abarca las libertades de opinión, información y prensa, es esencial para ejercer otros derechos humanos y participar activamente en una sociedad libre y democrática, pero lo mismo en España que toda Europa, este derecho se enfrenta a desafíos y tensiones debido a la censura y a las restricciones.

Tras conocer por la prensa que un juzgado ha abierto diligencias de investigación por una denuncia contra su esposa, el presidente del Gobierno ha publicado una carta abierta dirigida a la ciudadanía en el antiguo Twitter, en la que afirma que: "Vive con impotencia el fango que se esparce sobre su mujer", y se pregunta si debe continuar o renunciar, motivo por el cual cancela su agenda, y se da de plazo hasta el próximo lunes, para meditar su futuro.

Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y, con un golpe de efecto, anunciará presumiblemente el 29 de abril el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio de la efímera candidatura unitaria de izquierdas Sumar y con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto