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Sergio Brosa

Subir impuestos no es de izquierdas

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Tampoco es de izquierdas bajar impuestos. Dependerá de qué impuestos se suban o cuáles se bajen para que la política fiscal pueda ser considerada más progresista o más conservadora. Pero en una abstracción, hablar de derechas o izquierdas por el sólo hecho de subir o bajar impuestos carece de significado.

El gobierno acaba de aprobar una subida de 2,9 céntimos por litro de los hidrocarburos y elevó el impuesto mínimo por cada 1.000 cigarrillos en un 30% porque se le está yendo de las manos el control del déficit.

La coyuntura económica es poliédrica y tantas aristas responden a las muy diversas caras que la configuran. Aumenta el paro y disminuyen las aportaciones a la seguridad social. Se incrementa el subsidio por desempleo y se reducen los ingresos por rentas del trabajo. Aumentan las subvenciones a algunos sectores productivos pero disminuye la recaudación global por el impuesto de sociedades. El gobierno tira de déficit que significa que va a gastar más de lo que ingrese, como forma de activar la economía, pero las cosas tienen un límite y no puede sobrepasarse el 3% del PIB que establece la CE en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Superar esa barrera supone entrar en grave riesgo de colapsar las finanzas públicas. Y las previsiones para España, sitúan el déficit en 2009 por encima del 6%.

Así las cosas, el gobierno se ha visto en la obligación de elevar impuestos, fundamentalmente los que son muy repartidores, como la gasolina, pues con poco incremento se espera alcanzar una recaudación extra de casi 1.100 millones de euros y con el tabaco de 1.220 millones, al decir de la vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del pasado viernes.

El engaño, la mentira, el fraude o como quiera que se le llame a la restricción mental de la vicepresidenta segunda al anunciar la medida, consiste en que de esta forma nos acercamos al nivel medio europeo del precio de la gasolina dijo. También, al desincentivarse su consumo por el incremento de precio, habrá menos contaminación, por lo que habrá que dedicar menos recursos a frenarla, aunque hasta ahora se reduzca únicamente por la acción del viento que aún no controla la vicepresidenta segunda; como el déficit público.

Y en cuanto al tabaco dice que es una cuestión de salud; habrá que esperar a oír a la ministra de sanidad, tan atareada últimamente con la pandemia mundial de esa gripe codificada como H1V1 que vino de México que es en realidad una leve gripe. Pero como la vicepresidenta segunda debe considerar que los fumadores son unos viciosos, pues que se paguen el vicio o dejen de fumar. Y los no fumadores aplaudirán la medida, pues así habrá menos humo de tabaco en todas partes. Pero el estado ingresará esos 1.220 millones de euros.

Lo curioso de todo este galimatías fiscal es que ahora el señor ministro de industria, Miguel Sebastián, diga que subir los impuestos es de izquierdas, para así hacer parecer progresista al gobierno ante sus electores; esos mismos que le giraron la espalda el pasado 7-J en las europeas.

Cuando el PP estaba en el gobierno y habló de una bajada de impuestos, Rodríguez Zapatero se apresuró a decir que bajar los impuestos es de izquierdas, para hacer parecer incongruente al partido de gobierno. ¿En qué quedamos?

Ahora el ejecutivo, incapaz por su proverbial ineptitud de relanzar la economía para incrementar los ingresos del estado, se las ha de ingeniar para hacer más caja como sea, pues, entre otras cosas, a la vuelta de la esquina y por turno rotatorio que no por elección popular, ZP será presidente de la UE en enero de 2010 y presidente del gobierno del país con más paro de la UE, más déficit público y más promesas incumplidas a la sociedad. Con tal bagaje le va a ser difícil hacer creer a los demás socios de la UE que es un magnífico estadista y que entre él y Obama van a arreglar el mundo. Ni aunque el mundo fuera un ventorrillo.

Pero lo cierto es que subir los impuestos indirectos, esos que pagan todos por igual, así los ricos como lo más pobres, nunca jamás será una medida de izquierdas. Subir la carga impositiva de la gasolina y el tabaco es la más fácil y simple forma de incrementar los ingresos del estado. Luego vendrán el alcohol y el café; si no, al tiempo. Y por suerte, se acaba el tiempo de las cerezas, pues alguien de la oficina económica había comenzado a pensar en bloquear las dos salidas del Valle del Jerte y resucitar la Comisaría de Abastecimientos y Transportes para cobrar un impuesto por la expedición de cerezas, al revés de cómo se hacía antes a la entrada de las poblaciones importantes, donde unas oficinas a pié de carretera se ocupaban de cobrar un impuesto por las mercancías que entraban.

Es indiferente que sea de izquierdas o derechas lo que deba hacer el gobierno para acelerar la salida de la crisis, pues ya no existen las derechas ni las izquierdas, tan sólo política económica eficaz. Pero quienes tienen el empeño de seguir en el gobierno, no cumplen con decirnos la que nos espera en el próximo futuro, ahora que no hay elecciones a la vista inmediata. Pero sí es su obligación establecer las actuaciones necesarias para atajar el desbocado incremento de paro y relanzar la economía. Menos cacarear el esfuerzo que hace el gobierno y más cumplir con su obligación que a todos supone un esfuerzo cumplir con la suya.

