Desde las altas esferas de poder de las que goza nuestro querido amigo Silvio, vemos una vez más como recurre airado a su gran amiga “la censura” para evitar, lo que a sus ojos son, duras críticas a su persona. Y tiene razón al exponer que están dañando su imagen con los últimos acontecimientos publicados, que van desde las escandalosas fotografías en residencias privadas de “Il Cavaliere” con señoritas de noble profesión, hasta declaraciones de su ex-mujer, harta de aguantar toda clase de desprecios y ridículos ante lo público.
Cualquiera que se tomase unos segundos y comenzase a leer este artículo pensaría que estaría ante una nueva crítica a “premier”, desde el prisma del morbo y el papel couché, pero nada más lejos de mi intención se encuentra adentrarme en tan pantanosas aguas, que muchas veces se filtran con la honorable profesión de la política, muy desprestigiada en estos momentos, por sucesos como tales.
La razón que me ha llevado a escribir estas líneas, no es otra que las recientes demandas interpuestas por Berlusconi a todo medio de comunicación que hable sobre el, bueno, a todo medio de comunicación que haya sacado a la luz sus irregularidades como Primer Ministro Italiano. Lo que sucede, amigo Silvio, es que tu vida privada se ha convertido en el circo romano, que tanto alimentaba y entretenía a sus habitantes hace ya unos cuantos siglos.
La libertad de expresión en Italia se agota como el agua en el desierto; tornándose tan cara y codiciada como el vil petróleo. No sólo hablamos de demandas a rotativos italianos, que también los hay extranjeros (Francia y España), sino que existen censuras en todos los ámbitos de la comunicación que él controla desde el marco privado y público.
Esta grave intromisión en la expresión de la opinión, un derecho básico internacional, ha llevado a La Federación Nacional de la Prensa Italiana (FNSI) a convocar para el próximo 19 de septiembre, una manifestación en Roma a favor de la libertad de prensa y contra los ataques que el primer ministro del país, Silvio Berlusconi, esta realizando sobre los medios de comunicación.
Berlusconi tiene un claro objetivo: asentarse en la butaca del poder. Esa butaca de la que goza hoy en día, gracias a los italianos, porque no nos olvidemos que los propios italianos son los artífices únicos y absolutos de que nuestro amigo Silvio esté gozando del poder que goza. A diferencia de la mayor parte de Europa, que se pregunta cuando acabará este reality show macabro e impropio de un político, la inmensa mayoría italiana sigue sentado en su sofá admirando las aventuras de nuestro querido Silvio, como si de Gran Hermano se tratase. ¿Quizás es que no se han dado cuenta, que su política necesita un cambio de líder?, un líder, de derechas o izquierdas. El problema no es la ideología, sino el saber estar, la educación y el saber hacer. La política es un arte, convertida en mierda en manos de Silvio Berlusconi.
Muchas veces he escuchado que el poder corrompe, y bajo mi punto de vista, no es el poder en si, el que corrompe, sino el ser corrupto y llegar al poder.