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Entrevista al guionista Carlos Montero

"Para escribir utilizo un guión, pero le soy muy infiel"

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Carlos Montero (Celanova, Ourense, 1972) es guionista de cine y de series de televisión (‘Física o Química’, ‘El Comisario’, ‘El tiempo entre costuras’ o ‘Apaches’). Como escritor su carrera, de momento, es breve. Se limita a dos novelas: ‘Los tatuajes no se borran con láser’ (2012) y ‘El desorden que dejas’ con la que ha ganado el Premio Primavera 2016.

Carlos Montero acaba de recibir el Premio Primavera de Novela 2016, patrocinado por El Corte Inglés y la editorial Espasa, por su obra ‘El desorden que dejas’, la historia de Raquel, una profesora de literatura que acepta cubrir la vacante existente en el instituto de un pueblo interior de Galicia. En su primer día de clase, la joven descubre que su predecesora, se ha suicidado y al finalizar la jornada encuentra en su bolso una nota funesta que le apela directamente: ¿Y tú cuánto vas a tardar en morir? A partir de ahí desarrollará una obsesión por conocer las causas de la muerte de Viruca, la anterior profesora, y tratará de esclarecer todo lo sucedido. Con este planteamiento, la novela adquiere pronto las connotaciones de un thriller, que navegará sobre la debilidad humana, las perversiones, las mentiras, los secretos, la fragilidad de las relaciones y del peso insostenible de la ausencia. Sobre todo ello conversé durante unos minutos con el escritor gallego en el piso superior de La Chaise Metro & Red, una tienda vintage anclada en pleno corazón de Valencia, en la calle peatonal del Maestro Clavé.

En primer lugar, enhorabuena por el Premio.
Muchas gracias.

¿Por qué es importante para Carlos Montero ganar el Premio Primavera?
Creo que lo que más agradezco es llegar a más lectores. El hecho de que el Premio lo compartan El Corte Inglés y la Editorial Espasa hace que el libro llegue a mucha más gente, porque lo mejor de todo esto es la promoción. Durante un mes y medio viajas por España entera hablando de tu libro, algo que es fundamental y que a mí no me había sucedido nunca.

¿Qué es para ti escribir?
Comunicar, contar historias… Soy poco trascendente en mis respuestas, como comprobarás a lo largo de esta entrevista. Yo necesito comunicar y escribir es mi método para hacerlo. Podría haberme dedicado a la fotografía o al cine, pero he escogido la palabra.

Es tu segunda novela y ya llevas cinco ediciones en la calle, supongo que eso supondrá un subidón para ti, ¿no?
Claro, pero te vuelves un poco insaciable, tienes miedo de que la burbuja en la que estás instalado se pinche y que todo sea un espejismo. Ahora las ediciones son más pequeñas que las de antes, pero no importa, que siga así mucho tiempo. Reconozco que cada semana localizo dónde está situada la novela en las listas de ventas.

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¿Cómo surge la idea de escribir ‘El desorden que dejas’?
La idea inicial parte de la nota que los alumnos le dejan a la profesora invitándola a que se suicide. Me apetecía contestar a todas las preguntas que sugería ese papel y, después de dos o tres semanas de andar pensando la trama, me di cuenta de que podía ser un thriller. Tiré por esa senda y aquí estamos.

¿Hay mucho de autobiográfico?
Sí, es evidente, pero no se encuentra en los hechos sino en el protagonista, porque la forma en que Raquel afronta sus problemas es muy similar a cómo lo hago yo.

¿Colocar el escenario en Galicia obedece a que tú naciste allí?
Lo cierto es que ya llevaba bastante pensada la historia y todavía no sabía dónde iba a transcurrir. Como nunca había escrito sobre Galicia, decidí volver a mi lugar de origen y situarla allí, teniendo presente también que el carácter de la gente y el ambiente gallego me venían muy bien. Galicia me produce sensaciones ambivalentes, porque, cuando la echo de menos, la visito, pero a los tres o cuatro días ya quiero regresar a Madrid, que es la ciudad donde tengo organizada mi vida. En verdad, me siento un poco ajeno a mi tierra.

La novela arranca potente, ¿ese inicio tan impactante es especialmente deseable en un thriller o esto es aplicable a toda la literatura en general?
Desde que existe el Ipad y el libro electrónico aconsejo a los escritores que arranquen fuerte. Actualmente, el lector se puede descargar gratis los primeros capítulos de cualquier novela y, si le gustan, los compra. En esas primeras páginas, sobre todo en el caso de escritores poco conocidos, es donde perdemos o ganamos muchos lectores.

