Y el balón echó a rodar. Dos partidos, dos victorias. Este es el Barça del triplete. Ante rivales de escaso nivel, cierto, pero con un once titular repleto de juveniles y suplentes. Por el contrario, en Madrid se esperaba que el estreno en el Bernabeu viniera acompañado de un saco de goles y nada más lejos de la realidad. Raúl volvió a salvar los muebles por enésima vez. El mismo Raúl que en palabras de Valdano debía “desempeñar un papel secundario este año en el equipo”.

Nadie duda que el Real Madrid será un firme aspirante al título este año, pero está claro que queda mucho trabajo por hacer. Cristiano, Benzema y Kaká son una garantía de goles pero todavía deben ensamblar su juego para lograr que la maquinaria merengue funcione a la perfección.

A la espera de un ansiado cerebro que dote de criterio el centro del campo, Pellegrini anda más pendiente de la puerta de salida que de la de entrada. El exceso de jugadores en la plantilla preocupa al técnico chileno que ve como pasan las fechas y nadie quiere salir del vestuario blanco.

Sin duda, esa circunstancia no es la ideal para empezar a configurar el juego excelente que exige el Bernabeu. Florentino ha devuelto la ilusión, ahora falta ver cuánto tiempo perdurará en un aficionado merengue hambriento de goles, triunfos, títulos y en definitiva de fútbol.

El principal problema es que el ser superior tiene el listón muy alto. Que Cristiano vaya entrenando su disparo desde la frontal. El zurdazo de Zizzou en Glasgow anda todavía muy presente en el imaginario merengue y como el show no llegue pronto a la casa blanca los pitos no tardarán en aparecer. Y si no, al tiempo.

Aún es pronto, sin duda. Este Real Madrid poco tendrá que ver con el que afronte su primer compromiso liguero. Aunque no sería bueno relajarse. La sombra del triplete todavía es muy larga. Encima ahora llega otro crack, ‘Ibracadabra’. Todo a pedir de boca para un Guardiola que sigue a lo suyo. Trabajo, trabajo y más trabajo. Y de momento, sin noticias de la galaxia. El tiempo dirá.