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Almudena Negro

Canal de Isabel II: ¿el fin de una oscura etapa?

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Saltaba la noticia a los confidenciales el pasado miércoles: Esperanza Aguirre habría exigido la cabeza del polémico gerente del Canal de Isabel II, Ildefonso de Miguel, enfrentado a casi todos y desaparecido como por arte de magia desde el pasado 5 de junio, víspera electoral. El nuevo equipo que estaría por llegar se estaría negando a hacerse cargo del Canal si antes no se auditan las cuentas. Especialmente las de la Secretaría General Técnica, dirigida por María Luisa Carrillo, responsable última de contratación y mano derecha desde los tiempos en que ambos compartían responsabilidades en la quebrada “Quiero TV” del que dicen es ya ex gerente. “Quiero TV” de donde, por cierto, provienen muchos de los hoy directivos de la empresa pública madrileña. Algún día se los enumero.

Ildefonso de Miguel, presunta víctima de los espías que también han seguido a Ignacio González, a la sazón Vicepresidente de la Comunidad, Presidente del Canal de Isabel II y viajero por Colombia, ha estado relacionado con numerosas noticias que lo vinculaban a presuntas corruptelas, nunca demostradas. Claro que tampoco ha interpuesto de Miguel jamás, que se sepa, una querella contra los periodistas que firmaban dichas noticias. Por ejemplo contra los periodistas que firmaron aquella que lo vinculaba con unas bodegas de vino cuyos espirituosos pasaron a formar parte de las cestas de empresas como Caja Madrid. Pablo Abejas, entonces consejero de la caja de ahorros y hoy, qué casualidad, gerente de Canal de Comunicaciones –empresa participada al 100% por el Canal de Isabel II-, no andaba muy lejos.

Conocida la noticia el miércoles comenzó el movimiento. Alguna directora de esas que llevan treinta años en la casa está ya moviendo sus fichas para permanecer agarrada al sillón. El revuelo y la expectación en la casa son totales. El próximo 24 de junio puede ser el día D. Pues bien, les diré que los cambios en el Canal, de confirmarse, producirían entre los empleados una honda satisfacción. Y es que los modos y maneras tanto del aún gerente como de sus personas de máxima confianza han dejado, en estos años en que han tratado de dar la vuelta a la empresa pública madrileña para imponer en ella sus caprichos y a sus amiguetes, muchísimo que desear. Gritos, desprecios y mala educación. Muy mala educación. Un verdadero estado de terror del cual los trabajadores tardarán meses en reponerse. Muy poca profesionalidad y ninguna humanidad.

A tal extremo de esquizofrenia y paranoia llega la cosa en dicha empresa pública que cuando un trabajador de la Secretaría General Técnica sufre un infarto cerebral a las nueve y cuarto de la noche en las oficinas centrales de la empresa –claro, habrá que explicar por qué se obliga a la gente de la SGT a trabajar de sol a sol - va el Canal y no reconoce, u oculta, con conocimiento del Gerente y del propio Ignacio González, el accidente laboral. Eso después de haber enviado a un médico de la empresa, María Antonia Martín Moreda, amiga personal de Carrillo Aguado, a cotillear al hospital. O de llamar, testigos delante, al enfermo, cuya vida en esos momentos aún peligraba, y decirle que a ver cuánto tiempo iba a estar de baja. Como debió de estar más tiempo de baja de lo que a sus excelencias les parecía que debía de estar, se le redujo la contingencia a la mitad por el “artículo 33”. La dirección de Recursos Humanos, acostumbrada a aplicar las normas según conviene, apetece o se le ocurre, pretendía, encima, cargar la responsabilidad de comunicar el accidente a la Seguridad Social sobre el accidentado y su familia. La cosa está ya en los Tribunales de Justicia y en el Ministerio de Trabajo. Les mantendré puntualmente informados.

Otro asunto conocido es del nepotismo instalado en el Canal. Nepotismo que ha llevado a la subdirección jurídica, cuya responsabilidad ostenta una joven sin experiencia laboral alguna, eso sí, muy amiga de Carrillo Aguado, a incrementar su personal de forma exponencial. Pagamos los contribuyentes. Incremento que no se traduce, ni mucho menos, en una eficaz gestión. Veamos algunas contrataciones de la S.G.T. que, de tener 45 trabajadores en plantilla ha pasado a superar el centenar, ninguno de ellos contratado por concurso-oposición, sino todos ellos por libre contratación ó en prácticas, lo que resulta mucho más opaco y favorece el nepotismo y el despotismo. Sin ilustrar en este caso. Por dicha forma de contratación, de la cual estos presuntos liberales abusan y vuelven a abusar, llegaron al Canal, en donde se ha ninguneado, cesado o ignorado a técnicos de reconocido prestigio, no sólo todos los “compis” de “Quiero TV”, sino también Manrique Mariscal de Gante, primo de la que fuera ministra con José María Aznar ó Pilar Martín de Miguel, hija de Antonio Martín Marín, que fuera Secretario de Estado con José María Aznar y esposa de Borja Sarasola, SGT de Presidencia. Contrataciones que, por lo que a continuación les relataré, redundan en cualquier cosa menos en favor de la eficacia de la gestión, el ahorro y la austeridad.

