Continúa el culebrón del verano en Can Barça. Si hace unos días la posible marcha de Samuel Eto’o parecía más cercana que nunca, a día de hoy cualquier atisbo de salida pacífica parece una auténtica quimera. Las continuas chinitas lanzadas por el tri-envalentonado Joan Laporta, unido a la posible marcha atrás del Manchester City, están caldeando aún más el ambiente en el entorno del camerunés a tan solo tres días vista de su reaparición. Será el miércoles en París, en un acto publicitario de la firma que le viste y que, sabiendo como las gasta este león indomable, promete levantar un revuelo que acabe con la tranquilidad del mismismo Usain Bolt, acompañante de lujo en la cita. ¡Qué se prepare Laporta porque Samuel tira con bala!. Habrá que ver si sigue “tri-tranquilo”.
Y es que el jugador y su representante parecen estar cansándose de las estrategias embaucadoras del presidente azulgrana. Primero dice que deben hablar con el jugador para que comunique sus intenciones inmediatas, después Guardiola le comunica que no entra en sus planes, se enteran de que su representante convoca una rueda de prensa para hablar de su futuro e inmediatamente le ofrecen una renovación vía ‘sms’ a sabiendas de la opinión de Pep, más tarde le abre la puerta asegurando tener sobre la mesa una oferta irrechazable de los jeques del City, días después aparece en el programa 59 Segundos para reiterar, por enésima vez, que deben marcharse si no quieren extender el contrato y reconocer –más bien simular- que se siente entristecido por el hecho de no poder contactar con el jugador. Todo el verano hablando en los medios de comunicación y ahora se queja porque el jugador no le coge el teléfono. Sospechoso.
Sin profundizar demasiado en el fondo del asunto –cada cual tendrá su opinión, la mía es que el Barça se equivoca ninguneando al tercer máximo goleador de su historia y uno de los pilares básicos de las dos últimas Champions-, Joan Laporta vuelve a tropezar con la misma piedra que casi le manda a la UVI durante la famosa moción de censura. De acuerdo que al Barcelona le interese sacar tajada con un posible traspaso del jugador, y más cuando está en su último año de contrato, tiene previsto acudir a la Copa de África y la situación económica del club no pasa por su mejor momento, pero no es de recibo que el camerunés, mientras disfruta de sus vacaciones, tenga que escuchar diariamente, en una especie de subasta pública, especulaciones acerca de su futuro. Un día Laporta, otro Txiki, otro Cruyff…¿Quién será el siguiente?
A la espera de que Samuel rompa su silencio el próximo miércoles, me quedo con una frase suya que da una pista de lo calentito que puede estar el camerunés tras las ‘pullitas’ de Laporta. "Me motiva que me den palos y, cuando me pegan, no sabes las ganas que tengo de meter un gol, sólo para joder”. El año pasado le salió bien, habrá que ver si este año sigue marcando esos goles en el Camp Nou.