Naturalmente, después de ese arranque hay que sostener la atención del lector a lo largo de las casi cuatrocientas páginas del libro, ¿qué recursos técnicos haces valer para ello?
En mi caso utilizo un esquema, pero le soy muy infiel. Lo mejor me sale cuando me siento a escribir, cuando bajo al papel para dialogar. En ese momento la historia coge cuerpo y te conduce a lugares mucho más interesantes. Es verdad que sin guión te puedes sentir un poco perdido, especialmente en un thriller, pero siempre terminas encontrando el camino que buscabas. De hecho hay algunos pasajes un poco erráticos, pero esa cosa de no saber a dónde vas, creo que le ha venido muy bien a la novela.

Estilo ágil, dinámico, sencillo, el libro se lee deprisa ¿tu oficio de guionista tiene algo que ver con esta fluidez?
Es posible. Desde luego en la televisión has de estar atrapando constantemente la atención del espectador porque si no cambia de canal. Desde el punto de vista de lector, agradezco mucho ese tipo de novelas intensas, porque no soporto que la literatura, llamémosla de consumo, sea aburrida. Otra cosa son los libros más sesudos, más serios, cuya lectura emprendo con mayor tranquilidad porque estoy convencido de que, en algún momento, el autor va a recompensar mi paciencia de otra manera.

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Los protagonistas de ‘El desorden que dejas’ guardan secretos.
Sí, guardan secretos muy gordos. No es bueno contarlo todo, para eso existen los secretos. Tu pareja no tiene por qué saber ciertas cosas de tu pasado o de tu presente, porque pueden ser muy dañinas para la relación.

En la novela hay sexo. ¿El sexo se aborda igual en la literatura de hoy que en la de antes?
Creo que el sexo siempre ha sido igual, aunque es verdad que la plasmación en la literatura sí que ha cambiado. En la presentación del libro en Madrid, Nativel Preciado dijo que en mi novela había mucho sexo, pero que era elegante. Y eso, aunque no sabía qué quería decir exactamente, me gustó. No me considero un escritor elegante, sobre todo por mi forma de abordar las frases a veces, pero yo pretendía que resultase bien, ni demasiado expresivo, ni demasiado pacato. En ocasiones has de estar a caballo entre ambas aguas, entre la escritura naturalista y la realista que es lo que me gusta.

Esa postura es muy gallega: ni subir, ni bajar.
[Risas] Sí, supongo que sí. Hay mucho de eso en mi literatura y en mis respuestas.

Para narrar has alternado la primera y la tercera personas, ¿buscabas con ello dos puntos de vista diferentes? ¿Por qué?
Durante mucho rato el cuerpo me pedía que usara la primera persona, porque quería que el lector estuviera muy próximo a la protagonista. A veces, sin embargo, prefería distanciarme mucho y para ello necesitaba la tercera. También buscaba que esta tercera persona, sin llegar a ser una voz mentirosa del todo, jugase un poco con el lector. Aunque sabía que con la primera esto era fácil de conseguir, preferí intentarlo con la tercera, porque estaba convencido de que resultaría más gracioso.

La idea inicial de ‘El desorden que dejas’ parte de la muerte extraña de una profesora de instituto, Viruca, a la que sustituye otra persona, Raquel, un bocado poco apetecible, ¿no?
Desde luego, pero estas cosas suceden. No es apetecible ni para los alumnos ni para la profesora. Es una situación rara, bizarra, que además introduce el tema del suicidio, uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad y que has de abordar de alguna manera, porque tienes que hacerle frente inevitablemente.

Raquel se tropieza con un alumnado difícil, muy acostumbrado a la fallecida Viruca.
Sí, se trata de un grupo de alumnos bastante agresivo, complejo, perverso y retorcido.

En una ocasión, Viruca definió ante sus alumnos lo que significaba la literatura para ella, pidiéndoles que contaran algo que les doliera, «que la literatura era eso, dolor, que salía de la mierda que cada escritor lleva dentro, de lo más oscuro», ¿compartes la definición?
La definición no es mía, se la robé a Palahniuc y no la comparto. Él opina que solo se puede escribir desde lo más oscuro de cada uno, desde el dolor, y creo que desde el dolor es interesante escribir, pero también puedes hacerlo desde la alegría. Hay otra definición que me gusta más, una que dice que «un escritor ha de escribir siempre como si sus padres estuvieran muertos», lo cual está muy bien no porque quieras matar a tus padres, sino porque así escribes sin ningún tipo de pudor.

Acabamos por hoy: tú has escrito muchos guiones para series televisivas y películas, si se terciara ¿te atreverías a guionizar tu propia novela o preferirías que lo hiciera otro, si surgiera la oportunidad?
Sin duda que me atrevería, aunque también me gustaría ver la imagen que proyecta mi novela en el trabajo de otro guionista. Si yo lo hiciera, sería bastante infiel al argumento original. De hecho, ya se me han ocurrido tres o cuatro ideas que introduciría en el guión.

