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“La jactancia, como la coraza dorada, no es lo mismo por dentro que por fuera” Demófilo

¿Estalinistas, podemitas o nazis? Por sus desatinos los conoceréis

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Cuando alguien augura que, en este país, podría llegar un momento en el que se reprodujeran, casi miméticamente, los acontecimientos que lo llevaron a la guerra civil; pensamos que exagera, que aquellas situaciones en las que, los odios desatados y los rencores, llevaron a la locura colectiva que acabó en una verdadera carnicería entre españoles; es imposible que, en el siglo XXI, se pudieran volver a repetir. La razón nos dice que, en España, han pasado cosas tan terribles que cualquier español que haya vivido lo suficiente tiene plena conciencia de que, otra contienda como la que tuvo lugar el año 1936 y que duró hasta el 1939 ( el mismo año en el que comenzó la II Guerra Mundial), sería tan grave, tan destructiva y tan terrible para el pueblo español que, con toda seguridad, podría acabar de un plumazo con España como nación, conduciendo al pueblo español a la más grave de las situaciones, fuera de la UE y proscrita del resto de países del mundo civilizado.

Sin embargo, señores, en estos mismos momentos hay personas cuyas manifestaciones, jóvenes rebeldes cuyas intenciones, mujeres libertarias cuyas expresiones y políticos resabiados cuyas soflamas, son capaces de erizar el vello a cualquier persona sensata, que esté convencida de que es imposible que, en los tiempos en los que vivimos, cuando la enseñanza está al alcance de todos, cuando estamos viviendo un periodo de adelantos continuados, de avances médicos, de inventos extraordinarios, de progreso ininterrumpido y, especialmente en España, estamos disfrutando de unas condiciones privilegiadas respecto al resto de países del planeta, tanto por el clima del que disfrutamos como de las condiciones sociales, del nivel de bienestar y del mutuo entendimiento del que goza la mayor parte de los españoles; Somos unos privilegiados y, no obstante, como si fuéramos masoquistas no nos sentimos tranquilos si no haya alguien cuya obsesión sea destruir todo lo conseguido, por el solo placer de llevar la contraria y chinchar a todos aquellos que sólo aspiran a vivir en paz y sin grandes problemas.

En realidad, los resultado de las pasadas elecciones del día 26J, han sido muy reveladores del carácter de algunos grupos de españoles, que se han querido presentar como demócratas ( social demócratas) cuando, como se está demostrando, sólo era un disfraz debajo del cual se escondía la verdadera imagen del mal, de la destrucción, del odio, de la sinrazón y de absoluta carencia de sentimientos y moralidad, que los ha convertido en verdaderos depredadores sociales, del mismo estilo de los sicarios soviéticos del “camarada “ Josif Stalin. Basta echar un vistazo a las redes sociales y leer lo que, muchos insensatos descastados, se atreven a opinar, para llegar a la conclusión de que es preciso cortarles, cuanto antes, las alas antes de que, este tumor maligno que se esconde entre estos supuestos “regeneradores” del país, entre en metástasis y se refuercen lo suficiente para ser capaces de hacerse con la fuerza suficiente para expulsar, definitivamente, de España, el más mínimo rescoldo de sensatez, convivencia, fraternidad, sentido común, paz, prosperidad, bienestar y, si Dios no lo remedia, cargarse de una vez cualquier vestigio de Estado de Derecho.

Ha sido tal la rabia, la ira, la frustración y el chasco que se ha producido entre los integrantes de esa izquierda extrema, estos comunistas invasores llegados de Venezuela y de todos aquellos que han querido encontrar, en ellos, los líderes revolucionarios capaces de acabar con España y todos los ciudadanos que no comparten su extremismo, sus métodos cainitas y sus ideas trasnochadas, inspiradas en el más rancio y desacreditado comunismo de la vieja URSS; que no son capaces de reprimir sus más primitivos instintos y los manifiestan utilizando las redes sociales, donde se explayan sin la menor contención ni freno ético ni moral. En especial aflora un sentimiento gerontofóbico, en contra de las personas mayores, a las que achacan, con una lógica absurda, ser los responsables de la victoria del PP. Intentaron hablar de pucherazo pero, ante absurda afirmación, sin la más mínima prueba de que ello sucediera y ante el ridículo que empezaban a hacer con semejante teoría, parece que el señor Pablo Iglesias ha decidido prescindir de esta argumento.

