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La actitud ha entrado en tu casa porque tú se lo has permitido

¿Cómo se crea la actitud?

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Creo que nuestros resultados en la vida vienen determinados principalmente por nuestra forma de estar en ella, nuestra predisposición mental. Por este motivo me parece interesante saber cómo se crea la actitud, hoy te daré algunas ideas…

He pensado escribir este artículo de hoy mientras meditaba esta mañana. Ayer fue un día de entrenamiento en bici, y también de celebraciones familiares. La cuestión es que acabé demasiado cansado, muy cansado. Esta mañana me la tomé libre para entrenar también según el plan, en este caso por senderos de montaña, unos 40kms. Cuando leas esto estaré subiendo una de esas pendientes que cansan sólo con mirarlas.

Mientras meditaba esta mañana, todo lo que venían a mi eran pensamientos del tipo “Qué cansado estoy…”, “Es muy temprano…”, “Uf, me estoy durmiendo”…

Como puedes observar son todos ellos pensamientos que juzgan el presente, y que inevitablmente crean un estado dentro de mi. No muy positivo.

De ahí que me parece importante meditar cada día, al menos te da una perspectiva de qué tipo de pensamientos estás metiendo en tu cuerpo.

Al igual que nos limpiamos los dientes varias veces al día, creo que tendríamos que hacer una parada para meditar todos los días, para cuidar de nuestra higiene mental, tan descuidada.

Muchas veces te habrás preguntado cómo se crea la actitud, qué factores influyen en que nos encontremos de una u otra forma.

Cómo creamos una actitud
En primer lugar conviene que subrayemos que somos un todo.

MENTE – CUERPO – EMOCIONES – HOLÍSTICO

Estas cuatro dimensiones del ser se condicionan unas a otras.

Si mentalmente estamos muy agitados, seguramente también nuestro cuerpo tendrá algún tipo de problemas, llamémoslé estrés y sus consecuencias.
Si físicamente te encuentras muy cansado, tu mente no parará de recibir mensajes del tipo que recibía yo esta mañana. Y por lo tanto no te sentirás mejor…
Si emocionalmente te sientes abatido, seguramente esto creará en ti todo un torrente de pensamientos (mente) y estado físico (cuerpo).
Si de alguna forma has perdido el sentido (holístico), tanto tu cuerpo, como tu mente y emociones estarán condicionadas enormemente.

La cuestión es que la actitud no emerge por arte de magia, emerge porque de alguna forma se lo permitimos.

Si hoy tienes una actitud victimista del tipo “lo que me faltaba…”, “todo me ocurre a mi…“. No pienses que te ha llegado sin que tú hayas hecho nada al respecto.

Lo peor es que la mayor parte del tiempo somos inconscientes de cómo lo hemos permitido. Generalmente la dejamos “entrar en nuestra casa” a través de un comentario, una postura o un recuerdo, y una vez dentro le invitamos a la mesa a que amplifique su mensaje. Al final, nos acostamos con ella.

Y llega un momento en que te has enamorado de tu actitud, y te confundes con ella. En ese momento ya no es que te asalten pensamientos victimistas, negativos o catastrofistas, es que tú eres el victimismo, negatividad y la catástrofe.

De ahí que me parezca cada día más importante poner todas las alarmas, afinar los sentidos para detectar cuándo una determinada actitud está llamando a tu puerta, para así poder decirle “ahora no”.

La autoconciencia es una de las competencias clave de la inteligencia emocional, también en el entorno de trabajo, por este motivo, es fundamental que las personas seamos cada vez más conscientes de nosotros mismos, para así poder cultivar un tipo de actitud u otra. Dicen que la actitud es más importante que el coeficiente intelectual en los entornos de trabajo actuales.

Podría ir todavía más lejos, podría decir que nuestra actitud depende de nuestra genética, también sería cierto, en parte.

O que depende de nuestra historia personal o guión de vida, también sería cierto, en parte.

O de nuestras creencias, y también sería cierto, en parte.

O que depende de nuestro entorno más inmediato. Si te dan un traje de guardia de seguridad, lo más probable es que tu actitud sea un poco más controladora que si te dieran un hábito de monje budista. También sería cierto, en parte.

Pero lo que no deja de ser cierto en su totalidad, es que tu actitud, ahora, depende de cómo estés afrontando este día que se abre ante ti.

Lo cierto, es que la actitud para mi lo es casi todo, porque con ella puedo construir mi vida y darle forma, de ahí este interés por cultivarla.

Cultiva tu actitud, no te enfríes.

Que tengas un gran día.

¿Cómo se crea la actitud?