"Para escribir utilizo un guión, pero le soy muy infiel"

Entrevista al guionista Carlos Montero
Herme Cerezo
jueves, 30 de junio de 2016, 08:30 h (CET)



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Carlos Montero (Celanova, Ourense, 1972) es guionista de cine y de series de televisión (‘Física o Química’, ‘El Comisario’, ‘El tiempo entre costuras’ o ‘Apaches’). Como escritor su carrera, de momento, es breve. Se limita a dos novelas: ‘Los tatuajes no se borran con láser’ (2012) y ‘El desorden que dejas’ con la que ha ganado el Premio Primavera 2016.

Carlos Montero acaba de recibir el Premio Primavera de Novela 2016, patrocinado por El Corte Inglés y la editorial Espasa, por su obra ‘El desorden que dejas’, la historia de Raquel, una profesora de literatura que acepta cubrir la vacante existente en el instituto de un pueblo interior de Galicia. En su primer día de clase, la joven descubre que su predecesora, se ha suicidado y al finalizar la jornada encuentra en su bolso una nota funesta que le apela directamente: ¿Y tú cuánto vas a tardar en morir? A partir de ahí desarrollará una obsesión por conocer las causas de la muerte de Viruca, la anterior profesora, y tratará de esclarecer todo lo sucedido. Con este planteamiento, la novela adquiere pronto las connotaciones de un thriller, que navegará sobre la debilidad humana, las perversiones, las mentiras, los secretos, la fragilidad de las relaciones y del peso insostenible de la ausencia. Sobre todo ello conversé durante unos minutos con el escritor gallego en el piso superior de La Chaise Metro & Red, una tienda vintage anclada en pleno corazón de Valencia, en la calle peatonal del Maestro Clavé.

En primer lugar, enhorabuena por el Premio.
Muchas gracias.

¿Por qué es importante para Carlos Montero ganar el Premio Primavera?
Creo que lo que más agradezco es llegar a más lectores. El hecho de que el Premio lo compartan El Corte Inglés y la Editorial Espasa hace que el libro llegue a mucha más gente, porque lo mejor de todo esto es la promoción. Durante un mes y medio viajas por España entera hablando de tu libro, algo que es fundamental y que a mí no me había sucedido nunca.

¿Qué es para ti escribir?
Comunicar, contar historias… Soy poco trascendente en mis respuestas, como comprobarás a lo largo de esta entrevista. Yo necesito comunicar y escribir es mi método para hacerlo. Podría haberme dedicado a la fotografía o al cine, pero he escogido la palabra.

Es tu segunda novela y ya llevas cinco ediciones en la calle, supongo que eso supondrá un subidón para ti, ¿no?
Claro, pero te vuelves un poco insaciable, tienes miedo de que la burbuja en la que estás instalado se pinche y que todo sea un espejismo. Ahora las ediciones son más pequeñas que las de antes, pero no importa, que siga así mucho tiempo. Reconozco que cada semana localizo dónde está situada la novela en las listas de ventas.

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¿Cómo surge la idea de escribir ‘El desorden que dejas’?
La idea inicial parte de la nota que los alumnos le dejan a la profesora invitándola a que se suicide. Me apetecía contestar a todas las preguntas que sugería ese papel y, después de dos o tres semanas de andar pensando la trama, me di cuenta de que podía ser un thriller. Tiré por esa senda y aquí estamos.

¿Hay mucho de autobiográfico?
Sí, es evidente, pero no se encuentra en los hechos sino en el protagonista, porque la forma en que Raquel afronta sus problemas es muy similar a cómo lo hago yo.

¿Colocar el escenario en Galicia obedece a que tú naciste allí?
Lo cierto es que ya llevaba bastante pensada la historia y todavía no sabía dónde iba a transcurrir. Como nunca había escrito sobre Galicia, decidí volver a mi lugar de origen y situarla allí, teniendo presente también que el carácter de la gente y el ambiente gallego me venían muy bien. Galicia me produce sensaciones ambivalentes, porque, cuando la echo de menos, la visito, pero a los tres o cuatro días ya quiero regresar a Madrid, que es la ciudad donde tengo organizada mi vida. En verdad, me siento un poco ajeno a mi tierra.

La novela arranca potente, ¿ese inicio tan impactante es especialmente deseable en un thriller o esto es aplicable a toda la literatura en general?
Desde que existe el Ipad y el libro electrónico aconsejo a los escritores que arranquen fuerte. Actualmente, el lector se puede descargar gratis los primeros capítulos de cualquier novela y, si le gustan, los compra. En esas primeras páginas, sobre todo en el caso de escritores poco conocidos, es donde perdemos o ganamos muchos lectores.

