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No tener definida una visión clara hace que mucha energía se pierda en el camino, que otros te saquen ventaja y que no consigas nada relevante

Consigue la máxima aportación de valor

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Personalmente no me gusta mucho perder el tiempo, si lo pierdo quiero que sea a conciencia. Suelo perder el tiempo a conciencia una buena parte del año, muchos días y semanas, pero el resto del tiempo lo quiero utilizar de la forma más inteligente posible. Cuando uno consigue la máxima aportación de valor en lo que hace, todo va mucho mejor, te lo demostraré con un concepto matemático…

Las empresas se pelean hoy en día por aportar valor, por hacer lo más interesante, lo que más valioso haga sus productos o servicios y valore más el cliente, por tener en sus filas a las personas que más valor aporten en su trabajo.

La aportación de valor es un término que puede parecer ambiguo, para un accionista en bolsa significa rentabilidad inmediata, para una empresa puede significar innovación para lograr un futuro prometedor, y para un emprendedor conseguir la financiación necesaria para hacer crecer su negocio.

La cuestión es que a mi este tema siempre me ha traído de cabeza, aunque no siempre he sabido aplicarmelo con inteligencia práctica. Reconozco que me he metido en unos cuantos proyectos en los que no estaba alineando mis esfuerzos con mi visión.

Recuerda mi visión: Tener el máximo impacto en mis clientes, con los máximos ingresos, con el mínimo esfuerzo.

Es una visión simple, no tiene nada de especial (aunque te puede parecer irreverente). Creo que las empresas también tendrían que definir su visión para así poder dirigir sus esfuerzos hacia un lugar claro y definido.

De ahí que sea tan importante para mi conseguir la máxima aportación de valor hacia mi visión. Cualquier esfuerzo no dirigido hacia esa visión debería de ser descartado.

Pero a veces me meto en unos líos que no están alineados al 100% con mi visión… Y entonces suelo fallar y pierdo energía.

La máxima aportación de valor
Recuerdo cuando estudiaba ingeniería que había un concepto que por aquel entonces no entendía muy bien, pero que con los años he apreciado mucho. El concepto era el llamado “Gradiente“.

Si mal no recuerdo, en matemáticas, el gradiente es, estando en un lugar determinado del espacio, la dirección en la cual hay más pendiente. Sería algo así como la dirección en la que subiremos más si caminamos hacia ella.

Ahora imagina que tú estás en un lugar en el espacio: Hay muchas direcciones en las que puedes caminar. Pero sólo una que aumenta tu energía potencial más rápido, ésa dirección es el gradiente.

También hay direcciones más fáciles, si inicias un trekking en el parking del Valle de Ordesa, puedes caminar comodamente en dirección a la cascada de la Cola de Caballo o puedes subir a la Brecha de Rolando por las Clavijas de Cotatuero.

Lo primero es más fácil. Gastas menos energía.

Lo segundo es más complicado.

Mi trabajo diario consiste en subir por esas clavijas (que en la vida real nunca he subido, por cierto), porque sé que si me centro en hacer las actividades que más valor añadido aportan a mi trabajo, conseguiré mejores resultados.

Lo otro, es dejarse llevar. Actuar en base a la ley de mínimo esfuerzo. Y fallar, estrepitosamente.

Pero el gradiente es todo lo contrario, es dirigir tu actividad profesional hacia el lugar en el que está tu visión.

Hay quien dice “ya, pero…” Estas personas generalmente se autosabotean a sí mismas. No creen que pueden arriesgar más, tienen miedo. Y con miedo tendrás el síndrome del brazo de tenista (del que hablé aquí), y conseguirás perder el partido.

Por este motivo, un directivo, mando intermedio, autónomo, empresario, comercial o cualquier profesional tendría que estar pensando en qué actividades aportan más valor a su trabajo. Qué 20% de esfuerzos provocan el 80% de los resultados, y tratar de eliminar el resto.

Repito: Eliminar.

Recuerda que cualquier esfuerzo disminuye tu fuerza de voluntad.

Las empresas mueren por miedo.

Las empresas tienen éxito por ser audaces, atrevidas, irreverentes en ocasiones.

Se audaz, salta.

Que tengas un gran día.

