Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La parte por el todo
Óscar Arce Ruiz

No sabe el gorrión que es gorrión

|

El miércoles pasado murió María del Carmen Bousada, la mujer que se sometió a un tratamiento de fertilidad para, con sesenta y seis años de edad, dar a luz a dos niños.

Cuando decidió comenzar el proceso, ocultando su verdadera edad para poder acceder al tratamiento, seguramente María del Carmen tuvo en cuenta variables tan diversas como su edad en el momento de dar a luz, su edad en relación a la edad de sus hijos y las consecuencias que todo ello tendría para la vida de los tres. Seguramente también engranó esas variables con la ayuda de una aritmética que le facilitaba un resultado positivo en la operación.

El caso es que las reglas que regían su lógica eran (cómo no) poco objetivas. Más bien, eran absolutamente subjetivas. Su ilusión por ser madre impidió que tomase su edad como un dato a tener en cuenta y creyó que por encima de su tiempo vivido cabía considerar el tiempo que le quedaba por vivir.

Su madre murió a los ciento un años, y solamente tuvo que restar a esa cifra los sesenta y seis que ya había soportado su propio cuerpo. Pero no contó con que su tiempo se agotaría unos dos años después de dar a luz, y que dejaría a dos huérfanos de esa edad.

Muchas veces escucharía que con la edad el riesgo de morir crece progresivamente. Si pese a todo decidió llevar a cabo el proceso es porque se creía capaz de superar ese riesgo con éxito y sobreponerse a las leyes ordinarias de la vida.

Es decir, su error (un error típicamente humano) fue no ser consciente de sus propios límites. Normalmente uno sabe que no puede levantar un peso cuando efectivamente no puede alzar un cuerpo pesado. Antes de intentarlo quizás puede llegar a intuir su fracaso, pero no sabe que no puede hacerlo.

Seguramente a María del Carmen también le acecharía la duda en alguna ocasión, pero no supo que no podría criar a sus hijos hasta que soltó el aire por última vez.

No pudo ver lo que desde fuera parecía tan evidente, como el gorrión del poema de Corredor-Matheos.

No sabe el gorrión que es gorrión

Óscar Arce Ruiz
Óscar Arce
sábado, 18 de julio de 2009, 05:29 h (CET)
El miércoles pasado murió María del Carmen Bousada, la mujer que se sometió a un tratamiento de fertilidad para, con sesenta y seis años de edad, dar a luz a dos niños.

Cuando decidió comenzar el proceso, ocultando su verdadera edad para poder acceder al tratamiento, seguramente María del Carmen tuvo en cuenta variables tan diversas como su edad en el momento de dar a luz, su edad en relación a la edad de sus hijos y las consecuencias que todo ello tendría para la vida de los tres. Seguramente también engranó esas variables con la ayuda de una aritmética que le facilitaba un resultado positivo en la operación.

El caso es que las reglas que regían su lógica eran (cómo no) poco objetivas. Más bien, eran absolutamente subjetivas. Su ilusión por ser madre impidió que tomase su edad como un dato a tener en cuenta y creyó que por encima de su tiempo vivido cabía considerar el tiempo que le quedaba por vivir.

Su madre murió a los ciento un años, y solamente tuvo que restar a esa cifra los sesenta y seis que ya había soportado su propio cuerpo. Pero no contó con que su tiempo se agotaría unos dos años después de dar a luz, y que dejaría a dos huérfanos de esa edad.

Muchas veces escucharía que con la edad el riesgo de morir crece progresivamente. Si pese a todo decidió llevar a cabo el proceso es porque se creía capaz de superar ese riesgo con éxito y sobreponerse a las leyes ordinarias de la vida.

Es decir, su error (un error típicamente humano) fue no ser consciente de sus propios límites. Normalmente uno sabe que no puede levantar un peso cuando efectivamente no puede alzar un cuerpo pesado. Antes de intentarlo quizás puede llegar a intuir su fracaso, pero no sabe que no puede hacerlo.

Seguramente a María del Carmen también le acecharía la duda en alguna ocasión, pero no supo que no podría criar a sus hijos hasta que soltó el aire por última vez.

No pudo ver lo que desde fuera parecía tan evidente, como el gorrión del poema de Corredor-Matheos.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto