No me considero un agorero ni un pesimista que lo ve todo negro. Simplemente soy un español más que contempla atónito lo que desde hace medio año está ocurriendo en nuestra España y la inutilidad de los políticos que pretenden gobernarnos.
Las posiciones de los adalides de los partidos no se han movido un ápice del lugar que ocupaban hace seis meses. Bueno sí, Podemos ha engullido a Izquierda Unida y han formado como una especie de Frente popular, que por mucho que ahora intenten presentarse como si fuesen socialdemócratas, sólo se están cubriendo con una piel de cordero para engatusar y embaucar a los incautos, conservando bajo ella la ideología de la manipulación de la burocracia, control del ejército y de la policía, con un espléndido aparato de propaganda que Pablo Iglesias sabe manejar utilizando todos los medios de comunicación a su alcance.
¡Vamos! Lo que se dice un totalitarismo puro y duro al mejor estilo hitleriano o estalinista.
Los augures vaticinan que el resultado de estos comicios van a ser similares de los que padecimos en diciembre pasado.
Según sus predicciones la coalición de Unidos Podemos y el PSOE, los acercaría a la mayoría absoluta, pero el ansia de poder de Pedro Sánchez, ¿lo llevará a aceptar ser el segundón de Pablo Iglesias, o le quedará un adarme de dignidad y no consentiría en ese indigno maridaje?
Además podría ser su aniquilamiento político, pues su partido sería fagocitado por Podemos, al igual que ha llevado a cabo con Izquierda Unida. ¿Consentiría esto el Aparato socialista?
El PP volvería a ser el más votado aunque, por esta incomprensible ley electoral que sufrimos, teniendo más votos poseería menos escaños, por lo que tendría que buscar aliados que le proporcionaran fuerza suficiente.
Compañeros de viaje que no va a encontrar porque Pedro Sánchez ha repetido hasta la saciedad que no quiere tratos con el PP.
Una alianza con Unidos Podemos es tan impracticable como mezclar agua y aceite.
El advenedizo adalid de Ciudadanos, Alberto Ribera, ha manifestado públicamente que se uniría al PP, siempre que se quitase de en medio Mariano Rajoy.
¿Quién se cree que es? El cabeza de lista para la Presidencia está respaldado por más de siete millones de españoles a los que, con esta prepotente actitud, sólo muestra desprecio.
Como vemos, todos siguen enrocados en las mismas posiciones que en diciembre.
Ojala me equivoque y tengan la suficiente dignidad de, como en la Transición, aparcar sus mezquinos intereses por el bien de los españoles que somos los que los mantenemos.
Si no, veo que todos los ciudadanos de España volveremos a un nuevo compás de espera, cuya resolución vendrá con las calendas graecas.