Frases como la siguiente: “No hemos ganado, pero yo he votado bien, lo que pasa es que los españoles son más tontos que yo” nos hace pensar en algo que pudiera ser el germen de un neonazismo comunistoide, en el que, los que no pensaran de acuerdo con su doctrina (como hacían los nazis adoctrinando a los niños en las NPEA alemanas) eran inferiores a ellos y debían ser “purificados” o, de forma más realista, los que no fueran de la raza superior, era mejor eliminarlos. Vean otros ejemplos: “Si hacemos desaparecer España, el PP no podrá ganar las elecciones”. Para los menos radicales “las personas mayores acabarán muriendo y los jóvenes aguantan más” ¡Una verdad de Perogrullo! Lo que parece que olvidan es que ellos también acabarán volviéndose mayores, si antes no se los lleva una contingencia imprevista. Una de sus simpatizantes, Jana, opina: “No, en mi opinión ya lo dije el domingo, es que con la jubilación debería venir la baja en el sistema de voto” Para esta chica jubilación equivale a Alzheimer, una interesante forma de declarar la incapacidad automática con la llegada de la jubilación.

Otros apuestan por “Eliminar las pensiones”. Según ellos “para ver si la van cascando”. Supongo que deben pensar en algo parecido a “las casas de la muerte” donde los japoneses llevan a sus enfermos terminales para que allí acaben feneciendo. Se olvidan, estos lunáticos ,que las pensiones se las han ganado cada trabajador con sus cotizaciones a la Seguridad Social y sería un robo del Estado el privarles de la pensión que se han ganado. Pero no acaban aquí sus instintos nazistas porque, los más radicales proponen: “Se trata de eliminar físicamente a las personas mayores que sobran y limitan el futuro de los jóvenes”. ¿Por qué andarse con rodeos y excusas, lo mejor la acción directa? ¿Recuerdan aquellos campos de exterminio en Polonia, como los de Sobibo, Treblinka o el famosísimo de Auschwitch. Todos ellos con magníficas instalaciones para gasear a los cientos de miles de judíos que fueron masacrados en ellas. ¡Bravo por los podemitas, es evidente que sus ideas son luminosas! Evidentemente, si matan a todos los viejos, y luego eliminan a los tullidos y a los incapacitados y, más tarde, a los malformados y deficientes mentales y siguen por este camino de limpieza étnica, es obvio que pronto, como ya hizo el señor Stalin, se van a quedar ellos solos para mangonear el cotarro.

Es bueno, señores, que salgan a relucir estas cosas, que la gente sepa lo que se esconde debajo de estos señores que, por cierto, presumen de sus títulos académicos como si el resto de españoles, que no comparten sus ideas, fueran un atajo de imbéciles, sin estudios, ni formación superior, ni supieran lo que es una Universidad. Lo que sucede es que, estos jactanciosos, estos repipis que presumen de sabios y todavía no se creen que les hayan otorgado un título universitario, no saben, no se han enterado de que, uno puede tener un título académico y ser un verdadero idiota o ser profesor universitario y ser un verdadero imbécil, incapaz de razonar adecuadamente cuando se desenvuelve en otro terreno, en política, por ejemplo. Y un ejemplo de que todos estos “prodigios”, salidos de la Complutense madrileña, no son ni tan listos, ni tan inteligentes, ni tan espabilados como se creen; en esta especie de “subidón” de autoestima, de egolatría o de petulancia que parece que se ha convertido en epidemia dentro de esta camada radicalizada; ha sido su falta de previsión a cerca de lo que les iba a suceder, su obnubilación respecto a los análisis previos que debieron haber hecho y su desconcierto cuando se han dado cuenta de que han perdido más de un millón de votos, precisamente cuando ellos esperaban que, uniéndose a IU, sus resultados, a causa de una sinergia calculada, iban a multiplicar los votos. Fallaron y se lamentan.

Un tal Verra se manifiesta en las redes en el siguiente sentido: “El problema de España es que durante nuestra Historia hemos asesinado a muy poca gente de derechas y hemos quemado pocas iglesias” Suponemos que este sujeto debe flipar con los asesinatos del EI en Siria e Irak y, ya que estamos, no estaría de más que leyese a algunos historiadores sobre el periodo previo al alzamiento del 18 de Julio del 36 y de los sucedido durante la guerra, para que viera que, lo que a él le parece poco, a otros, gente normal con sentimientos, le parecería una verdadera salvajada y un genocidio imperdonable.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como la izquierda extrema vuelve a las andadas y está convencida de que va a conseguir hacerse con España; aunque, de momento, gracias a que somos muchos los viejos que quedamos, deban esperar a una mejor ocasión. Lo curioso es que, puede que la ocasión no les llegue hasta que ellos sean también mayores y entonces, es muy posible que los jóvenes decidan aplicarles las mismas recetas que ellos nos tenían preparadas a nosotros.

