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La confianza de los inversores se restableció, la prima de riesgo bajó, los intereses de la deuda pública cayeron...

Floridablanca y algunas consideraciones sobre el PP

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Que el PP necesita una renovación a fondo es evidente. Hoy en día, pocos o casi ninguno de los adictos al partido, fundado por el señor Fraga Iribarne, ponen en duda que el partido necesita una remodelación que lo vuelva a situar en el lugar que ocupaba entre la sociedad conservadora cuando se constituyó la antigua Alianza Popular. En lo que seguramente existirían discrepancias sería en la ocasión, los modos y la forma, la composición de una nueva dirección y la profundidad con la que se debería llevar a cabo esta catarsis, por otra parte necesaria e imperiosa y quienes deberían ser los encargados de llevarla a cabo, de modo que se pudiera realizar con el mínimo traumatismo posible.

En cuanto al tiempo es evidente que éste no es el momento más oportuno; quizá lo hubiera sido cuando tuvieron lugar las elecciones autonómicas españolas del 24 de Mayo del 2015 o las posteriores catalanas del 27 S del mismo año. En ambas ocasiones se vio claro que el PP había sufrido un desgaste excesivo, que el dominio y apoyo que había mantenido durante toda la legislatura se le había acabado y que la confianza que había despertado como partido capaz de levantar a España de la situación, cercana a la quiebra, que le valió la mayoría absoluta en los comicios del 20N del 2011, había desaparecido ante el desencanto de ver como el desempleo no disminuía, las promesas que habían hecho sobre la solución del tema catalán, la disminución de los impuestos, la ley del Aborto o los matrimonios gay habían quedado en barbecho, sin que se viera avance alguno en la resolución de ninguna de dichas materias. Pero lo que constituyó la puntilla para el desencanto de todos los que habían apostado por el PP fueron, sin duda, los casos de corrupción que, empezando por los mangoneos y trapisondas del señor Bárcenas, han ido apareciendo sin solución de continuidad a lo largo de los últimos años de la legislatura pasada. Todos ellos, incomprensiblemente, se han producido como consecuencia de las actividades ilícitas de muchas de las personalidades, miembros importantes y destacadas individualidades de la dirección del partido, e incluso, de las de aquellos que estuvieron ocupando cargos destacados en el gobierno y las instituciones públicas durante muchos años anteriores.

Una cosa se le debe reconocer al PP del señor Rajoy. En el aspecto económico sí se apreciaron importantes cambios, en este caso para bien. La confianza de los inversores se restableció, la prima de riesgo bajó espectacularmente, los intereses de la deuda pública cayeron en picado, la reforma laboral surgió su fruto esperado y la economía empezó a mejorar, primero débilmente y más tarde con mayor empuje, hasta que se produjo el parón, no de forma súbita, sino paulatina; cuando las autonómicas empezaron a demostrar que, en España, la confianza de los votantes en el PP había disminuido. Entonces fue cuando el señor Mariano Rajoy tuvo la oportunidad de preparar, con calma e inteligencia, su sucesión, buscando un candidato idóneo y limpio de cualquier sospecha que lo pudiera lastrar su carrera política; al que hubieran podido presentar como el nuevo líder de un PP regenerado, exento de corrupción y formado por un nuevo equipo de personas, jóvenes y mayores, dispuestas a enfrentarse, sin lastre alguno que los entorpeciese, al resto de partidos del arco parlamentario, sin el temor de que se les pudiera achacar el haber pertenecido a la generación a la que la corrupción había afectado directamente.

Estos días he leído, con curiosidad, un artículo de Gonzalo Altozano, en el que se hace mención de un grupo incipiente, de unos jóvenes y no tan jóvenes, que han tenido encuentros, que han cambiado impresiones y que han viajado para intercambiar experiencias a países del extranjero. Son personas preocupadas por la deriva del PP hacia rumbos desconocidos que, con toda probabilidad, no van a obtener otros resultados que empujar a un metafórico cabo Finisterre de la política, más allá del cual, como sucedía antiguamente con nuestros ancestros, no se creía que existiere más que la nada ignota. Al parecer, según el articulista, hace ya dos años que nació Floridablanca, una plataforma de jóvenes del PP, sobradamente (JASP) preparados, no muy bien recibidos en todos los ámbitos del PP y a los que, el inefable Monago, calificó de “yuppies de Madrid”. Lo cierto es que, en esta plataforma cada cual se paga los gastos de desplazamiento, las consumiciones que realizan en los cafés en los que se reúnen, y quien quiera puede asistir o dejar de hacerlo, ya que no han establecido obligación alguna de estar presentes en ellos. Buceando en su web en el ¿quiénes somos? se aprecia la frecuencia con la que estos floridablanca asisten a los think thanks y las estancias en universidades de los EE.UU. Estaría por ver si, como dice el autor, serían capaces de aportar sus experiencias a la realidad nacional española.