La actitud ha entrado en tu casa porque tú se lo has permitido
César Piqueras
martes, 7 de junio de 2016, 00:29 h (CET)
Creo que nuestros resultados en la vida vienen determinados principalmente por nuestra forma de estar en ella, nuestra predisposición mental. Por este motivo me parece interesante saber cómo se crea la actitud, hoy te daré algunas ideas…

He pensado escribir este artículo de hoy mientras meditaba esta mañana. Ayer fue un día de entrenamiento en bici, y también de celebraciones familiares. La cuestión es que acabé demasiado cansado, muy cansado. Esta mañana me la tomé libre para entrenar también según el plan, en este caso por senderos de montaña, unos 40kms. Cuando leas esto estaré subiendo una de esas pendientes que cansan sólo con mirarlas.

Mientras meditaba esta mañana, todo lo que venían a mi eran pensamientos del tipo “Qué cansado estoy…”, “Es muy temprano…”, “Uf, me estoy durmiendo”…

Como puedes observar son todos ellos pensamientos que juzgan el presente, y que inevitablmente crean un estado dentro de mi. No muy positivo.

De ahí que me parece importante meditar cada día, al menos te da una perspectiva de qué tipo de pensamientos estás metiendo en tu cuerpo.

Al igual que nos limpiamos los dientes varias veces al día, creo que tendríamos que hacer una parada para meditar todos los días, para cuidar de nuestra higiene mental, tan descuidada.

Muchas veces te habrás preguntado cómo se crea la actitud, qué factores influyen en que nos encontremos de una u otra forma.

Cómo creamos una actitud
En primer lugar conviene que subrayemos que somos un todo.

MENTE – CUERPO – EMOCIONES – HOLÍSTICO

Estas cuatro dimensiones del ser se condicionan unas a otras.

Si mentalmente estamos muy agitados, seguramente también nuestro cuerpo tendrá algún tipo de problemas, llamémoslé estrés y sus consecuencias.
Si físicamente te encuentras muy cansado, tu mente no parará de recibir mensajes del tipo que recibía yo esta mañana. Y por lo tanto no te sentirás mejor…
Si emocionalmente te sientes abatido, seguramente esto creará en ti todo un torrente de pensamientos (mente) y estado físico (cuerpo).
Si de alguna forma has perdido el sentido (holístico), tanto tu cuerpo, como tu mente y emociones estarán condicionadas enormemente.

La cuestión es que la actitud no emerge por arte de magia, emerge porque de alguna forma se lo permitimos.

Si hoy tienes una actitud victimista del tipo “lo que me faltaba…”, “todo me ocurre a mi…“. No pienses que te ha llegado sin que tú hayas hecho nada al respecto.

Lo peor es que la mayor parte del tiempo somos inconscientes de cómo lo hemos permitido. Generalmente la dejamos “entrar en nuestra casa” a través de un comentario, una postura o un recuerdo, y una vez dentro le invitamos a la mesa a que amplifique su mensaje. Al final, nos acostamos con ella.

Y llega un momento en que te has enamorado de tu actitud, y te confundes con ella. En ese momento ya no es que te asalten pensamientos victimistas, negativos o catastrofistas, es que tú eres el victimismo, negatividad y la catástrofe.

De ahí que me parezca cada día más importante poner todas las alarmas, afinar los sentidos para detectar cuándo una determinada actitud está llamando a tu puerta, para así poder decirle “ahora no”.

La autoconciencia es una de las competencias clave de la inteligencia emocional, también en el entorno de trabajo, por este motivo, es fundamental que las personas seamos cada vez más conscientes de nosotros mismos, para así poder cultivar un tipo de actitud u otra. Dicen que la actitud es más importante que el coeficiente intelectual en los entornos de trabajo actuales.

Podría ir todavía más lejos, podría decir que nuestra actitud depende de nuestra genética, también sería cierto, en parte.

O que depende de nuestra historia personal o guión de vida, también sería cierto, en parte.

O de nuestras creencias, y también sería cierto, en parte.

O que depende de nuestro entorno más inmediato. Si te dan un traje de guardia de seguridad, lo más probable es que tu actitud sea un poco más controladora que si te dieran un hábito de monje budista. También sería cierto, en parte.

Pero lo que no deja de ser cierto en su totalidad, es que tu actitud, ahora, depende de cómo estés afrontando este día que se abre ante ti.

Lo cierto, es que la actitud para mi lo es casi todo, porque con ella puedo construir mi vida y darle forma, de ahí este interés por cultivarla.

Cultiva tu actitud, no te enfríes.

Que tengas un gran día.

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