Así, los juicios laborales contra la rebelde Silvia, “novia de mi primo (sic), investigada por un detective, se externalizan. O sea, que una peleíta de la señorita Carrillo o de su amiguita “Machicha”, bochornosos espectáculos públicos en aeropuertos españoles inclusive, nos cuesta a todos los madrileños un servicio jurídico lleno de jóvenes sin demasiada experiencia pero dispuestos a trabajar doce horas diarias –el horario del Canal es de 08:00 a 15:00 horas- sin rechistar más los honorarios de un carísimo y prestigioso despacho de abogados (Garrigues o Cuatrecasas son los habituales colaboradores externos de María Luisa Carrillo) que suple la incompetencia de dicho servicio y de su subdirectora. Lo que se dice austeridad y buena gestión. Y todo para pleitear un tema laboral con una empleada. Bueno, como el “dinero público no es de nadie”, o eso deben de pensar, en realidad casi todos estos juicios laborales que atañen a trabajadores del Canal son puestos en manos de carísimos despachos de abogados. David contra Goliat.

Navarro Baldeweg sabe bien de qué les hablo. Por cierto, que fue Ildefonso de Miguel como gerente del Canal el que organizó el pase privado de inauguración de los Teatros del Canal; juerga privada que nos costó a todos los madrileños un congo, cientos de miles de euros, sin saberse muy bien a día de hoy cómo demonios vistieron al oneroso santo. También ha sido de Miguel quien, según mis fuentes, ha estado maniobrando en la oscuridad para dividir y romper el sindicato independiente y mayoritario del Canal, CSIT. Y es el gerente que pretendía colocar a los empleados del “call center” en las oficinas de la propia empresa. Menos mal que Juan Bravo, ayuntamiento de Madrid, ha impedido, parando in extremis la multimillonaria adjudicación a Atento (el teléfono de atención al cliente pasaría de ser un gratuito 900 a un 902; las extrañas decisiones de de Miguel siempre las pagamos los contribuyentes), la penúltima chapuza del que es mano derecha de Ignacio González.

Un verdadero fiasco para los madrileños y el PP. Una película de miedo para los trabajadores del Canal. Bueno, menos para algunos de UGT, que supongo deben de estar desolados ante la posibilidad de que se vaya “su” Gerente.

Canal de Isabel II: ¿el fin de una oscura etapa?

Almudena Negro
Almudena Negro
viernes, 19 de junio de 2009, 04:24 h (CET)
Saltaba la noticia a los confidenciales el pasado miércoles: Esperanza Aguirre habría exigido la cabeza del polémico gerente del Canal de Isabel II, Ildefonso de Miguel, enfrentado a casi todos y desaparecido como por arte de magia desde el pasado 5 de junio, víspera electoral. El nuevo equipo que estaría por llegar se estaría negando a hacerse cargo del Canal si antes no se auditan las cuentas. Especialmente las de la Secretaría General Técnica, dirigida por María Luisa Carrillo, responsable última de contratación y mano derecha desde los tiempos en que ambos compartían responsabilidades en la quebrada “Quiero TV” del que dicen es ya ex gerente. “Quiero TV” de donde, por cierto, provienen muchos de los hoy directivos de la empresa pública madrileña. Algún día se los enumero.

Ildefonso de Miguel, presunta víctima de los espías que también han seguido a Ignacio González, a la sazón Vicepresidente de la Comunidad, Presidente del Canal de Isabel II y viajero por Colombia, ha estado relacionado con numerosas noticias que lo vinculaban a presuntas corruptelas, nunca demostradas. Claro que tampoco ha interpuesto de Miguel jamás, que se sepa, una querella contra los periodistas que firmaban dichas noticias. Por ejemplo contra los periodistas que firmaron aquella que lo vinculaba con unas bodegas de vino cuyos espirituosos pasaron a formar parte de las cestas de empresas como Caja Madrid. Pablo Abejas, entonces consejero de la caja de ahorros y hoy, qué casualidad, gerente de Canal de Comunicaciones –empresa participada al 100% por el Canal de Isabel II-, no andaba muy lejos.

Conocida la noticia el miércoles comenzó el movimiento. Alguna directora de esas que llevan treinta años en la casa está ya moviendo sus fichas para permanecer agarrada al sillón. El revuelo y la expectación en la casa son totales. El próximo 24 de junio puede ser el día D. Pues bien, les diré que los cambios en el Canal, de confirmarse, producirían entre los empleados una honda satisfacción. Y es que los modos y maneras tanto del aún gerente como de sus personas de máxima confianza han dejado, en estos años en que han tratado de dar la vuelta a la empresa pública madrileña para imponer en ella sus caprichos y a sus amiguetes, muchísimo que desear. Gritos, desprecios y mala educación. Muy mala educación. Un verdadero estado de terror del cual los trabajadores tardarán meses en reponerse. Muy poca profesionalidad y ninguna humanidad.

