Hasta Cayo Lara ha dicho que le costará ir a votar el 26J. Y es que le han desarmado el partido comunista; ese al que, de un tiempo a esta parte, llaman “Izquierda Hundida”. Pues bien, antes se lo llamaban, pero ahora parece que lo es y ya no hay vuelta atrás. Primero hizo Tania la preventa y ahora es Garzón quien cierra la operación por cuatro perras, ocho cargos y cuatro años de sillón. El tal Garzón ha entregado el partido comunista a Pablo Manuel y — sabedor de que podría no salir como diputado en las próximas elecciones– ha demostrado que es capaz de ‘venderlo’ todo con tal de ir de número 5 con ‘Podemos’.
El acto de ‘entrega’ pacífica me recordó, en cierto modo, la Rendición de Granada, salvando las distancias, diferencias y la importancia. Solo faltó la genuflexión de Garzón y el golpe de humillación con la cabeza; desde luego, la cara de satisfacción era digna de estudio y reflexión. Ya se sabe que hay gente capaz de vender lo mejor de su vida por un puñado de gominolas. ¡Ay si levantara la cabeza ‘la roja’! Me refiero a Lola Ibárruri, no a la selección española de fútbol.
Resulta ridículo y esperpéntico, incluso, que ‘Podemos’ siga afirmando que se vive en Venezuela mejor que en España. Solo los ignorantes y gaznápiros se reafirman a diario. Doy fe. Ahí tienen a esa ‘alternativa’ estudiantil y podemita de Salamanca que ha boicoteado un acto del padre de Leopoldo López, en un claro ejemplo antidemocrático, leninista y comunista, con una alta carga de mediocridad: la democracia no la saben escribir y mucho menos, reescribir. Incluso llegan a llamar libertad de expresión a los actos de vandalismo, excepto cuando se les aplica a ellos. Solo pongo un ejemplo para que ustedes juzguen: ¿Se puede llamar libertad de expresión a la paliza que el tal Bódalo dio a un concejal socialista, previa amenaza de muerte a dos policías? Pues ya lo ven, a eso también lo llaman libertad de no sé qué. Lo dicho: si la ignorancia política volara, no nos daría el sol.
Pero miren ustedes, toda esa tropa de algarada y pandereta tiene socios ansiosos de participar en las migajas leninistas y comunistas. Miren a Garzón, el comunista de Izquierda ‘Hundida’, y la integración de esa izquierda en ‘Podemos’ (no sé si integración o absorción, pero venta encubierta para disfrute de la Hacienda pública). Es un acto claro de bajada de pantalones. Garzón se ha puesto mirando a Cuenca, a la vez que ha dejado que los podemitas pasen en fila india para ‘recibir’. Y todo parece indicar que lo hace con gusto. No parece que el comunismo le importe mucho; lo que sí le importa es ocupar un sillón para no quedarse a la intemperie. Sabido es que en la intemperie hace frío y el atroz comunismo lleva mucho tiempo congelándose, como no podía ser de otra forma: hoy, el comunismo, es una vuelta atrás donde viven tres y los demás quedan esclavizados. Miren a Corea y comprueben que hasta en los móviles personales hay control, censura y castigo.
El comunismo es así: además de hipócrita, falso y falseador es desnortado, rastrero, traidor, infiel, siempre deudor, ventajista y putrefacto desde sus orígenes. No hay necesidad de contradecir a la Historia. Y si no lo creen, pregunten a la Hacienda pública y comprobarán la deuda de Izquierda ‘Hundida’. A cualquier español le hubiera fundido Hacienda, pero a un partido como el comunista se le consiente casi todo; precisamente un partido que lleva décadas salpicado de corrupción y malas maneras. Pregunten en Rivas y saldrán de dudas. Es difícil de entender que la formación que más muertos y más terrorismo tiene a sus espaldas a lo largo y ancho de la Historia siga intentando subsistir en terreno democrático. Es una clara contradicción, como de las muchas que tiene el PSOE a diario. Sí, sí, han leído perfectamente. ¿Acaso no son primos carnales el comunismo y el socialismo? ¿Hay alguien que se atreva a negarlo?