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El día en que los ingleses optaban por el “brexit”

Populismo y democracia

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Con el título “Populismo y Democracia” el Club Liberal Español anunciaba la intervención del liberal Gaspar Ariño, dentro del ciclo “La sociedad española, 40 años después”, que se celebra en el Hotel Wellington de Madrid.

En vísperas de nuevas Elecciones Generales y el día en que los ingleses decidirían salir de UE, la conferencia era atrayente, además de por el título y por el orador, por el hecho de que éste se ha dedicado a estudiar la izquierda nacional, en las 137 páginas de su libro “La Nueva Izquierda”, en las que se ocupa desde el origen de Podemos hasta la formulación de las preguntas del Epílogo: ¿Adónde va Podemos? y ¿Con quién?.

Ariño en el fondo no defraudó, aunque en las formas pospusiera la pregunta principal ¿Qué pretende el populismo de Podemos?, a la estructura de su libro. Un libro que fue desgranando buscando más la empatía retórica, a veces meliflua, que el rigor propio de un análisis.

“El populismo y la democracia es algo misterioso y es un desafío hablar de ellos”. Con la afirmación comenzó la exposición de lo que definió como una búsqueda, en la que aparecieron algunos hechos que presentó como descubrimientos en una realidad asombrosa: “Es un misterio que los populismos levanten tantas expectativas... Tienen audiencia como la tuvieron Lenin, Hitler, Mussolini, Perón, Franco o Chaves”. “El populismo es como el colesterol en sangre, siempre está presente, crece a una velocidad insólita; hay colesterol y populismo bueno y malo”.

Inmediatamente, entró en lo que llamó “Una teoría del populismo”, que trató desde la óptica española y a la que nombró con el título de su libro: “La Nueva Izquierda”.

Sin afirmar que la pretensión principal de la Nueva Izquierda española es conseguir el poder, que es una obviedad que parece incuestionable y sobre la que podría haber desarrollado su discurso, optó por dedicarse a ver “raíces, causas y remedios”. Hizo así un relato de las facetas que importan: (El populismo) está alimentado por unas clases medias empobrecidas que se sienten abandonadas. Es “reivindicativo, revolucionario, moderno e ilustrado”. Puede ser nacionalista, aunque en España sólo aparece así en Cataluña. Es una concepción de la democracia, en la que “la gente” debe tomar conciencia de sí misma, denunciar y recuperar la soberanía con “democracia directa” y con mecanismos para controlar al que manda. Es revolucionario, se revela con lo existente y busca conflicto. Crea un “enemigo culpable” al que combatir: “establishment”, ricos, banqueros, Banco Mundial, Jefes de Gobierno que actúan en connivencia con los banqueros. Una “casta” que saca el mayor beneficio y se mueve por “puertas giratorias”. Los populistas aspiran a recuperar la soberanía, ocupan transversalmente la sociedad, y aspiran a “empoderar al pueblo”.

Llegado a este punto, olvidó la dinámica del libro, o ésta le condujo a la cuestión principal, no contestada, sobre la conquista del poder que pretende Podemos. Y entró en la dinámica analítica de los criterios y estrategias usadas para conseguirlo, expuestas por Ors Villarejo en el mes de abril en su artículo “Los límites del Populismo”, con concreción y precisión que mejoran lo dicho por Ariño y que son dignas de recuerdo: Base en las ideas de Gramsci. Influencias de García Llinera, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Y, como sustrato práctico, el Movimiento al Socialismo con la variación de Althusser, que da «autonomía a la práctica ideológica y jurídico-política respecto a la económica» y conduce a la conclusión «no hace falta cambiar la estructura económica, sino operar directamente en la superestructura, amalgamando políticamente las demandas desatendidas» (Porque) «el objetivo de la vanguardia intelectual no es concienciar al proletariado, sino aglutinar indignación para “ganar hegemonía”»..., «las élites han generado una visión del mundo que comparten incluso los dominados. Para derrocarlas es preciso construir una cosmovisión alternativa...» «Lo político tiene que ver con el antagonismo, con la hostilidad que existe en las sociedades humanas... con “organizar el disenso”, buscando “la articulación de las luchas contra las distintas formas de subordinación»...

Ampliando lo expuesto por Ors, hizo aportaciones propias: El empoderar al pueblo les viene de Gramsci, que predicó la idea de hegemonía cultural. No se trata de asaltar el Palacio de Invierno, sino de transformar las ideas y valores de la sociedad, desarrollado por sus discípulos Laclau y Mouffe, que argumentaron e hicieron crítica a la conjunción del capitalismo y el socialismo de la Tercera Vía al Socialismo (“The Third Way”) de Tony Blair, Wim Kok, Gerhard Schroder y Felipe González; porque, tras la historia, “el pueblo se ha convertido en un zombie decepcionado”, sin que los partidos clásicos hayan hecho frente al problema, ni se hayan dado cuenta de que el mercado y las migraciones han hecho perder empleo empobreciendo a las clases medias.