No sabemos la proyección que pudieran llegar a tener estos señores de la plataforma Floridablanca pero, en todo caso si tenemos conocimiento de que lo que intentan es devolver al PP a la recuperación de sus valores originales, alejarse de esta deriva actual que lo está conduciendo hacia una huída hacia delante en cuyo camino parece que se va desprendiendo de jirones de aquellas virtudes, principios, valores y fundamentos que caracterizaron al PP y que fueron los que hicieron que millones de españoles pensaran que el porvenir de España estaba, precisamente, en afiliarse a las filas del partido que, en su día, presidió don Manuel Fraga y que, en tiempos de J.Mª Aznar, llegó a su momento de mayor esplendor en el que España resurgió de sus cenizas y llegó a ocupar el puesto que le correspondía, tanto por su influencia económica, como por el prestigio de haber conseguido salir del marasmo de la crisis económica mediante una espectacular recuperación, que le permitió ingresar en la UE con la nota de notable.

Muchos estamos convencidos de que, el mayor error del señor Rajoy y de todo su equipo de gobierno, ha sido el pretender llevar a cabo una política de concesiones, de demasiadas condescendencia y cesiones con los partidos de la oposición, de una blandura inusitada hacia los desafíos de los separatistas catalanes, de una incomprensible tolerancia respecto al tema de los abortos y una nula actuación con relación a la famosa Ley de la Memoria Histórica, una jugada de la izquierda con el solo fin de crear una falsa imagen de lo que fue la Guerra Civil, sus causas, sus consecuencias y la imagen de aquellos que fueron los verdaderos culpables del alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936 que, contrariamente a lo que pretenden estos manipuladores de la Memoria Histórica, no fueron las derechas ni tampoco los sublevados los responsables de aquel levantamiento contra la opresión ácrata que se había apoderado de la nación, gracias a los movimientos separatistas en Cataluña de Maciá, los de los vascos de Sabino Arana en el país Vasco; los socialistas de Carrillo y de Largo Caballero y los asesinos de las patrullas de la FAI, la CNT en Cataluña y los Ángeles de la noche y demás miembros de las JJ.SS y los anarquistas en Madrid y el resto de España; no habían tenido la respuesta adecuada de las autoridades, sino, por el contrario, la indiferencia, permisividad, dejación de autoridad y complacencia con las que el gobierno de la República, (del que Azaña fue ministro del Ejército) veía como, el trabajo sucio de aquella revolución, lo hacían aquellos terroristas que se apoderaron de las calles de las principales ciudades españolas, implantando en todo el país el terror, los saqueos, los asesinatos y la destrucción e incendios de monumentos, iglesias y conventos; junto a los religiosos y religiosas que los ocupaban.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, algunos queremos ver en estos jóvenes del PP que han formado esta plataforma denominada Floridablanca, jóvenes trabajadores, formados, universitarios y empeñados en hacer que, el Partido Popular, regrese a sus orígenes, los sucesores de Fraga que van a intentar de nuevo recuperar todos aquellos valores, esencias y soportes éticos del partido que lo hicieron único, en medio del relativismo de una izquierda empeñada, –como ocurrió en 1936, cuando intentaron llevar a España a su ruina total, entregándola ( como ahora intentan de nuevo) en manos de las hordas del comunismo internacional, en este caso importado por Podemos de la Venezuela del comunismo bolivariano, dominada por este autócrata analfabeto conocido como Nicolás Maduro –; en convertir a nuestro país en un satélite más de aquel comunismo macabro nacido en la Unión Soviética. Tenemos la esperanza de que, esta nueva generación del partido, sea capaz de recobrar todo lo que el último gobierno del PP ha permitido que se perdiera. A nosotros, a los votantes con sentido común, con criterio propio y defensores de nuestros principios y tradiciones, nos corresponde devolverle a nuestra nación aquellos fundamentos morales y éticos de los que las izquierdas la han despojado, para implantar sus teoría relativista, su materialismo laico y sus propuestas asamblearias y contrarias la propiedad privada y a nuestra Constitución, tan propias de los regímenes comunistas soviéticos. La alternativa no puede ser más penosa y alarmante: caer en las garras de los comunistas bolivarianos de Podemos e IU.

Floridablanca y algunas consideraciones sobre el PP

La confianza de los inversores se restableció, la prima de riesgo bajó, los intereses de la deuda pública cayeron...
Miguel Massanet
miércoles, 25 de mayo de 2016, 09:03 h (CET)
Que el PP necesita una renovación a fondo es evidente. Hoy en día, pocos o casi ninguno de los adictos al partido, fundado por el señor Fraga Iribarne, ponen en duda que el partido necesita una remodelación que lo vuelva a situar en el lugar que ocupaba entre la sociedad conservadora cuando se constituyó la antigua Alianza Popular. En lo que seguramente existirían discrepancias sería en la ocasión, los modos y la forma, la composición de una nueva dirección y la profundidad con la que se debería llevar a cabo esta catarsis, por otra parte necesaria e imperiosa y quienes deberían ser los encargados de llevarla a cabo, de modo que se pudiera realizar con el mínimo traumatismo posible.