¿Estalinistas, podemitas o nazis? Por sus desatinos los conoceréis

“La jactancia, como la coraza dorada, no es lo mismo por dentro que por fuera” Demófilo
Miguel Massanet
sábado, 2 de julio de 2016, 10:40 h (CET)
Cuando alguien augura que, en este país, podría llegar un momento en el que se reprodujeran, casi miméticamente, los acontecimientos que lo llevaron a la guerra civil; pensamos que exagera, que aquellas situaciones en las que, los odios desatados y los rencores, llevaron a la locura colectiva que acabó en una verdadera carnicería entre españoles; es imposible que, en el siglo XXI, se pudieran volver a repetir. La razón nos dice que, en España, han pasado cosas tan terribles que cualquier español que haya vivido lo suficiente tiene plena conciencia de que, otra contienda como la que tuvo lugar el año 1936 y que duró hasta el 1939 ( el mismo año en el que comenzó la II Guerra Mundial), sería tan grave, tan destructiva y tan terrible para el pueblo español que, con toda seguridad, podría acabar de un plumazo con España como nación, conduciendo al pueblo español a la más grave de las situaciones, fuera de la UE y proscrita del resto de países del mundo civilizado.

Sin embargo, señores, en estos mismos momentos hay personas cuyas manifestaciones, jóvenes rebeldes cuyas intenciones, mujeres libertarias cuyas expresiones y políticos resabiados cuyas soflamas, son capaces de erizar el vello a cualquier persona sensata, que esté convencida de que es imposible que, en los tiempos en los que vivimos, cuando la enseñanza está al alcance de todos, cuando estamos viviendo un periodo de adelantos continuados, de avances médicos, de inventos extraordinarios, de progreso ininterrumpido y, especialmente en España, estamos disfrutando de unas condiciones privilegiadas respecto al resto de países del planeta, tanto por el clima del que disfrutamos como de las condiciones sociales, del nivel de bienestar y del mutuo entendimiento del que goza la mayor parte de los españoles; Somos unos privilegiados y, no obstante, como si fuéramos masoquistas no nos sentimos tranquilos si no haya alguien cuya obsesión sea destruir todo lo conseguido, por el solo placer de llevar la contraria y chinchar a todos aquellos que sólo aspiran a vivir en paz y sin grandes problemas.

En realidad, los resultado de las pasadas elecciones del día 26J, han sido muy reveladores del carácter de algunos grupos de españoles, que se han querido presentar como demócratas ( social demócratas) cuando, como se está demostrando, sólo era un disfraz debajo del cual se escondía la verdadera imagen del mal, de la destrucción, del odio, de la sinrazón y de absoluta carencia de sentimientos y moralidad, que los ha convertido en verdaderos depredadores sociales, del mismo estilo de los sicarios soviéticos del “camarada “ Josif Stalin. Basta echar un vistazo a las redes sociales y leer lo que, muchos insensatos descastados, se atreven a opinar, para llegar a la conclusión de que es preciso cortarles, cuanto antes, las alas antes de que, este tumor maligno que se esconde entre estos supuestos “regeneradores” del país, entre en metástasis y se refuercen lo suficiente para ser capaces de hacerse con la fuerza suficiente para expulsar, definitivamente, de España, el más mínimo rescoldo de sensatez, convivencia, fraternidad, sentido común, paz, prosperidad, bienestar y, si Dios no lo remedia, cargarse de una vez cualquier vestigio de Estado de Derecho.

Ha sido tal la rabia, la ira, la frustración y el chasco que se ha producido entre los integrantes de esa izquierda extrema, estos comunistas invasores llegados de Venezuela y de todos aquellos que han querido encontrar, en ellos, los líderes revolucionarios capaces de acabar con España y todos los ciudadanos que no comparten su extremismo, sus métodos cainitas y sus ideas trasnochadas, inspiradas en el más rancio y desacreditado comunismo de la vieja URSS; que no son capaces de reprimir sus más primitivos instintos y los manifiestan utilizando las redes sociales, donde se explayan sin la menor contención ni freno ético ni moral. En especial aflora un sentimiento gerontofóbico, en contra de las personas mayores, a las que achacan, con una lógica absurda, ser los responsables de la victoria del PP. Intentaron hablar de pucherazo pero, ante absurda afirmación, sin la más mínima prueba de que ello sucediera y ante el ridículo que empezaban a hacer con semejante teoría, parece que el señor Pablo Iglesias ha decidido prescindir de esta argumento.

