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Pablo García

El binomio Brawn-Button

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Después de la carrera de Turquía me invaden sentimientos contradictorios . Por un lado la superioridad aplastante de Jenson Button me recuerda cada vez más a la de los buenos tiempos del Káiser y por otro rabia y desconcierto por la incapacidad de algunos equipos de evolucionar que hacen que el titulo cada día que pasa esté un poco más cerca de la escudería blanquiamarilla.

Nadie puede negar que Button está haciendo una temporada brillante, el coche acompaña ¡Y de qué manera¡ pero si no hubiera manos detrás no habría victorias. La prueba está en su compañero de equipo que con el mismo material tiene más o menos la mitad de puntos, y en su regularidad. El estilo de conducción de Button siempre se ha definido como fino, esto al principio de sus andanzas en la F1 era un piropo, pero con el tiempo y los malos resultados, Jenson fue siempre tachado de poco arriesgado y combativo, sin embargo el talento estaba ahí y cuando dispuso de un coche decente, el BAR en 2004, supo sacarle provecho y realizar una gran temporada con momentos absolutamente brillantes que no se vieron recompensados con el tan ansiado primer peldaño del cajón. Tuvo que ser en una temporada aciaga para el cuándo se impuso en el famoso gran premio de Hungría del 2006. A partir de ese momento Honda se arrastró por los circuitos con un monoplaza lento y poco fiable que no hizo sino hundir la reputación de Jenson. Pocos nos podíamos imaginar porque Honda abandonaba tan temprano el desarrollo del coche.
El boom Brawn empezó siendo algo bonito, un equipo relativamente joven que ganaba carreras y humillaba a grandes marcas de la F1 era a simple vista algo deseable para todos los aficionados. Cuantos más equipos en la pugna por las victorias mejor. Y así se presentaron en Melbourne con un monoplaza superior en todo al resto de la parrilla. Los demás equipos bien por apostar el todo o nada por el KERS o bien por un desarrollo equivocado del túnel del viento, no eran rivales para el Brawn y ya empezó a no gustarnos el horizonte que ante nosotros se vislumbraba. Luego llegó Malasia y bajo el torrencial aguacero vimos que también eran rápidos en agua. Después vino China y el equipo Red Bull y Vettel presentaron su candidatura y todos los aficionados nos alegramos, pero carreras como Bahrein Barcelona y Mónaco han terminado por casi enterrar las esperanzas del joven piloto alemán. Turquía ha sido la puntilla y ya se puede afirmar sin ningún tipo de duda que el binomio Brawn-Button no tienen ningun rival que les pueda discutir un titulo que ya está cantado.

Dejando de lado las guerras de la FIA y la FOTA, el caso es que el resto de escuderías parecen haberse rendido. Ferrari parecía que iba a resurgir pero sólo ha sido un espejismo, Mclaren arrastra desde principios de temporada problemas en el diseño del coche, con problemas de tracción y estabilidad, BMW se arrastra por los circuitos con un monoplaza lento y poco fiable y Renault no tiene medios para evolucionar el R29 que apuntaba más alto esta temporada aunque ha tenido buenos momentos.

Lo cierto es que este mundial 2009 nos hace añorar las grandes últimas temporadas que hemos vivido. Ver ganar al coche blanco ya no es divertido y si Red Bull no lo remedia nos queda todavía bastante monologo Brawn. Esperemos que el año que viene un reglamento claro desde el principio no brinde la igualdad y emoción que la fórmula 1 se merece sea cual sea el nombre de esta.

El binomio Brawn-Button

Pablo García
Pablo  García
lunes, 8 de junio de 2009, 02:24 h (CET)
Después de la carrera de Turquía me invaden sentimientos contradictorios . Por un lado la superioridad aplastante de Jenson Button me recuerda cada vez más a la de los buenos tiempos del Káiser y por otro rabia y desconcierto por la incapacidad de algunos equipos de evolucionar que hacen que el titulo cada día que pasa esté un poco más cerca de la escudería blanquiamarilla.

Nadie puede negar que Button está haciendo una temporada brillante, el coche acompaña ¡Y de qué manera¡ pero si no hubiera manos detrás no habría victorias. La prueba está en su compañero de equipo que con el mismo material tiene más o menos la mitad de puntos, y en su regularidad. El estilo de conducción de Button siempre se ha definido como fino, esto al principio de sus andanzas en la F1 era un piropo, pero con el tiempo y los malos resultados, Jenson fue siempre tachado de poco arriesgado y combativo, sin embargo el talento estaba ahí y cuando dispuso de un coche decente, el BAR en 2004, supo sacarle provecho y realizar una gran temporada con momentos absolutamente brillantes que no se vieron recompensados con el tan ansiado primer peldaño del cajón. Tuvo que ser en una temporada aciaga para el cuándo se impuso en el famoso gran premio de Hungría del 2006. A partir de ese momento Honda se arrastró por los circuitos con un monoplaza lento y poco fiable que no hizo sino hundir la reputación de Jenson. Pocos nos podíamos imaginar porque Honda abandonaba tan temprano el desarrollo del coche.
El boom Brawn empezó siendo algo bonito, un equipo relativamente joven que ganaba carreras y humillaba a grandes marcas de la F1 era a simple vista algo deseable para todos los aficionados. Cuantos más equipos en la pugna por las victorias mejor. Y así se presentaron en Melbourne con un monoplaza superior en todo al resto de la parrilla. Los demás equipos bien por apostar el todo o nada por el KERS o bien por un desarrollo equivocado del túnel del viento, no eran rivales para el Brawn y ya empezó a no gustarnos el horizonte que ante nosotros se vislumbraba. Luego llegó Malasia y bajo el torrencial aguacero vimos que también eran rápidos en agua. Después vino China y el equipo Red Bull y Vettel presentaron su candidatura y todos los aficionados nos alegramos, pero carreras como Bahrein Barcelona y Mónaco han terminado por casi enterrar las esperanzas del joven piloto alemán. Turquía ha sido la puntilla y ya se puede afirmar sin ningún tipo de duda que el binomio Brawn-Button no tienen ningun rival que les pueda discutir un titulo que ya está cantado.

Dejando de lado las guerras de la FIA y la FOTA, el caso es que el resto de escuderías parecen haberse rendido. Ferrari parecía que iba a resurgir pero sólo ha sido un espejismo, Mclaren arrastra desde principios de temporada problemas en el diseño del coche, con problemas de tracción y estabilidad, BMW se arrastra por los circuitos con un monoplaza lento y poco fiable y Renault no tiene medios para evolucionar el R29 que apuntaba más alto esta temporada aunque ha tenido buenos momentos.

Lo cierto es que este mundial 2009 nos hace añorar las grandes últimas temporadas que hemos vivido. Ver ganar al coche blanco ya no es divertido y si Red Bull no lo remedia nos queda todavía bastante monologo Brawn. Esperemos que el año que viene un reglamento claro desde el principio no brinde la igualdad y emoción que la fórmula 1 se merece sea cual sea el nombre de esta.

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