| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
Los sueños fueron noche,
en mi atormentado alma mil fantasías en luto,
cambió una leve sonrisa por mil lágrimas negras.
Los sueños fueron noche,
la fortuna murió por el mal sino,
mil tormentos llegaron de nuevo a mi sino tardío claroscuro.
Los sueños fueron noche,
ayer acabó la conciencia en la velada opaca sin ti,
lentamente subieron las estrellas estrelladas en mi tormento de antaño.
Los sueños quedaron tristemente en gris,
clavados están en estas retinas con agua seca por tanto llorar en luto,
cien mil lágrimas aguardan su nuevo momento en negro infortunio para la ira callada por tu mal mirar.
El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
En el finísimo camino del hilo casi invisible / la araña desafíala terca gravedad y la engañosa distancia, / el hierro se desgastacon el frotar de la ventana, / casi una imperceptible sinfonía endulza el ambiente / cuando el viento transitaentre las grietas de la madera, / al mismo tiempo, / dos enamorados entregan su saliva el uno al otro / como si fueran enfermos recibiendo una transfusión.
|