Pero no adelantemos acontecimientos.

La mañana empezó con la presentación que de Pedro Sánchez hizo María Margarita Robles, una leonesa menuda, casi sexagenaria y de una trayectoria singular en la que ha ido alternando su condición de profesional brillante de la Justicia (Número 1 en su oposición, por delante de Baltasar Garzón y Manuela Carmena. Primera mujer en Presidir una Sala de lo Penal y una Audiencia Provincial. Y Magistrada del Tribunal Supremo) con actividades políticas y de otro género: Subsecretaria y Secretaria de Estado, en Justicia o Interior, de un gobierno de Felipe González. Miembro del Consejo General del Poder Judicial. Y, ahora, candidata a diputada en las filas socialistas; y parte del “grupo de expertos” de la candidatura, que es el motivo de su elección como presentadora.

Para la ocasión, Margarita Robles, sin tener en cuenta opiniones sobre “cosas a llevar”, “telas que vestir” y “dichos y prejuicios”, había elegido: Una mochila descomunal, enorme, en la que caben muchas cosas, del pasado y del presente. Un vestido negro, que es un color luctuoso en occidente. Y chaqueta de color gualdo para, lagarto-lagarto con dedos cruzados contra el mal fario, evitar el nombre del color maldito entre actores de teatro.

Como justificación de su paso - aún nadie lo llamó traspiés -, o vuelta a la actividad política, la leonesa apuntó una razón: Frente a lo que representa el PP y la aventura errática de Podemos, «el mejor Presidente del Gobierno que España puede tener es Pedro Sánchez»

Tras ella y sus colores, apareció Sánchez, un candidato joven, de 44 años, que con lo hecho, lo que calla y lo que apunta, puede estar en consonancia con las tonalidades cromáticas del negro luctuoso, y del gualdo que evita el innombrable. Dos tonalidades dignas de incluirse en la definición que hay en un portal de la red (latinfotografía) cuando se ocupa de los “colores muertos”:

«... los tonos cálidos se vuelven fríos, y los fríos helados, no hay ningún mensaje, emoción, tristeza, dolor, pena, son sensaciones ausentes, los colores muertos no generan emociones»

Sánchez, con sensaciones ausentes y sin generar emociones se dedicó a lo ya conocido de otras veces, que hoy alguien definía como «postura para el después, de espera, cuando el PSOE vuelva a ser el Partido Socialista Obrero Español que fue, distinto al PSOE que encarna el acrónimo de una definición estúpida: Pedro, Susana, O El que venga».

La falta de emociones quedó escondida tras unas ideas átonas: Rajoy recortará el gasto público, «nosotros reconstruiremos el Estado del Bienestar», Reforma Fiscal para que paguen los que más pueden. Revivir el Pacto de Toledo «con un recorte de solidaridad a cargo de las grandes fortunas»...

Buscando algo de vigor, propuso Cinco preguntas con las que, anticipando la curiosidad de la prensa, pretendió cubrir el expediente con unas respuestas simples:

1- ¿Cómo calificar estas elecciones?: «Nuevas, nos presentamos los cuatro mismos, pero no somos iguales. Ya nos conocen... Los intermediarios aumentan el precio de las cosas»

- ¿Cómo enfocar la campaña?: «Como una oportunidad... Empleo..., Parados de larga duración... Plan de choque para el empleo con prestaciones públicas a empresas privadas, Formación...Plan de empleo público financiado con supresión de bonificaciones a la Seguridad Social...La socialdemocracia es la solución. No voto del miedo, ni de la indignación»

- ¿Murió la política anterior?: «No, se abrirá paso»

- ¿Futuro de Pedro Sánchez?: «El que digan los electores y las bases (No la Comisión Ejecutiva Federal)»

5 - ¿Es necesario el cambio?: «Sí. No es sólo cambiar a Rajoy... Somos más débiles que al comienzo de la crisis..., PIB..., empleo..., competitividad»

Y como final «No estamos en una era de cambios, sino en un cambio de era»... «Inmigración», .«interdependencia», «Envejecimiento de la población... En 2030 tres millones de pensionistas más...», «La próxima legislatura debe ser de grandes acuerdos para grandes transformaciones», Bla, bla bla...

Tras el discurso hubo turno de preguntas, pero en la Mesa de la Prensa alguien, entre el desencanto general, tomó el papel en que formular una, lo dobló y musitó un “Pues va a ser que no” mientras Sánchez decía palabras sobre: Diferencias del PSOE con otros. Encuestas electorales y sorpasso «Votar por los socialistas en las elecciones generales del 26-J es votar por el cambio, mientras que votar a Podemos es votar contra el PSOE». «Si depende de los votos de Iglesias, nunca habrá gobierno socialista», «PP y PSOE son distintos», «Estado Federal que no demanda nadie», «... cuando hablemos de Reforma Constitucional, no olvidemos que estamos en una Europa que tiene estructura federal»,«Guillermo (Fernández Vara) hablaba de conferencia de Presidentes Autonómicos», «Queremos que se vote unión, no separación», «Borrell propone aumento de gastos en Defensa (para hacer frente a desafíos como el terrorismo)», «que decidan en Madrid (sobre el apoyo socialista a Carmena)», «A Rivera (en Venezuela) le deseo lo mejor», «El próximo presidente del Gobierno tiene que ser un presidente votado por los españoles (en oposición a la norma que determina que al Presidente del Gobierno lo votan los diputados)»...

Al acabar, a falta de algo más importante, dos comentario simples:

- Uno, entre dos políticos, sobre Susana Grisó y su anunciado intento de pasar dos días y una noche con los candidatos que como Sánchez aspiran a Presidente de Gobierno. Los políticos, uno malicioso y otro bendito, coincidían en cómo emplear los días, pero no en el uso de la noche.

- Otro, entre periodistas zamoranos, hacía referencia a la frase con la que termina sus programas un locutor de TVE: «No es una amenaza, mañana volveremos»

Y una apostilla, preocupada tras oír al candidato socialista, ya recordada al principio: «Pan, o conato de Programa Electoral, para hoy; y hambre, como síntoma de carencia, en el Pacto, o Parto, para dentro de no mucho»

Ya en la calle, con la certeza de que el candidato socialista volverá a aparecer mañana y durante lo que quede de campaña por todos los rincones de España con los candidatos de otros partidos políticos, como lo hacía en el Ritz, había algo que precisar, por respeto a la verdad y al socialismo, en el concepto y en el título.

«Pedro Sánchez, negro y gualdo». Sustantivos. Y con una coma que, estando donde está, aclara que no hay adjetivos, define y es respetuosa, oportuna e importante en relación con el Programa Electoral Socialista y los Pactos (posibles) que se empezarán a tener en cuenta para dentro de no mucho.

Y de los que dependen, acaso, el pan, los planes, el hambre y las satisfacciones y carencias del futuro.