Consigue la máxima aportación de valor

No tener definida una visión clara hace que mucha energía se pierda en el camino, que otros te saquen ventaja y que no consigas nada relevante
César Piqueras
jueves, 2 de junio de 2016, 08:22 h (CET)
Personalmente no me gusta mucho perder el tiempo, si lo pierdo quiero que sea a conciencia. Suelo perder el tiempo a conciencia una buena parte del año, muchos días y semanas, pero el resto del tiempo lo quiero utilizar de la forma más inteligente posible. Cuando uno consigue la máxima aportación de valor en lo que hace, todo va mucho mejor, te lo demostraré con un concepto matemático…

Las empresas se pelean hoy en día por aportar valor, por hacer lo más interesante, lo que más valioso haga sus productos o servicios y valore más el cliente, por tener en sus filas a las personas que más valor aporten en su trabajo.

La aportación de valor es un término que puede parecer ambiguo, para un accionista en bolsa significa rentabilidad inmediata, para una empresa puede significar innovación para lograr un futuro prometedor, y para un emprendedor conseguir la financiación necesaria para hacer crecer su negocio.

La cuestión es que a mi este tema siempre me ha traído de cabeza, aunque no siempre he sabido aplicarmelo con inteligencia práctica. Reconozco que me he metido en unos cuantos proyectos en los que no estaba alineando mis esfuerzos con mi visión.

Recuerda mi visión: Tener el máximo impacto en mis clientes, con los máximos ingresos, con el mínimo esfuerzo.

Es una visión simple, no tiene nada de especial (aunque te puede parecer irreverente). Creo que las empresas también tendrían que definir su visión para así poder dirigir sus esfuerzos hacia un lugar claro y definido.

De ahí que sea tan importante para mi conseguir la máxima aportación de valor hacia mi visión. Cualquier esfuerzo no dirigido hacia esa visión debería de ser descartado.

Pero a veces me meto en unos líos que no están alineados al 100% con mi visión… Y entonces suelo fallar y pierdo energía.

La máxima aportación de valor
Recuerdo cuando estudiaba ingeniería que había un concepto que por aquel entonces no entendía muy bien, pero que con los años he apreciado mucho. El concepto era el llamado “Gradiente“.

Si mal no recuerdo, en matemáticas, el gradiente es, estando en un lugar determinado del espacio, la dirección en la cual hay más pendiente. Sería algo así como la dirección en la que subiremos más si caminamos hacia ella.

Ahora imagina que tú estás en un lugar en el espacio: Hay muchas direcciones en las que puedes caminar. Pero sólo una que aumenta tu energía potencial más rápido, ésa dirección es el gradiente.

También hay direcciones más fáciles, si inicias un trekking en el parking del Valle de Ordesa, puedes caminar comodamente en dirección a la cascada de la Cola de Caballo o puedes subir a la Brecha de Rolando por las Clavijas de Cotatuero.

Lo primero es más fácil. Gastas menos energía.

Lo segundo es más complicado.

Mi trabajo diario consiste en subir por esas clavijas (que en la vida real nunca he subido, por cierto), porque sé que si me centro en hacer las actividades que más valor añadido aportan a mi trabajo, conseguiré mejores resultados.

Lo otro, es dejarse llevar. Actuar en base a la ley de mínimo esfuerzo. Y fallar, estrepitosamente.

Pero el gradiente es todo lo contrario, es dirigir tu actividad profesional hacia el lugar en el que está tu visión.

Hay quien dice “ya, pero…” Estas personas generalmente se autosabotean a sí mismas. No creen que pueden arriesgar más, tienen miedo. Y con miedo tendrás el síndrome del brazo de tenista (del que hablé aquí), y conseguirás perder el partido.

Por este motivo, un directivo, mando intermedio, autónomo, empresario, comercial o cualquier profesional tendría que estar pensando en qué actividades aportan más valor a su trabajo. Qué 20% de esfuerzos provocan el 80% de los resultados, y tratar de eliminar el resto.

Repito: Eliminar.

Recuerda que cualquier esfuerzo disminuye tu fuerza de voluntad.

Las empresas mueren por miedo.

Las empresas tienen éxito por ser audaces, atrevidas, irreverentes en ocasiones.

Se audaz, salta.

Que tengas un gran día.

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