El jueves Denis Menchov dio un fuerte golpe a la clasificación general del Giro de Italia. Un golpe que acabó con el liderato de Danilo Di Luca. Un golpe que alejó de la “maglia” rosa a hombres tan importantes como Ivan Basso, Gilberto Simoni, Carlos Sastre o Michael Rogers. Un golpe que deja al ruso contra todos, con un débil equipo y con el objetivo de hacer frente a cualquier alianza por parte de los italianos.
Unas alianzas que dudo que no se lleven a cabo. No creo que los ciclistas locales quieran ver volar de nuevo el triunfo final por segundo año consecutivo. Es la carrera más importante para ellos. Se juegan toda la temporada en estas tres semanas. Basso aún tiene algo que decir. No ha mostrado todas sus cartas. Además, cuenta con un Pellizotti mejor situado que él, por lo que está obligado a ser agresivo, a atacar, a ir directo a por el liderato, y, ya de paso, recuperar el mandato de su propio equipo.
Danilo Di Luca es el que mejor colocado está en la general, el que más cerca tiene la gloria. Cualquier diferencia le puede dar de nuevo la prenda de Dolce & Gabbana. Una prenda que en la cronoescalada se distanció de Carlos Sastre, que, aunque no realizó un mal papel, deja sus opciones en una locura tipo Alpe d´Huez, donde el año pasado se llevó gran parte del Tour de Francia. Con el abulense en la lucha todo es posible. Nunca se rinde. No hay que descartarle. Para nada
Y a otro que no hay que borrarle es a Levi Leipheimer. Más bien, todo lo contrario. Sólo le separan 40 segundos del primer lugar de la tabla. Y con un ayudante de lujo, cuyo nombre no sé si les sonará, un tal Lance Armstrong, que a mí me está sorprendiendo gratamente. A ver quién se atreve a demarrar en un puerto con el heptacampeón del Tour de Francia en la cabeza del grupo.