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Marie Cocco

Cuando confianza y medios eran sinónimos

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No es así como son las cosas -- no hoy, y hace mucho tampoco. Recordar a Walter Cronkite significa retrotraerse a los tiempos en los que había un icono mediático que era "el hombre que inspiraba más confianza de América." En momentos de grave tragedia nacional y triunfo sin paralelo, el país ponía su atención en Cronkite, que repartía incansablemente profesionalidad e integridad.

El mayor pesar al reseñar el óbito de Cronkite es la necesidad de reconocer que no podemos reemplazar su ética laboral y su inteligencia con amarillismo y pontificación ideológica.

Visionar las grabaciones de la extraordinaria cobertura informativa que hizo Cronkite del asesinato de John F. Kennedy -- no la de ese momento final y triste en que se quita sus gafas de pasta para anunciar que el presidente ha muerto, sino los fragmentos que conducen inexorablemente a ello -- es comprender lo que en tiempos fueron los informativos, y ya no son.

Aunque es evidente que probablemente el presidente había sido asesinado, Cronkite no va en ningún momento más allá de los dispersos datos que fluían a los informativos de la CBS salidos de los cañones informativos y después de los reporteros de los estudios locales de Dallas. Cronkite nos dice que "las primeras informaciones" apuntan a que el Presidente ha resultado "gravemente herido en este tiroteo." Explica que Kennedy había sido conducido al Parkland Memorial Hospital donde su condición es "aún reservada."

Descubrimos que dos sacerdotes fueron llamados a la estancia del presidente y que "se están realizando transfusiones al Presidente Kennedy." Después de que Eddie Barker, de la KRLD de Dallas, difundiera que salían rumores del hospital que apuntaban a que Kennedy había muerto, Cronkite observa que la noticia "está sin confirmar, aparentemente, hasta el momento presente." Y así fue, hasta el mismo momento en que Cronkite anunció de forma sobria la recepción de "la circular informativa, aparentemente oficial," de que Kennedy había fallecido a la una de la mañana horario central.

La secuencia se presta a la especulación, por no hablar del autobombo tan importante para la televisión por cable -- el equivalente contemporáneo al parte informativo de 1963. Aplicando los estándares de la actualidad, ¿qué estarían especulando exactamente un ejército de expertos, académicos, "analistas" políticos, presuntos amigos de la familia y otros en torno al 22 de noviembre de 1963?

Podrían no haber pronosticado que en cuestión de pocos años después del asesinato de JFK, las mismas calles del centro de Washington que proporcionaron el contexto solemne a su funeral estallarían con disturbios urbanos. Nadie podría aventurar que la llegada a la presidencia de Lyndon Johnson conduciría eventualmente a la trágica escalada de la Guerra de Vietnam y la división de la nación en bandos ideológicos -- bandos que sentaron las bases del enfrentamiento entre Demócratas y Republicanos que domina el debate político y gran parte de la cobertura informativa hoy.

"Al hablar con Walter, él siempre quería poner el acento en la parte seria, las noticias que no se podían personificar. Es una mezcla importante que hace posible la democracia," dice Craig Allen, profesor asociado de periodismo y autor de libros acerca de la historia de la información, que trabajó junto al periodista jubilado en la Walter Cronkite School of Journalism and Mass Communication en la Universidad Pública de Arizona.

Aunque Cronkite advirtió repetidamente a su jubilación de los riesgos de un enfoque fragmentado e ideológico sobre las noticias, su consejo ha sido ignorado por figuras de los medios -- y consumidores de información -- por igual. Durante las presidenciales del año pasado, aquellos que dijeron informarse de las elecciones sobre todo a través de la televisión se fiaron claramente de canales que ofrecen una perspectiva ideológica o partidista. Según el Pew Internet and American Life Project, más de la tercera parte de aquellos que recurrieron a la televisión sobre todo para informarse siguieron la cadena de orientación conservadora Fox News (el 25 por ciento) o MSNBC (el 10 por ciento), que desarrolló un claro tinte de alineamiento izquierdista.

Cuando los votantes potenciales recurren a Internet para informarse, se da una búsqueda aún más intensa de satisfacción de los prejuicios propios. El 33 por ciento entero de aquellos que recurrieron a la red para informarse políticamente el año pasado visitaron páginas que "comparten mi punto de vista," demuestra el estudio de Pew. Es un incremento del 26 por ciento con respecto a 2004. El mayor cambio se producía entre los jóvenes, con el porcentaje de aquellos entre 18 y 24 años que dicen informarse de páginas de la red que reflejan su punto de vista pasando al 43 por ciento en el año 2008, por encima del 22 por ciento de 2004.

Esta generación aún no había nacido cuando Cronkite definía "The CBS Evening News" en 1981. Nunca ha conocido una era en la que la información podía unificar y no dividir.

Aun así no es bastante para celebrar la carrera de Cronkite y lamentar el declive de la profesionalidad en el periodismo. Para todos aquellos que se quejan de "parcialidad en los medios," su muerte proporciona la oportunidad de realizar un ejercicio de introspección entre las mismas audiencias que lo encumbraron.

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Diario SIGLO XXI dispone de los derechos de publicación en exclusiva para medios digitales españoles de este y muchos otros columnistas del Washington Post Writers Group.

