Regresa la selección y por ende vuelve la ilusión. Finalizado el curso y con Florentino conquistando el mundo como si se tratara de una simple partida de Risk, arranca la Copa Confederaciones de Sudáfrica, un torneo puente que servirá para confirmar el gran momento que vive la roja a un año vista del sueño nacional. Con el regustillo de la gloria alcanzada en Austria y Suiza llega un aperitivo del Mundial que, si bien no tiene el tirón mediático de las grandes citas internacionales, servirá para matarnos el gusanillo del verano, para ver de nuevo a España con las grandes potencias y para continuar batiendo records de imbatibilidad..
No vamos a vender humo. Tampoco se trata de autoconvencerse pensando que es un torneo que te consagre como la mejor selección del mundo (para eso está el Mundial), pero sí es cierto que hay que darle la importancia que se merece a un torneo oficial, que no hemos jugado nunca, y que al margen de la fase de grupos, podría deparar enemigos tan peligrosos como Italia o Brasil en la pelea por el título. En Sudáfrica se trata de subir nota. Los deberes se aprobaron con sobresaliente durante el verano pasado y ahora es tiempo de demostrar que podemos volver a ser los mejores. El listón está demasiado alto, pero esta generación bien lo merece.
Por si volver a disfrutar del juego de la roja no fuera suficiente, en el horizonte se vislumbran records históricos. Con el triunfo ante Azerbaiyán, Del Bosque consiguió el mejor arranque en la historia de un seleccionador con diez triunfos consecutivos, la selección igualó los 32 partidos sin perder de la mítica Hungría, y ahora amenaza los 35 que consiguió la Brasil de Romario entre 1993 y 1996. Pero no sólo eso. La goleada del pasado martes supuso la duodécima victoria consecutiva de nuestros chicos de oro desde que Cesc rompiera el gafe de los penaltis ante Italia. Con dos más, alcanzaríamos los catorce triunfos seguidos de Brasil y Francia, marcas que pasan por superar el trámite en la primera fase de la Copa Confederaciones ante Nueva Zelanda, Irak y Sudáfrica. Después de tantos años de penitencia, hay que valorar lo que está haciendo este equipo.
El único pero será la Andrés Iniesta. Sublime durante la temporada y determinante en esta selección, el manchego tenía ante sí una nueva oportunidad de demostrar que hoy por hoy está entre los tres mejores jugadores del mundo. Y porque no decirlo, ahora que el mercado está movidito, nos hubiera gustado ponerle más pimienta con un duelo Kaká-Iniesta. ¡A por ellos!.