Subir impuestos no es de izquierdas

Sergio Brosa
Sergio Brosa
lunes, 15 de junio de 2009, 03:30 h (CET)
Tampoco es de izquierdas bajar impuestos. Dependerá de qué impuestos se suban o cuáles se bajen para que la política fiscal pueda ser considerada más progresista o más conservadora. Pero en una abstracción, hablar de derechas o izquierdas por el sólo hecho de subir o bajar impuestos carece de significado.

El gobierno acaba de aprobar una subida de 2,9 céntimos por litro de los hidrocarburos y elevó el impuesto mínimo por cada 1.000 cigarrillos en un 30% porque se le está yendo de las manos el control del déficit.

La coyuntura económica es poliédrica y tantas aristas responden a las muy diversas caras que la configuran. Aumenta el paro y disminuyen las aportaciones a la seguridad social. Se incrementa el subsidio por desempleo y se reducen los ingresos por rentas del trabajo. Aumentan las subvenciones a algunos sectores productivos pero disminuye la recaudación global por el impuesto de sociedades. El gobierno tira de déficit que significa que va a gastar más de lo que ingrese, como forma de activar la economía, pero las cosas tienen un límite y no puede sobrepasarse el 3% del PIB que establece la CE en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Superar esa barrera supone entrar en grave riesgo de colapsar las finanzas públicas. Y las previsiones para España, sitúan el déficit en 2009 por encima del 6%.

Así las cosas, el gobierno se ha visto en la obligación de elevar impuestos, fundamentalmente los que son muy repartidores, como la gasolina, pues con poco incremento se espera alcanzar una recaudación extra de casi 1.100 millones de euros y con el tabaco de 1.220 millones, al decir de la vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del pasado viernes.

El engaño, la mentira, el fraude o como quiera que se le llame a la restricción mental de la vicepresidenta segunda al anunciar la medida, consiste en que de esta forma nos acercamos al nivel medio europeo del precio de la gasolina dijo. También, al desincentivarse su consumo por el incremento de precio, habrá menos contaminación, por lo que habrá que dedicar menos recursos a frenarla, aunque hasta ahora se reduzca únicamente por la acción del viento que aún no controla la vicepresidenta segunda; como el déficit público.

Y en cuanto al tabaco dice que es una cuestión de salud; habrá que esperar a oír a la ministra de sanidad, tan atareada últimamente con la pandemia mundial de esa gripe codificada como H1V1 que vino de México que es en realidad una leve gripe. Pero como la vicepresidenta segunda debe considerar que los fumadores son unos viciosos, pues que se paguen el vicio o dejen de fumar. Y los no fumadores aplaudirán la medida, pues así habrá menos humo de tabaco en todas partes. Pero el estado ingresará esos 1.220 millones de euros.

Lo curioso de todo este galimatías fiscal es que ahora el señor ministro de industria, Miguel Sebastián, diga que subir los impuestos es de izquierdas, para así hacer parecer progresista al gobierno ante sus electores; esos mismos que le giraron la espalda el pasado 7-J en las europeas.

Cuando el PP estaba en el gobierno y habló de una bajada de impuestos, Rodríguez Zapatero se apresuró a decir que bajar los impuestos es de izquierdas, para hacer parecer incongruente al partido de gobierno. ¿En qué quedamos?

Ahora el ejecutivo, incapaz por su proverbial ineptitud de relanzar la economía para incrementar los ingresos del estado, se las ha de ingeniar para hacer más caja como sea, pues, entre otras cosas, a la vuelta de la esquina y por turno rotatorio que no por elección popular, ZP será presidente de la UE en enero de 2010 y presidente del gobierno del país con más paro de la UE, más déficit público y más promesas incumplidas a la sociedad. Con tal bagaje le va a ser difícil hacer creer a los demás socios de la UE que es un magnífico estadista y que entre él y Obama van a arreglar el mundo. Ni aunque el mundo fuera un ventorrillo.

Pero lo cierto es que subir los impuestos indirectos, esos que pagan todos por igual, así los ricos como lo más pobres, nunca jamás será una medida de izquierdas. Subir la carga impositiva de la gasolina y el tabaco es la más fácil y simple forma de incrementar los ingresos del estado. Luego vendrán el alcohol y el café; si no, al tiempo. Y por suerte, se acaba el tiempo de las cerezas, pues alguien de la oficina económica había comenzado a pensar en bloquear las dos salidas del Valle del Jerte y resucitar la Comisaría de Abastecimientos y Transportes para cobrar un impuesto por la expedición de cerezas, al revés de cómo se hacía antes a la entrada de las poblaciones importantes, donde unas oficinas a pié de carretera se ocupaban de cobrar un impuesto por las mercancías que entraban.

Es indiferente que sea de izquierdas o derechas lo que deba hacer el gobierno para acelerar la salida de la crisis, pues ya no existen las derechas ni las izquierdas, tan sólo política económica eficaz. Pero quienes tienen el empeño de seguir en el gobierno, no cumplen con decirnos la que nos espera en el próximo futuro, ahora que no hay elecciones a la vista inmediata. Pero sí es su obligación establecer las actuaciones necesarias para atajar el desbocado incremento de paro y relanzar la economía. Menos cacarear el esfuerzo que hace el gobierno y más cumplir con su obligación que a todos supone un esfuerzo cumplir con la suya.

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