Con ustedes, el Madrid más espiritual de la historia. Más que un club, esto parece la casa de los espítirus. Primero ha sido el evangelista Kaká, un hombre que promete espectáculo dentro y buen comportamiento fuera. Y ahora es el ‘Cristiano’ que de ídem sólo tiene el nombre porque tanto dentro como fuera del terreno reparte unos panes de cuidado, y si son paparazzis mejor. Y, mientras, los transferibles merengues rezando para que no les llegue su hora.

Me decía el otro día Antonio, un amigo con el que hablo de la actualidad sin necesidad de enchufar Internet, que el Madrid ha fichado eso, 20 paparazzis diarios del corazón en la puerta de la mansión de Cristiano Ronaldo en busca de una foto ‘berlusconiana’. Y, claro, gestionar esto es peor que una rabieta de Guti en pleno partido. En fin, que los blancos se están metiendo en unos huertos tremendos y además están haciendo amigos por todo el orbe (Fergusson, Laporta, Platini, la UEFA, el Bayern, Mourinho, Benítez,…) ¿sigo?

Y yo digo, ¿qué pasa, que no hay problemas de verdad en nuestro país más importantes que ir a ver a un tío diez minutos a un campo de fútbol simplemente para saludarles? Es que no fueron uno ni dos. Es que fueron ¡50.000! Y espérate, porque dicen que con Cristiano Ronaldo podría llenarse el Bernabéu. Definitivamente, nos hemos vuelto locos en esta sociedad en crisis donde la verdadera crisis es de valores, de compromiso con uno mismo y con los demás.

En su día acabamos, no tanto del pobre niño rico Beckham sino de su churri Victoria (Vicky, perdón), más ‘quemaos’ que la moto del Duque, y ahora ya tenemos montado el show bussiness en Marca, As y compañía con estos salvadores del mundo pegándole patadas al balón que cobran cifras estratosféricas por entrenar dos-tres horitas al día. ¡Qué chollo!

Dicen en mi casa que por qué hablo tanto de Cristiano Ronaldo, ni que le diese de comer. Pues va a ser que sí porque, ¿de dónde se creen que saca el Floren la pasta? Pues se lo voy a explicar. Sus amigos de Cajamadrid le prestan 76 millones de euros, nada, para un café. Y ¿de dónde lo sacan estos? De las comisiones que me ponen y mí a los otros dos millones de clientes con nuestras tarjetas, libretas, movimientos… Así que, ya que pago, me pongo en la fila 0 de la crítica y al menos comento la jugada.

Sí, soy uno de esos clientes de banco que hemos comenzado a mover el mercado del fútbol y ni siquiera nos dan un par de entradas. ¡Desagradecidos! No, si razón tenía el Faubert ese castigado sin jugar por dormilón. Por cierto, Pellegrini no asistió a la boda Real Madrid-Kaká. ¿Se escaqueó con intención? ¿Olvidó la invitación? ¿Se quedó atascado en el taxi en Castellana? Madre mía, si es que no cuentan ni con el entrenador. Total, para qué, ¡van a vender más de medio millón de camisetas vikingas este año!

Y mientras, el Atleti con su Juanito, su milloncete de euros arriba o abajo, en fin. En casa del pobre han puesto la segunda equipación de riguroso luto. Por la que pueda caer. La vida misma: el rico sigue derrochando y el pobre, que somos casi todos, subsiste como puede. Ay, si Jesús Gil levantara la cabeza…