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Jim Hoagland

Donde los halcones siguen contando

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PARIS – La brutal represión de su oposición practicada por el "Presidente" Mahmoud Ahmadinejad es una tragedia para los iraníes. Pero la destrucción de las pretensiones de Irán de ser un estado libre y democrático puede ofrecer un cambio positivo a largo plazo en Oriente Medio.

Tal resultado dista mucho de estar garantizado -- y es probable que solo surja a consecuencia de tensiones regionales nuevas o incluso violencia desatada por Irán, Israel, o ambas naciones actuando por separado reforzándose. La idea de que el uso de la fuerza pueden mejorar las cosas no ha sido abandonada en Oriente Medio.

La crisis electoral ha entrado en el crucial momento de la interpretación por parte de Irán y sus vecinos. Lo que cuenta ahora no es lo que diga o haga Washington, sino las conclusiones que sacan Teherán, Jerusalén, Riad o El Cairo de la pérdida de prestigio, unidad política e influencia sufridas por el "presidente" iraní y los ayatolás extremistas que le apoyan.

Hay quien espera que Ahmadinejad salga escarmentado y busque la forma de redimirse a los ojos de la comunidad internacional. "La sensación de que los revolucionarios iraníes estaban cosechando triunfos por la región se ha desinflado," me decía un alto funcionario francés. "Ahora tienen que reevaluar políticas que les han traído el desastre político y económico dentro del país, y una acusada desconfianza en el extranjero."

La decisión de Siria de destacar el descongelamiento de las relaciones con Estados Unidos y las esperanzas de las conversaciones de paz con Israel -- aprobadas públicamente la pasada semana en Damasco por el Presidente Bashar al-Assad -- va en esa dirección. Washington y París están trabajando juntos para alejar al principal aliado árabe de Irán de un régimen iraní en horas bajas.

Pero la postura de Ahmadinejad por defecto en las crisis es volverse más confrontativo, como han demostrado las palizas, los asesinatos y los encarcelamientos de los manifestantes en las calles de Teherán. Su facsímile razonable de una dictadura tiende a actuar más como actúan normalmente esos regímenes: muestran el mismo comportamiento agresivo e impositivo en política exterior con el fin de intimidar o impresionar a su audiencia dentro del país.

La represión sirve a los objetivos de aquellos que sienten que su control sobre el poder se relaja por responder positivamente a la oferta de negociar del Presidente Obama. Ellos subieron el listón de lo que tiene que tragar Obama para alcanzar un acuerdo que impida a Irán obtener armas nucleares.

"A corto plazo las relaciones definitivamente empeorarán, pero a largo plazo la realidad estadounidense tiene que reevaluar su política," declaraba a la agencia de noticias Reuters Mohammed Marandi, director del departamento de estudios norteamericanos de la Universidad de Teherán. Marandi alcanzaba de golpe la primera posición de la lista de candidatos al Premio Hoagland 2009 a la Afrenta sin Paliativos, variante persa.

Ahmadinejad se guarda varios ases bajo la manga. Irán no ha estado profundamente implicado en la creación de problemas para el acosado régimen de Afganistán, apoyado por Estados Unidos. Pero el Presidente Hamid Karzai manifestaba la pasada semana a un visitante su temor a que la agitación iraní pueda poner fin al patrón de calma relativa. Lo mismo puede decirse de Irak.

No está claro que Ahmadinejad entienda lo peligrosas que serían tales tácticas. Agitar abiertamente las aguas – en sentidos que ponen en peligro a las fuerzas norteamericanas en especial – debilitaría la capacidad política de Obama de contener a Israel para que no lleve a cabo su amenaza implícita de atacar las instalaciones nucleares de Irán.

El Primer Ministro Binyamin Netanyahu, que visitó París la pasada semana, también se enfrente a presiones serias a corto plazo sobre su voluminosa coalición de gobierno. Escuchó un eco claro de lo que Washington le dice de labios del Presidente Nicolás Sarkozy: El discurso del 14 de junio de Netanyahu respaldando por fin un estado palestino fue apreciado, pero no le hizo ganar tiempo frente a las demandas de Obama y Sarkozy de que Israel congele cualquier actividad de asentamiento en Cisjordania.

Los funcionarios franceses se ven alentados porque el gesto cuidadosamente planeado de Netanyahu – dirigido presuntamente a los palestinos pero encaminado básicamente a fomentar el apoyo de Washington – le hiciera ganar puntos entre la opinión pública israelí. Brotes verdes de paz son avistados según algunos sectores.

Pero la historia de la región sugiere que los periodos de gran agitación crean con mayor frecuencia las condiciones para la conciliación que las charlas diplomáticas. Anwar Sadat recibió el Sinaí devuelto por Menachem Begin yendo a la guerra y acudiendo después a Jerusalén inesperadamente.

Israel inició un duro pero eficaz asalto de tres semanas contra las fuerzas de Hamas en la franja de Gaza a finales de diciembre. Esa operación se ha acompañado de declaraciones cada vez más moderadas de los líderes de Hamas residentes en Gaza. Los que sufrieron las consecuencias de primera mano, al contrario que los radicales residentes cómodamente en Damasco. La seguridad palestina en Cisjordania también ha mejorado.

Las palomas de la paz son aves adorables e inspirativas a las que admiramos. En Oriente Medio, los halcones también cuentan.

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Diario SIGLO XXI dispone de los derechos de publicación en exclusiva para medios digitales españoles de este y muchos otros columnistas del Washington Post Writers Group.