En cuanto al tiempo es evidente que éste no es el momento más oportuno; quizá lo hubiera sido cuando tuvieron lugar las elecciones autonómicas españolas del 24 de Mayo del 2015 o las posteriores catalanas del 27 S del mismo año. En ambas ocasiones se vio claro que el PP había sufrido un desgaste excesivo, que el dominio y apoyo que había mantenido durante toda la legislatura se le había acabado y que la confianza que había despertado como partido capaz de levantar a España de la situación, cercana a la quiebra, que le valió la mayoría absoluta en los comicios del 20N del 2011, había desaparecido ante el desencanto de ver como el desempleo no disminuía, las promesas que habían hecho sobre la solución del tema catalán, la disminución de los impuestos, la ley del Aborto o los matrimonios gay habían quedado en barbecho, sin que se viera avance alguno en la resolución de ninguna de dichas materias. Pero lo que constituyó la puntilla para el desencanto de todos los que habían apostado por el PP fueron, sin duda, los casos de corrupción que, empezando por los mangoneos y trapisondas del señor Bárcenas, han ido apareciendo sin solución de continuidad a lo largo de los últimos años de la legislatura pasada. Todos ellos, incomprensiblemente, se han producido como consecuencia de las actividades ilícitas de muchas de las personalidades, miembros importantes y destacadas individualidades de la dirección del partido, e incluso, de las de aquellos que estuvieron ocupando cargos destacados en el gobierno y las instituciones públicas durante muchos años anteriores.

Una cosa se le debe reconocer al PP del señor Rajoy. En el aspecto económico sí se apreciaron importantes cambios, en este caso para bien. La confianza de los inversores se restableció, la prima de riesgo bajó espectacularmente, los intereses de la deuda pública cayeron en picado, la reforma laboral surgió su fruto esperado y la economía empezó a mejorar, primero débilmente y más tarde con mayor empuje, hasta que se produjo el parón, no de forma súbita, sino paulatina; cuando las autonómicas empezaron a demostrar que, en España, la confianza de los votantes en el PP había disminuido. Entonces fue cuando el señor Mariano Rajoy tuvo la oportunidad de preparar, con calma e inteligencia, su sucesión, buscando un candidato idóneo y limpio de cualquier sospecha que lo pudiera lastrar su carrera política; al que hubieran podido presentar como el nuevo líder de un PP regenerado, exento de corrupción y formado por un nuevo equipo de personas, jóvenes y mayores, dispuestas a enfrentarse, sin lastre alguno que los entorpeciese, al resto de partidos del arco parlamentario, sin el temor de que se les pudiera achacar el haber pertenecido a la generación a la que la corrupción había afectado directamente.

Estos días he leído, con curiosidad, un artículo de Gonzalo Altozano, en el que se hace mención de un grupo incipiente, de unos jóvenes y no tan jóvenes, que han tenido encuentros, que han cambiado impresiones y que han viajado para intercambiar experiencias a países del extranjero. Son personas preocupadas por la deriva del PP hacia rumbos desconocidos que, con toda probabilidad, no van a obtener otros resultados que empujar a un metafórico cabo Finisterre de la política, más allá del cual, como sucedía antiguamente con nuestros ancestros, no se creía que existiere más que la nada ignota. Al parecer, según el articulista, hace ya dos años que nació Floridablanca, una plataforma de jóvenes del PP, sobradamente (JASP) preparados, no muy bien recibidos en todos los ámbitos del PP y a los que, el inefable Monago, calificó de “yuppies de Madrid”. Lo cierto es que, en esta plataforma cada cual se paga los gastos de desplazamiento, las consumiciones que realizan en los cafés en los que se reúnen, y quien quiera puede asistir o dejar de hacerlo, ya que no han establecido obligación alguna de estar presentes en ellos. Buceando en su web en el ¿quiénes somos? se aprecia la frecuencia con la que estos floridablanca asisten a los think thanks y las estancias en universidades de los EE.UU. Estaría por ver si, como dice el autor, serían capaces de aportar sus experiencias a la realidad nacional española.