Naturalmente, después de ese arranque hay que sostener la atención del lector a lo largo de las casi cuatrocientas páginas del libro, ¿qué recursos técnicos haces valer para ello?
En mi caso utilizo un esquema, pero le soy muy infiel. Lo mejor me sale cuando me siento a escribir, cuando bajo al papel para dialogar. En ese momento la historia coge cuerpo y te conduce a lugares mucho más interesantes. Es verdad que sin guión te puedes sentir un poco perdido, especialmente en un thriller, pero siempre terminas encontrando el camino que buscabas. De hecho hay algunos pasajes un poco erráticos, pero esa cosa de no saber a dónde vas, creo que le ha venido muy bien a la novela.

Estilo ágil, dinámico, sencillo, el libro se lee deprisa ¿tu oficio de guionista tiene algo que ver con esta fluidez?
Es posible. Desde luego en la televisión has de estar atrapando constantemente la atención del espectador porque si no cambia de canal. Desde el punto de vista de lector, agradezco mucho ese tipo de novelas intensas, porque no soporto que la literatura, llamémosla de consumo, sea aburrida. Otra cosa son los libros más sesudos, más serios, cuya lectura emprendo con mayor tranquilidad porque estoy convencido de que, en algún momento, el autor va a recompensar mi paciencia de otra manera.

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Los protagonistas de ‘El desorden que dejas’ guardan secretos.
Sí, guardan secretos muy gordos. No es bueno contarlo todo, para eso existen los secretos. Tu pareja no tiene por qué saber ciertas cosas de tu pasado o de tu presente, porque pueden ser muy dañinas para la relación.

En la novela hay sexo. ¿El sexo se aborda igual en la literatura de hoy que en la de antes?
Creo que el sexo siempre ha sido igual, aunque es verdad que la plasmación en la literatura sí que ha cambiado. En la presentación del libro en Madrid, Nativel Preciado dijo que en mi novela había mucho sexo, pero que era elegante. Y eso, aunque no sabía qué quería decir exactamente, me gustó. No me considero un escritor elegante, sobre todo por mi forma de abordar las frases a veces, pero yo pretendía que resultase bien, ni demasiado expresivo, ni demasiado pacato. En ocasiones has de estar a caballo entre ambas aguas, entre la escritura naturalista y la realista que es lo que me gusta.

Esa postura es muy gallega: ni subir, ni bajar.
[Risas] Sí, supongo que sí. Hay mucho de eso en mi literatura y en mis respuestas.

Para narrar has alternado la primera y la tercera personas, ¿buscabas con ello dos puntos de vista diferentes? ¿Por qué?
Durante mucho rato el cuerpo me pedía que usara la primera persona, porque quería que el lector estuviera muy próximo a la protagonista. A veces, sin embargo, prefería distanciarme mucho y para ello necesitaba la tercera. También buscaba que esta tercera persona, sin llegar a ser una voz mentirosa del todo, jugase un poco con el lector. Aunque sabía que con la primera esto era fácil de conseguir, preferí intentarlo con la tercera, porque estaba convencido de que resultaría más gracioso.

La idea inicial de ‘El desorden que dejas’ parte de la muerte extraña de una profesora de instituto, Viruca, a la que sustituye otra persona, Raquel, un bocado poco apetecible, ¿no?
Desde luego, pero estas cosas suceden. No es apetecible ni para los alumnos ni para la profesora. Es una situación rara, bizarra, que además introduce el tema del suicidio, uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad y que has de abordar de alguna manera, porque tienes que hacerle frente inevitablemente.

Raquel se tropieza con un alumnado difícil, muy acostumbrado a la fallecida Viruca.
Sí, se trata de un grupo de alumnos bastante agresivo, complejo, perverso y retorcido.

En una ocasión, Viruca definió ante sus alumnos lo que significaba la literatura para ella, pidiéndoles que contaran algo que les doliera, «que la literatura era eso, dolor, que salía de la mierda que cada escritor lleva dentro, de lo más oscuro», ¿compartes la definición?
La definición no es mía, se la robé a Palahniuc y no la comparto. Él opina que solo se puede escribir desde lo más oscuro de cada uno, desde el dolor, y creo que desde el dolor es interesante escribir, pero también puedes hacerlo desde la alegría. Hay otra definición que me gusta más, una que dice que «un escritor ha de escribir siempre como si sus padres estuvieran muertos», lo cual está muy bien no porque quieras matar a tus padres, sino porque así escribes sin ningún tipo de pudor.

Acabamos por hoy: tú has escrito muchos guiones para series televisivas y películas, si se terciara ¿te atreverías a guionizar tu propia novela o preferirías que lo hiciera otro, si surgiera la oportunidad?
Sin duda que me atrevería, aunque también me gustaría ver la imagen que proyecta mi novela en el trabajo de otro guionista. Si yo lo hiciera, sería bastante infiel al argumento original. De hecho, ya se me han ocurrido tres o cuatro ideas que introduciría en el guión.

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