Cuando confianza y medios eran sinónimos

Marie Cocco
Marie Cocco
viernes, 24 de julio de 2009, 04:32 h (CET)
No es así como son las cosas -- no hoy, y hace mucho tampoco. Recordar a Walter Cronkite significa retrotraerse a los tiempos en los que había un icono mediático que era "el hombre que inspiraba más confianza de América." En momentos de grave tragedia nacional y triunfo sin paralelo, el país ponía su atención en Cronkite, que repartía incansablemente profesionalidad e integridad.

El mayor pesar al reseñar el óbito de Cronkite es la necesidad de reconocer que no podemos reemplazar su ética laboral y su inteligencia con amarillismo y pontificación ideológica.

Visionar las grabaciones de la extraordinaria cobertura informativa que hizo Cronkite del asesinato de John F. Kennedy -- no la de ese momento final y triste en que se quita sus gafas de pasta para anunciar que el presidente ha muerto, sino los fragmentos que conducen inexorablemente a ello -- es comprender lo que en tiempos fueron los informativos, y ya no son.

Aunque es evidente que probablemente el presidente había sido asesinado, Cronkite no va en ningún momento más allá de los dispersos datos que fluían a los informativos de la CBS salidos de los cañones informativos y después de los reporteros de los estudios locales de Dallas. Cronkite nos dice que "las primeras informaciones" apuntan a que el Presidente ha resultado "gravemente herido en este tiroteo." Explica que Kennedy había sido conducido al Parkland Memorial Hospital donde su condición es "aún reservada."

Descubrimos que dos sacerdotes fueron llamados a la estancia del presidente y que "se están realizando transfusiones al Presidente Kennedy." Después de que Eddie Barker, de la KRLD de Dallas, difundiera que salían rumores del hospital que apuntaban a que Kennedy había muerto, Cronkite observa que la noticia "está sin confirmar, aparentemente, hasta el momento presente." Y así fue, hasta el mismo momento en que Cronkite anunció de forma sobria la recepción de "la circular informativa, aparentemente oficial," de que Kennedy había fallecido a la una de la mañana horario central.

La secuencia se presta a la especulación, por no hablar del autobombo tan importante para la televisión por cable -- el equivalente contemporáneo al parte informativo de 1963. Aplicando los estándares de la actualidad, ¿qué estarían especulando exactamente un ejército de expertos, académicos, "analistas" políticos, presuntos amigos de la familia y otros en torno al 22 de noviembre de 1963?

Podrían no haber pronosticado que en cuestión de pocos años después del asesinato de JFK, las mismas calles del centro de Washington que proporcionaron el contexto solemne a su funeral estallarían con disturbios urbanos. Nadie podría aventurar que la llegada a la presidencia de Lyndon Johnson conduciría eventualmente a la trágica escalada de la Guerra de Vietnam y la división de la nación en bandos ideológicos -- bandos que sentaron las bases del enfrentamiento entre Demócratas y Republicanos que domina el debate político y gran parte de la cobertura informativa hoy.

"Al hablar con Walter, él siempre quería poner el acento en la parte seria, las noticias que no se podían personificar. Es una mezcla importante que hace posible la democracia," dice Craig Allen, profesor asociado de periodismo y autor de libros acerca de la historia de la información, que trabajó junto al periodista jubilado en la Walter Cronkite School of Journalism and Mass Communication en la Universidad Pública de Arizona.

Aunque Cronkite advirtió repetidamente a su jubilación de los riesgos de un enfoque fragmentado e ideológico sobre las noticias, su consejo ha sido ignorado por figuras de los medios -- y consumidores de información -- por igual. Durante las presidenciales del año pasado, aquellos que dijeron informarse de las elecciones sobre todo a través de la televisión se fiaron claramente de canales que ofrecen una perspectiva ideológica o partidista. Según el Pew Internet and American Life Project, más de la tercera parte de aquellos que recurrieron a la televisión sobre todo para informarse siguieron la cadena de orientación conservadora Fox News (el 25 por ciento) o MSNBC (el 10 por ciento), que desarrolló un claro tinte de alineamiento izquierdista.

Cuando los votantes potenciales recurren a Internet para informarse, se da una búsqueda aún más intensa de satisfacción de los prejuicios propios. El 33 por ciento entero de aquellos que recurrieron a la red para informarse políticamente el año pasado visitaron páginas que "comparten mi punto de vista," demuestra el estudio de Pew. Es un incremento del 26 por ciento con respecto a 2004. El mayor cambio se producía entre los jóvenes, con el porcentaje de aquellos entre 18 y 24 años que dicen informarse de páginas de la red que reflejan su punto de vista pasando al 43 por ciento en el año 2008, por encima del 22 por ciento de 2004.

Esta generación aún no había nacido cuando Cronkite definía "The CBS Evening News" en 1981. Nunca ha conocido una era en la que la información podía unificar y no dividir.

Aun así no es bastante para celebrar la carrera de Cronkite y lamentar el declive de la profesionalidad en el periodismo. Para todos aquellos que se quejan de "parcialidad en los medios," su muerte proporciona la oportunidad de realizar un ejercicio de introspección entre las mismas audiencias que lo encumbraron.

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