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La alegría acostada en su pena,
quedó así por un mal suspiro al aire,
mil tormentos algo negros llegaron esta tarde a mí.
La alegría acostada en su pena,
hoy es el día...
de andar descalza sobre las arenas de mi yo más interno.
Y quedó muda su risa por unos largos minutos, casi eternos...
La alegría acostada en su pena,
mil amores y cien mil desamores desajustados,
es mejor el luto gris que cien mil momentos vivos en vida muerta de negro sino.
La alegría acostada en su pena llegó al final de sus grises risueños días...
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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