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Eduardo Patiño

Ricky aparca su sueño

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Colorín colorado, este cuento se ha acabado. Era una de las múltiples posibilidades que se le planteaban a Ricky Rubio y finalmente se ha decantado por la solución más segura y fiable. El niño prodigio aparca de momento su sueño de jugar en la NBA tras estampar su firma en el contrato que le ligará al Regal Barça las próximas seis temporadas. Aunque era la única vía de escape posible para el jugador, toda vez que Minnesota no podía pagar su cláusula, que la Penya necesitaba dinero, que Laporta quería arrebatarle a Florentino su galáctico del basket y que el jugador no quería moverse de su ‘hábitat’, los intereses de las cuatro partes han convertido el asunto en interminable culebrón que deja la imagen del jugador en entredicho y a los directivos de los Timberwolves con la soga al cuello.

Y es que la resolución del caso ha tenido un efecto devastador para los Timberwolves, que no solo hipotecaron sus opciones de futuro con la elección de dos prometedores bases (Ricky, quinto del Draft y Jonny Flynn, número 6), sino que ahora se han visto obligados a acudir al mercado para tapar el ‘agujero Ricky’. Visto el desenlace final y la desilusión mostrada por los dirigentes de Minnesota en general, y su presidente David Kahn en particular, parece evidente que las posibilidades de que el base catalán vista algún día la camiseta de los Timberwolves son cada vez más remotas. Quizá mejor así.

Aunque el de El Masnou siga manifestando que su intención es dar el salto a la NBA lo antes posible, su situación contractual -esa que le ha originado tantos problemas- no invita a dar el salto a corto plazo. Siguiendo el sendero de la lógica (si es que puede haber lógica con tanto interés de por medio), Ricky debería cumplir tres, y no dos como se presumía, de los seis años de contrato pactados, por lo que su llegada a la mejor liga del mundo tendría que posponerse hasta el verano de 2012. Y decimos que sería lógico porque las diferencias en términos económicos entre hacer las maletas en 2011 o hacerlo un año más tarde son abismales.

A la espera de que en 2011 se negocie un nuevo convenio colectivo en la NBA, que debido a la crisis apunta a la baja, la situación actual es la siguiente: si el base cumpliera su promesa inicial de pagar su cláusula de rescisión (un millón de euros para las temporadas 2011 y 2012) tras su segunda temporada, estaría obligado a someterse a la escala de salarios presupuestados para un Rookie, por lo que su salario total (tras ser elegido en quinta posición del Draft) durante los primeros cuatro años sería de unos 16,29 millones de dólares. Por el contrario, si Ricky jugara en Barcelona las tres próximas temporadas y diera el salto en el verano de 2012, no debería someterse a la escala de salarios y estaría facultado para renegociar un nuevo contrato sin limites salariales. Un contrato que, de seguir su progresión, podría reportarle en tan solo un año los 16 millones de dólares que ganaría en cuatro años de la otra manera.

Partiendo de que en el verano de 2012 tendrá tan solo 21 años y viendo como le ha salido este verano la jugada por precipitarse, quizás no le vendría mal poner un poco de pausa a su vertiginosa carrera. Mientras lo disfrutamos en la ACB, esperemos que no vuelva a caer en el mismo error.

Ricky aparca su sueño

Eduardo Patiño
Eduardo Patiño
domingo, 6 de septiembre de 2009, 08:17 h (CET)
Colorín colorado, este cuento se ha acabado. Era una de las múltiples posibilidades que se le planteaban a Ricky Rubio y finalmente se ha decantado por la solución más segura y fiable. El niño prodigio aparca de momento su sueño de jugar en la NBA tras estampar su firma en el contrato que le ligará al Regal Barça las próximas seis temporadas. Aunque era la única vía de escape posible para el jugador, toda vez que Minnesota no podía pagar su cláusula, que la Penya necesitaba dinero, que Laporta quería arrebatarle a Florentino su galáctico del basket y que el jugador no quería moverse de su ‘hábitat’, los intereses de las cuatro partes han convertido el asunto en interminable culebrón que deja la imagen del jugador en entredicho y a los directivos de los Timberwolves con la soga al cuello.

Y es que la resolución del caso ha tenido un efecto devastador para los Timberwolves, que no solo hipotecaron sus opciones de futuro con la elección de dos prometedores bases (Ricky, quinto del Draft y Jonny Flynn, número 6), sino que ahora se han visto obligados a acudir al mercado para tapar el ‘agujero Ricky’. Visto el desenlace final y la desilusión mostrada por los dirigentes de Minnesota en general, y su presidente David Kahn en particular, parece evidente que las posibilidades de que el base catalán vista algún día la camiseta de los Timberwolves son cada vez más remotas. Quizá mejor así.

Aunque el de El Masnou siga manifestando que su intención es dar el salto a la NBA lo antes posible, su situación contractual -esa que le ha originado tantos problemas- no invita a dar el salto a corto plazo. Siguiendo el sendero de la lógica (si es que puede haber lógica con tanto interés de por medio), Ricky debería cumplir tres, y no dos como se presumía, de los seis años de contrato pactados, por lo que su llegada a la mejor liga del mundo tendría que posponerse hasta el verano de 2012. Y decimos que sería lógico porque las diferencias en términos económicos entre hacer las maletas en 2011 o hacerlo un año más tarde son abismales.

A la espera de que en 2011 se negocie un nuevo convenio colectivo en la NBA, que debido a la crisis apunta a la baja, la situación actual es la siguiente: si el base cumpliera su promesa inicial de pagar su cláusula de rescisión (un millón de euros para las temporadas 2011 y 2012) tras su segunda temporada, estaría obligado a someterse a la escala de salarios presupuestados para un Rookie, por lo que su salario total (tras ser elegido en quinta posición del Draft) durante los primeros cuatro años sería de unos 16,29 millones de dólares. Por el contrario, si Ricky jugara en Barcelona las tres próximas temporadas y diera el salto en el verano de 2012, no debería someterse a la escala de salarios y estaría facultado para renegociar un nuevo contrato sin limites salariales. Un contrato que, de seguir su progresión, podría reportarle en tan solo un año los 16 millones de dólares que ganaría en cuatro años de la otra manera.

Partiendo de que en el verano de 2012 tendrá tan solo 21 años y viendo como le ha salido este verano la jugada por precipitarse, quizás no le vendría mal poner un poco de pausa a su vertiginosa carrera. Mientras lo disfrutamos en la ACB, esperemos que no vuelva a caer en el mismo error.

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