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Al final todo esto es una pura mentira instalada en el corazón de los creyentes o una injusticia en los que no creen en cuestiones religiosas

Hoy cometimos pecado mortal

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Ya saben, y lo sabe bien el personal de izquierda y derecha, que según la Iglesia Católica y la dignidad de las personas, que existen dos grandiosos “marrones” sociales que el estamento religioso califica como pecados veniales o mortales.

El llamado “venial” vendría a ser como una pequeña metedura de pata que se comete de forma inconsciente, y el “mortal”, o sea, el que te lleva a la muerte de alma es el que se realiza con alevosía y premeditación.

Al final todo esto es una pura mentira instalada en el corazón de los creyentes o una injusticia en los que no creen en cuestiones religiosas pero que miden la bondad o maldad de las personas por las apariencias, estos son los autollamados “progresistas” a los que considero personal con buenos principios.

Pero hoy, como mi “pastora”, por causas que no vienen a cuento, ya no está para cocinar y encender la britocerámica con la cantidad de botones que tiene el bicho en cuestión, y dado que todos los días vamos a un lugar llamado “La Viga” a tomar un menú de siete euros y cincuenta céntimos para evitar males mayores, me he dicho y le ha comentado a ella que íbamos a saltarnos la barrera de la pobreza, a lo que asintió favorablemente sin saber bien lo que le quería decir, marchando por lo “bajini” al Corte Inglés, sito en la misma calle donde se encuentra mi “Gran Vía”, lugar de purgatorio o cielo según quien se arremoline en la barra.

Y ya en El Corte, una vez que lo tomamos por asalto, sin llegar al deseo del señor Iglesias, el restaurante del edificio, le dije en un susurro prolongado: “mira chati pide por tu linda boquita lo que desees, que hoy vamos a festejar lo que tal vez mañana no podamos no sea que “Podemos” o “Mariano” nos recorte la pensión”

Así que ella, la mitad de mi vida, sugirió unas tonterías a las que ya no estamos acostumbrados, pues en cuanto nos salimos del gazpacho o la porra antequerana todo nos sabe a extraño. De manera que, como de aquí a siete días votemos lo que votemos esto, o sea, España se va a poner encanallada, nos fuimos por lo alto y saltamos de la gamba a la merluza pasando por anchoas de Revilla y alguna sutileza que no viene a cuento por aquello de la pulcritud del señor Monedero.

De manera que, si por las moscas cojoneras se ponen pesadas, fuimos a por todas.

Es por ello que pido perdón y prometo no caer en más tentaciones, entre otras cosas porque la pensión no da para más.

Hoy cometimos pecado mortal

Al final todo esto es una pura mentira instalada en el corazón de los creyentes o una injusticia en los que no creen en cuestiones religiosas
José García Pérez
domingo, 19 de junio de 2016, 03:16 h (CET)
Ya saben, y lo sabe bien el personal de izquierda y derecha, que según la Iglesia Católica y la dignidad de las personas, que existen dos grandiosos “marrones” sociales que el estamento religioso califica como pecados veniales o mortales.

El llamado “venial” vendría a ser como una pequeña metedura de pata que se comete de forma inconsciente, y el “mortal”, o sea, el que te lleva a la muerte de alma es el que se realiza con alevosía y premeditación.

Al final todo esto es una pura mentira instalada en el corazón de los creyentes o una injusticia en los que no creen en cuestiones religiosas pero que miden la bondad o maldad de las personas por las apariencias, estos son los autollamados “progresistas” a los que considero personal con buenos principios.

Pero hoy, como mi “pastora”, por causas que no vienen a cuento, ya no está para cocinar y encender la britocerámica con la cantidad de botones que tiene el bicho en cuestión, y dado que todos los días vamos a un lugar llamado “La Viga” a tomar un menú de siete euros y cincuenta céntimos para evitar males mayores, me he dicho y le ha comentado a ella que íbamos a saltarnos la barrera de la pobreza, a lo que asintió favorablemente sin saber bien lo que le quería decir, marchando por lo “bajini” al Corte Inglés, sito en la misma calle donde se encuentra mi “Gran Vía”, lugar de purgatorio o cielo según quien se arremoline en la barra.

Y ya en El Corte, una vez que lo tomamos por asalto, sin llegar al deseo del señor Iglesias, el restaurante del edificio, le dije en un susurro prolongado: “mira chati pide por tu linda boquita lo que desees, que hoy vamos a festejar lo que tal vez mañana no podamos no sea que “Podemos” o “Mariano” nos recorte la pensión”

Así que ella, la mitad de mi vida, sugirió unas tonterías a las que ya no estamos acostumbrados, pues en cuanto nos salimos del gazpacho o la porra antequerana todo nos sabe a extraño. De manera que, como de aquí a siete días votemos lo que votemos esto, o sea, España se va a poner encanallada, nos fuimos por lo alto y saltamos de la gamba a la merluza pasando por anchoas de Revilla y alguna sutileza que no viene a cuento por aquello de la pulcritud del señor Monedero.

De manera que, si por las moscas cojoneras se ponen pesadas, fuimos a por todas.

Es por ello que pido perdón y prometo no caer en más tentaciones, entre otras cosas porque la pensión no da para más.

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