No sabemos la proyección que pudieran llegar a tener estos señores de la plataforma Floridablanca pero, en todo caso si tenemos conocimiento de que lo que intentan es devolver al PP a la recuperación de sus valores originales, alejarse de esta deriva actual que lo está conduciendo hacia una huída hacia delante en cuyo camino parece que se va desprendiendo de jirones de aquellas virtudes, principios, valores y fundamentos que caracterizaron al PP y que fueron los que hicieron que millones de españoles pensaran que el porvenir de España estaba, precisamente, en afiliarse a las filas del partido que, en su día, presidió don Manuel Fraga y que, en tiempos de J.Mª Aznar, llegó a su momento de mayor esplendor en el que España resurgió de sus cenizas y llegó a ocupar el puesto que le correspondía, tanto por su influencia económica, como por el prestigio de haber conseguido salir del marasmo de la crisis económica mediante una espectacular recuperación, que le permitió ingresar en la UE con la nota de notable.

Muchos estamos convencidos de que, el mayor error del señor Rajoy y de todo su equipo de gobierno, ha sido el pretender llevar a cabo una política de concesiones, de demasiadas condescendencia y cesiones con los partidos de la oposición, de una blandura inusitada hacia los desafíos de los separatistas catalanes, de una incomprensible tolerancia respecto al tema de los abortos y una nula actuación con relación a la famosa Ley de la Memoria Histórica, una jugada de la izquierda con el solo fin de crear una falsa imagen de lo que fue la Guerra Civil, sus causas, sus consecuencias y la imagen de aquellos que fueron los verdaderos culpables del alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936 que, contrariamente a lo que pretenden estos manipuladores de la Memoria Histórica, no fueron las derechas ni tampoco los sublevados los responsables de aquel levantamiento contra la opresión ácrata que se había apoderado de la nación, gracias a los movimientos separatistas en Cataluña de Maciá, los de los vascos de Sabino Arana en el país Vasco; los socialistas de Carrillo y de Largo Caballero y los asesinos de las patrullas de la FAI, la CNT en Cataluña y los Ángeles de la noche y demás miembros de las JJ.SS y los anarquistas en Madrid y el resto de España; no habían tenido la respuesta adecuada de las autoridades, sino, por el contrario, la indiferencia, permisividad, dejación de autoridad y complacencia con las que el gobierno de la República, (del que Azaña fue ministro del Ejército) veía como, el trabajo sucio de aquella revolución, lo hacían aquellos terroristas que se apoderaron de las calles de las principales ciudades españolas, implantando en todo el país el terror, los saqueos, los asesinatos y la destrucción e incendios de monumentos, iglesias y conventos; junto a los religiosos y religiosas que los ocupaban.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, algunos queremos ver en estos jóvenes del PP que han formado esta plataforma denominada Floridablanca, jóvenes trabajadores, formados, universitarios y empeñados en hacer que, el Partido Popular, regrese a sus orígenes, los sucesores de Fraga que van a intentar de nuevo recuperar todos aquellos valores, esencias y soportes éticos del partido que lo hicieron único, en medio del relativismo de una izquierda empeñada, –como ocurrió en 1936, cuando intentaron llevar a España a su ruina total, entregándola ( como ahora intentan de nuevo) en manos de las hordas del comunismo internacional, en este caso importado por Podemos de la Venezuela del comunismo bolivariano, dominada por este autócrata analfabeto conocido como Nicolás Maduro –; en convertir a nuestro país en un satélite más de aquel comunismo macabro nacido en la Unión Soviética. Tenemos la esperanza de que, esta nueva generación del partido, sea capaz de recobrar todo lo que el último gobierno del PP ha permitido que se perdiera. A nosotros, a los votantes con sentido común, con criterio propio y defensores de nuestros principios y tradiciones, nos corresponde devolverle a nuestra nación aquellos fundamentos morales y éticos de los que las izquierdas la han despojado, para implantar sus teoría relativista, su materialismo laico y sus propuestas asamblearias y contrarias la propiedad privada y a nuestra Constitución, tan propias de los regímenes comunistas soviéticos. La alternativa no puede ser más penosa y alarmante: caer en las garras de los comunistas bolivarianos de Podemos e IU.

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La experimentación animal está obsoleta, es cruel y además no tiene efectividad, pues las reacciones no son las mismas en animales que en personas y, sin embargo, en nombre de la ciencia se mantiene un oscuro negocio, el negocio del horror siendo de nuevo los animales las víctimas inocentes que lo padecen.

He mostrado públicamente mis diferencias con algunas medidas que ha tomado el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y con su política de alianzas en los últimos tiempos. Lo hice por convicción y lealtad y por esas mismas razones quiero expresarle ahora mi completo apoyo, mi solidaridad, mi afecto y mi agradecimiento.

Reconstruir la confianza y modificar el estilo de movimientos, debe ser nuestro afán y desvelo. De entrada, me emocionan esas gentes que son forjadores de humanidad, que cultivan tanto el buen decir como el obrar, en su itinerario viviente. Andamos necesitados de ternura, pues activemos la corrección.

 
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