Después, retomando el hilo de su libro siguió desarrollándolo: Nuevo constitucionalismo social. Uso a conveniencia del Derecho, Conquista y servicio del Estado, Líneas programáticas y Programas sin definir o dudosos, Otros perfiles de la nueva Izquierda (Corrupción personal y del sistema, Organizaciones multilaterales y Soberanía, Gestión del Estado Social y Democracia Participativa).

En este apartado, aparecieron otros descubrimientos que ornó con frases: Tratarán de Ganar Elecciones sin división izquierda-derecha. Buscan temas que influyen en la gente creando mensajes comunes. Aunar voluntades de indignados. Uso del líder (Pablo Iglesias) con poder ejercido de forma radical. Sin ideología definida. Invento de un lenguaje. Democracia falsa, de mayorías, sin garantías para las minorías.

Todo esto antes del final efectista en el que se notaron tres partes:

Propuestas populares: Ocupar el Estado para mutarlo en organizaciones populares de “la gente”, deducido de lo propuesto por Iglesias en las negociaciones tras las Elecciones pasadas. Participación ciudadana incierta en los órganos de decisión.

Modelo y medidas posibles de un Gobierno populista: El Secretariado del partido ocupa el poder, incluso el militar. Control de nombramientos de Altos Cargos. Influencia en jueces y fiscales. Control de las Fuerzas Armadas y los Servicios de Información y Prensa. Redistribución de riquezas. Expropiaciones. Impago de Servicios públicos. Arrendamientos de viviendas. Intervención en empresas estratégicas. Nacionalizaciones.

Terapia frente al Populismo: Amable con pretensiones realistas y un ápice de esperanza. Como el populismo no va a desaparecer, requiere una batalla continua. Porque “a estos ya les conocemos”, hay que contarles qué significa el Estado del Bienestar”, para una sociedad en la que “el precariato” (inseguridad y precariedad en empleo y sueldo) afecta al 40% de la población.

Al terminar, en la calle el calor se mezclaba con la preocupación.

Mientras, los ingleses optaban por el “brexit”.

Populismo y democracia

El día en que los ingleses optaban por el “brexit”
José Luis Heras Celemín
sábado, 25 de junio de 2016, 09:33 h (CET)
Con el título “Populismo y Democracia” el Club Liberal Español anunciaba la intervención del liberal Gaspar Ariño, dentro del ciclo “La sociedad española, 40 años después”, que se celebra en el Hotel Wellington de Madrid.

En vísperas de nuevas Elecciones Generales y el día en que los ingleses decidirían salir de UE, la conferencia era atrayente, además de por el título y por el orador, por el hecho de que éste se ha dedicado a estudiar la izquierda nacional, en las 137 páginas de su libro “La Nueva Izquierda”, en las que se ocupa desde el origen de Podemos hasta la formulación de las preguntas del Epílogo: ¿Adónde va Podemos? y ¿Con quién?.

Ariño en el fondo no defraudó, aunque en las formas pospusiera la pregunta principal ¿Qué pretende el populismo de Podemos?, a la estructura de su libro. Un libro que fue desgranando buscando más la empatía retórica, a veces meliflua, que el rigor propio de un análisis.

“El populismo y la democracia es algo misterioso y es un desafío hablar de ellos”. Con la afirmación comenzó la exposición de lo que definió como una búsqueda, en la que aparecieron algunos hechos que presentó como descubrimientos en una realidad asombrosa: “Es un misterio que los populismos levanten tantas expectativas... Tienen audiencia como la tuvieron Lenin, Hitler, Mussolini, Perón, Franco o Chaves”. “El populismo es como el colesterol en sangre, siempre está presente, crece a una velocidad insólita; hay colesterol y populismo bueno y malo”.

Inmediatamente, entró en lo que llamó “Una teoría del populismo”, que trató desde la óptica española y a la que nombró con el título de su libro: “La Nueva Izquierda”.