Frases como la siguiente: “No hemos ganado, pero yo he votado bien, lo que pasa es que los españoles son más tontos que yo” nos hace pensar en algo que pudiera ser el germen de un neonazismo comunistoide, en el que, los que no pensaran de acuerdo con su doctrina (como hacían los nazis adoctrinando a los niños en las NPEA alemanas) eran inferiores a ellos y debían ser “purificados” o, de forma más realista, los que no fueran de la raza superior, era mejor eliminarlos. Vean otros ejemplos: “Si hacemos desaparecer España, el PP no podrá ganar las elecciones”. Para los menos radicales “las personas mayores acabarán muriendo y los jóvenes aguantan más” ¡Una verdad de Perogrullo! Lo que parece que olvidan es que ellos también acabarán volviéndose mayores, si antes no se los lleva una contingencia imprevista. Una de sus simpatizantes, Jana, opina: “No, en mi opinión ya lo dije el domingo, es que con la jubilación debería venir la baja en el sistema de voto” Para esta chica jubilación equivale a Alzheimer, una interesante forma de declarar la incapacidad automática con la llegada de la jubilación.

Otros apuestan por “Eliminar las pensiones”. Según ellos “para ver si la van cascando”. Supongo que deben pensar en algo parecido a “las casas de la muerte” donde los japoneses llevan a sus enfermos terminales para que allí acaben feneciendo. Se olvidan, estos lunáticos ,que las pensiones se las han ganado cada trabajador con sus cotizaciones a la Seguridad Social y sería un robo del Estado el privarles de la pensión que se han ganado. Pero no acaban aquí sus instintos nazistas porque, los más radicales proponen: “Se trata de eliminar físicamente a las personas mayores que sobran y limitan el futuro de los jóvenes”. ¿Por qué andarse con rodeos y excusas, lo mejor la acción directa? ¿Recuerdan aquellos campos de exterminio en Polonia, como los de Sobibo, Treblinka o el famosísimo de Auschwitch. Todos ellos con magníficas instalaciones para gasear a los cientos de miles de judíos que fueron masacrados en ellas. ¡Bravo por los podemitas, es evidente que sus ideas son luminosas! Evidentemente, si matan a todos los viejos, y luego eliminan a los tullidos y a los incapacitados y, más tarde, a los malformados y deficientes mentales y siguen por este camino de limpieza étnica, es obvio que pronto, como ya hizo el señor Stalin, se van a quedar ellos solos para mangonear el cotarro.

Es bueno, señores, que salgan a relucir estas cosas, que la gente sepa lo que se esconde debajo de estos señores que, por cierto, presumen de sus títulos académicos como si el resto de españoles, que no comparten sus ideas, fueran un atajo de imbéciles, sin estudios, ni formación superior, ni supieran lo que es una Universidad. Lo que sucede es que, estos jactanciosos, estos repipis que presumen de sabios y todavía no se creen que les hayan otorgado un título universitario, no saben, no se han enterado de que, uno puede tener un título académico y ser un verdadero idiota o ser profesor universitario y ser un verdadero imbécil, incapaz de razonar adecuadamente cuando se desenvuelve en otro terreno, en política, por ejemplo. Y un ejemplo de que todos estos “prodigios”, salidos de la Complutense madrileña, no son ni tan listos, ni tan inteligentes, ni tan espabilados como se creen; en esta especie de “subidón” de autoestima, de egolatría o de petulancia que parece que se ha convertido en epidemia dentro de esta camada radicalizada; ha sido su falta de previsión a cerca de lo que les iba a suceder, su obnubilación respecto a los análisis previos que debieron haber hecho y su desconcierto cuando se han dado cuenta de que han perdido más de un millón de votos, precisamente cuando ellos esperaban que, uniéndose a IU, sus resultados, a causa de una sinergia calculada, iban a multiplicar los votos. Fallaron y se lamentan.

Un tal Verra se manifiesta en las redes en el siguiente sentido: “El problema de España es que durante nuestra Historia hemos asesinado a muy poca gente de derechas y hemos quemado pocas iglesias” Suponemos que este sujeto debe flipar con los asesinatos del EI en Siria e Irak y, ya que estamos, no estaría de más que leyese a algunos historiadores sobre el periodo previo al alzamiento del 18 de Julio del 36 y de los sucedido durante la guerra, para que viera que, lo que a él le parece poco, a otros, gente normal con sentimientos, le parecería una verdadera salvajada y un genocidio imperdonable.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como la izquierda extrema vuelve a las andadas y está convencida de que va a conseguir hacerse con España; aunque, de momento, gracias a que somos muchos los viejos que quedamos, deban esperar a una mejor ocasión. Lo curioso es que, puede que la ocasión no les llegue hasta que ellos sean también mayores y entonces, es muy posible que los jóvenes decidan aplicarles las mismas recetas que ellos nos tenían preparadas a nosotros.

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