A tal extremo de esquizofrenia y paranoia llega la cosa en dicha empresa pública que cuando un trabajador de la Secretaría General Técnica sufre un infarto cerebral a las nueve y cuarto de la noche en las oficinas centrales de la empresa –claro, habrá que explicar por qué se obliga a la gente de la SGT a trabajar de sol a sol - va el Canal y no reconoce, u oculta, con conocimiento del Gerente y del propio Ignacio González, el accidente laboral. Eso después de haber enviado a un médico de la empresa, María Antonia Martín Moreda, amiga personal de Carrillo Aguado, a cotillear al hospital. O de llamar, testigos delante, al enfermo, cuya vida en esos momentos aún peligraba, y decirle que a ver cuánto tiempo iba a estar de baja. Como debió de estar más tiempo de baja de lo que a sus excelencias les parecía que debía de estar, se le redujo la contingencia a la mitad por el “artículo 33”. La dirección de Recursos Humanos, acostumbrada a aplicar las normas según conviene, apetece o se le ocurre, pretendía, encima, cargar la responsabilidad de comunicar el accidente a la Seguridad Social sobre el accidentado y su familia. La cosa está ya en los Tribunales de Justicia y en el Ministerio de Trabajo. Les mantendré puntualmente informados.

Otro asunto conocido es del nepotismo instalado en el Canal. Nepotismo que ha llevado a la subdirección jurídica, cuya responsabilidad ostenta una joven sin experiencia laboral alguna, eso sí, muy amiga de Carrillo Aguado, a incrementar su personal de forma exponencial. Pagamos los contribuyentes. Incremento que no se traduce, ni mucho menos, en una eficaz gestión. Veamos algunas contrataciones de la S.G.T. que, de tener 45 trabajadores en plantilla ha pasado a superar el centenar, ninguno de ellos contratado por concurso-oposición, sino todos ellos por libre contratación ó en prácticas, lo que resulta mucho más opaco y favorece el nepotismo y el despotismo. Sin ilustrar en este caso. Por dicha forma de contratación, de la cual estos presuntos liberales abusan y vuelven a abusar, llegaron al Canal, en donde se ha ninguneado, cesado o ignorado a técnicos de reconocido prestigio, no sólo todos los “compis” de “Quiero TV”, sino también Manrique Mariscal de Gante, primo de la que fuera ministra con José María Aznar ó Pilar Martín de Miguel, hija de Antonio Martín Marín, que fuera Secretario de Estado con José María Aznar y esposa de Borja Sarasola, SGT de Presidencia. Contrataciones que, por lo que a continuación les relataré, redundan en cualquier cosa menos en favor de la eficacia de la gestión, el ahorro y la austeridad.

Así, los juicios laborales contra la rebelde Silvia, “novia de mi primo (sic), investigada por un detective, se externalizan. O sea, que una peleíta de la señorita Carrillo o de su amiguita “Machicha”, bochornosos espectáculos públicos en aeropuertos españoles inclusive, nos cuesta a todos los madrileños un servicio jurídico lleno de jóvenes sin demasiada experiencia pero dispuestos a trabajar doce horas diarias –el horario del Canal es de 08:00 a 15:00 horas- sin rechistar más los honorarios de un carísimo y prestigioso despacho de abogados (Garrigues o Cuatrecasas son los habituales colaboradores externos de María Luisa Carrillo) que suple la incompetencia de dicho servicio y de su subdirectora. Lo que se dice austeridad y buena gestión. Y todo para pleitear un tema laboral con una empleada. Bueno, como el “dinero público no es de nadie”, o eso deben de pensar, en realidad casi todos estos juicios laborales que atañen a trabajadores del Canal son puestos en manos de carísimos despachos de abogados. David contra Goliat.

Navarro Baldeweg sabe bien de qué les hablo. Por cierto, que fue Ildefonso de Miguel como gerente del Canal el que organizó el pase privado de inauguración de los Teatros del Canal; juerga privada que nos costó a todos los madrileños un congo, cientos de miles de euros, sin saberse muy bien a día de hoy cómo demonios vistieron al oneroso santo. También ha sido de Miguel quien, según mis fuentes, ha estado maniobrando en la oscuridad para dividir y romper el sindicato independiente y mayoritario del Canal, CSIT. Y es el gerente que pretendía colocar a los empleados del “call center” en las oficinas de la propia empresa. Menos mal que Juan Bravo, ayuntamiento de Madrid, ha impedido, parando in extremis la multimillonaria adjudicación a Atento (el teléfono de atención al cliente pasaría de ser un gratuito 900 a un 902; las extrañas decisiones de de Miguel siempre las pagamos los contribuyentes), la penúltima chapuza del que es mano derecha de Ignacio González.

Un verdadero fiasco para los madrileños y el PP. Una película de miedo para los trabajadores del Canal. Bueno, menos para algunos de UGT, que supongo deben de estar desolados ante la posibilidad de que se vaya “su” Gerente.

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