Sin afirmar que la pretensión principal de la Nueva Izquierda española es conseguir el poder, que es una obviedad que parece incuestionable y sobre la que podría haber desarrollado su discurso, optó por dedicarse a ver “raíces, causas y remedios”. Hizo así un relato de las facetas que importan: (El populismo) está alimentado por unas clases medias empobrecidas que se sienten abandonadas. Es “reivindicativo, revolucionario, moderno e ilustrado”. Puede ser nacionalista, aunque en España sólo aparece así en Cataluña. Es una concepción de la democracia, en la que “la gente” debe tomar conciencia de sí misma, denunciar y recuperar la soberanía con “democracia directa” y con mecanismos para controlar al que manda. Es revolucionario, se revela con lo existente y busca conflicto. Crea un “enemigo culpable” al que combatir: “establishment”, ricos, banqueros, Banco Mundial, Jefes de Gobierno que actúan en connivencia con los banqueros. Una “casta” que saca el mayor beneficio y se mueve por “puertas giratorias”. Los populistas aspiran a recuperar la soberanía, ocupan transversalmente la sociedad, y aspiran a “empoderar al pueblo”.

Llegado a este punto, olvidó la dinámica del libro, o ésta le condujo a la cuestión principal, no contestada, sobre la conquista del poder que pretende Podemos. Y entró en la dinámica analítica de los criterios y estrategias usadas para conseguirlo, expuestas por Ors Villarejo en el mes de abril en su artículo “Los límites del Populismo”, con concreción y precisión que mejoran lo dicho por Ariño y que son dignas de recuerdo: Base en las ideas de Gramsci. Influencias de García Llinera, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Y, como sustrato práctico, el Movimiento al Socialismo con la variación de Althusser, que da «autonomía a la práctica ideológica y jurídico-política respecto a la económica» y conduce a la conclusión «no hace falta cambiar la estructura económica, sino operar directamente en la superestructura, amalgamando políticamente las demandas desatendidas» (Porque) «el objetivo de la vanguardia intelectual no es concienciar al proletariado, sino aglutinar indignación para “ganar hegemonía”»..., «las élites han generado una visión del mundo que comparten incluso los dominados. Para derrocarlas es preciso construir una cosmovisión alternativa...» «Lo político tiene que ver con el antagonismo, con la hostilidad que existe en las sociedades humanas... con “organizar el disenso”, buscando “la articulación de las luchas contra las distintas formas de subordinación»...

Ampliando lo expuesto por Ors, hizo aportaciones propias: El empoderar al pueblo les viene de Gramsci, que predicó la idea de hegemonía cultural. No se trata de asaltar el Palacio de Invierno, sino de transformar las ideas y valores de la sociedad, desarrollado por sus discípulos Laclau y Mouffe, que argumentaron e hicieron crítica a la conjunción del capitalismo y el socialismo de la Tercera Vía al Socialismo (“The Third Way”) de Tony Blair, Wim Kok, Gerhard Schroder y Felipe González; porque, tras la historia, “el pueblo se ha convertido en un zombie decepcionado”, sin que los partidos clásicos hayan hecho frente al problema, ni se hayan dado cuenta de que el mercado y las migraciones han hecho perder empleo empobreciendo a las clases medias.

Después, retomando el hilo de su libro siguió desarrollándolo: Nuevo constitucionalismo social. Uso a conveniencia del Derecho, Conquista y servicio del Estado, Líneas programáticas y Programas sin definir o dudosos, Otros perfiles de la nueva Izquierda (Corrupción personal y del sistema, Organizaciones multilaterales y Soberanía, Gestión del Estado Social y Democracia Participativa).

En este apartado, aparecieron otros descubrimientos que ornó con frases: Tratarán de Ganar Elecciones sin división izquierda-derecha. Buscan temas que influyen en la gente creando mensajes comunes. Aunar voluntades de indignados. Uso del líder (Pablo Iglesias) con poder ejercido de forma radical. Sin ideología definida. Invento de un lenguaje. Democracia falsa, de mayorías, sin garantías para las minorías.

Todo esto antes del final efectista en el que se notaron tres partes:

Propuestas populares: Ocupar el Estado para mutarlo en organizaciones populares de “la gente”, deducido de lo propuesto por Iglesias en las negociaciones tras las Elecciones pasadas. Participación ciudadana incierta en los órganos de decisión.

Modelo y medidas posibles de un Gobierno populista: El Secretariado del partido ocupa el poder, incluso el militar. Control de nombramientos de Altos Cargos. Influencia en jueces y fiscales. Control de las Fuerzas Armadas y los Servicios de Información y Prensa. Redistribución de riquezas. Expropiaciones. Impago de Servicios públicos. Arrendamientos de viviendas. Intervención en empresas estratégicas. Nacionalizaciones.

Terapia frente al Populismo: Amable con pretensiones realistas y un ápice de esperanza. Como el populismo no va a desaparecer, requiere una batalla continua. Porque “a estos ya les conocemos”, hay que contarles qué significa el Estado del Bienestar”, para una sociedad en la que “el precariato” (inseguridad y precariedad en empleo y sueldo) afecta al 40% de la población.

Al terminar, en la calle el calor se mezclaba con la preocupación.

Mientras, los ingleses optaban por el “brexit”.

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