En el día de ayer saltó la noticia de que la Real Federación Española de Fútbol presumiblemente se planteaba modificar la Segunda División. Digo presumiblemente porque poco después un portavoz del organismo se encargó de desmentirlo. Según las informaciones que manejaba el diario As, la RFEF pretendía plantear en la próxima Asamblea General del 10 de julio eliminar la Segunda División B y modificar la Segunda a una categoría con dos grupos de 22 equipos cada una.
De esta manera se cargarían una división y la Tercera cobraría mayor importancia. El objetivo, muy interesante, buscaría descender a los clubes endeudados hasta las cejas que no pueden pagar ni el agua ni la luz. El lunes, por ejemplo, el Alavés planteó un Expediente de Regulación de Empelo (ERE). El primero en el fútbol español, pero a buen seguro que no será el último por cómo están las arcas de algunas entidades de la Segunda y la Segunda B, como el Ciudad de Santiago o los clubes canarios.
Los perjudicados: los trabajadores, los jugadores y los aficionados. Pero evidentemente, son las personas que comen de los equipos y los futbolistas los que sufren los impagos. Asimismo, algunos clubes tienen deudas con Hacienda, que somos todos, y con la Seguridad Social, es decir, que tienen deudas con todos los españoles. Asunto muy grave ahora que hay una tasa de paro tan alta y tantas personas que necesitan de las prestaciones sociales para vivir.
Por ello no me parecería del todo malo que la Federación por una vez fuese torera e hiciera un limpia, llevara a España a un fútbol sin impagos y honrado. Aunque no creo en una Segunda con dos grupos, sí pienso que habría que “cargarse” a la mitad de los equipos de Segunda B, los que más problemas tienen. La situación es como una bola de nieve que baja rodando por la ladera, cada vez más grande, cada vez arrastra a más gente. Pero una vez más la RFEF se aparta para dejarla pasar. ¡Qué la pare otro!