Donde los halcones siguen contando

Jim Hoagland
Jim Hoagland
sábado, 27 de junio de 2009, 22:44 h (CET)
PARIS – La brutal represión de su oposición practicada por el "Presidente" Mahmoud Ahmadinejad es una tragedia para los iraníes. Pero la destrucción de las pretensiones de Irán de ser un estado libre y democrático puede ofrecer un cambio positivo a largo plazo en Oriente Medio.

Tal resultado dista mucho de estar garantizado -- y es probable que solo surja a consecuencia de tensiones regionales nuevas o incluso violencia desatada por Irán, Israel, o ambas naciones actuando por separado reforzándose. La idea de que el uso de la fuerza pueden mejorar las cosas no ha sido abandonada en Oriente Medio.

La crisis electoral ha entrado en el crucial momento de la interpretación por parte de Irán y sus vecinos. Lo que cuenta ahora no es lo que diga o haga Washington, sino las conclusiones que sacan Teherán, Jerusalén, Riad o El Cairo de la pérdida de prestigio, unidad política e influencia sufridas por el "presidente" iraní y los ayatolás extremistas que le apoyan.

Hay quien espera que Ahmadinejad salga escarmentado y busque la forma de redimirse a los ojos de la comunidad internacional. "La sensación de que los revolucionarios iraníes estaban cosechando triunfos por la región se ha desinflado," me decía un alto funcionario francés. "Ahora tienen que reevaluar políticas que les han traído el desastre político y económico dentro del país, y una acusada desconfianza en el extranjero."

La decisión de Siria de destacar el descongelamiento de las relaciones con Estados Unidos y las esperanzas de las conversaciones de paz con Israel -- aprobadas públicamente la pasada semana en Damasco por el Presidente Bashar al-Assad -- va en esa dirección. Washington y París están trabajando juntos para alejar al principal aliado árabe de Irán de un régimen iraní en horas bajas.

Pero la postura de Ahmadinejad por defecto en las crisis es volverse más confrontativo, como han demostrado las palizas, los asesinatos y los encarcelamientos de los manifestantes en las calles de Teherán. Su facsímile razonable de una dictadura tiende a actuar más como actúan normalmente esos regímenes: muestran el mismo comportamiento agresivo e impositivo en política exterior con el fin de intimidar o impresionar a su audiencia dentro del país.

La represión sirve a los objetivos de aquellos que sienten que su control sobre el poder se relaja por responder positivamente a la oferta de negociar del Presidente Obama. Ellos subieron el listón de lo que tiene que tragar Obama para alcanzar un acuerdo que impida a Irán obtener armas nucleares.

"A corto plazo las relaciones definitivamente empeorarán, pero a largo plazo la realidad estadounidense tiene que reevaluar su política," declaraba a la agencia de noticias Reuters Mohammed Marandi, director del departamento de estudios norteamericanos de la Universidad de Teherán. Marandi alcanzaba de golpe la primera posición de la lista de candidatos al Premio Hoagland 2009 a la Afrenta sin Paliativos, variante persa.

Ahmadinejad se guarda varios ases bajo la manga. Irán no ha estado profundamente implicado en la creación de problemas para el acosado régimen de Afganistán, apoyado por Estados Unidos. Pero el Presidente Hamid Karzai manifestaba la pasada semana a un visitante su temor a que la agitación iraní pueda poner fin al patrón de calma relativa. Lo mismo puede decirse de Irak.

No está claro que Ahmadinejad entienda lo peligrosas que serían tales tácticas. Agitar abiertamente las aguas – en sentidos que ponen en peligro a las fuerzas norteamericanas en especial – debilitaría la capacidad política de Obama de contener a Israel para que no lleve a cabo su amenaza implícita de atacar las instalaciones nucleares de Irán.

El Primer Ministro Binyamin Netanyahu, que visitó París la pasada semana, también se enfrente a presiones serias a corto plazo sobre su voluminosa coalición de gobierno. Escuchó un eco claro de lo que Washington le dice de labios del Presidente Nicolás Sarkozy: El discurso del 14 de junio de Netanyahu respaldando por fin un estado palestino fue apreciado, pero no le hizo ganar tiempo frente a las demandas de Obama y Sarkozy de que Israel congele cualquier actividad de asentamiento en Cisjordania.

Los funcionarios franceses se ven alentados porque el gesto cuidadosamente planeado de Netanyahu – dirigido presuntamente a los palestinos pero encaminado básicamente a fomentar el apoyo de Washington – le hiciera ganar puntos entre la opinión pública israelí. Brotes verdes de paz son avistados según algunos sectores.

Pero la historia de la región sugiere que los periodos de gran agitación crean con mayor frecuencia las condiciones para la conciliación que las charlas diplomáticas. Anwar Sadat recibió el Sinaí devuelto por Menachem Begin yendo a la guerra y acudiendo después a Jerusalén inesperadamente.

Israel inició un duro pero eficaz asalto de tres semanas contra las fuerzas de Hamas en la franja de Gaza a finales de diciembre. Esa operación se ha acompañado de declaraciones cada vez más moderadas de los líderes de Hamas residentes en Gaza. Los que sufrieron las consecuencias de primera mano, al contrario que los radicales residentes cómodamente en Damasco. La seguridad palestina en Cisjordania también ha mejorado.

Las palomas de la paz son aves adorables e inspirativas a las que admiramos. En Oriente Medio, los halcones también cuentan.

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