Año de despedidas en Europa, y es que la UEFA, esa competición menor, siempre en el buen sentido, que ha dado tantas y tantas alegrías a esos equipos, que por circunstancias no estaban o no podían estar entre los grandes, y gozaban de la gloria europea. Esa competición con la que vibró el Sevilla dos años consecutivos, y en la que España consiguió meter hasta dos equipos en la final, desaparece, nos abandona.

Y su último campeón se ha hecho de rogar. El Shaktar ha hecho honores para despedir este título tras un partido trepidante, y una prórroga no menos intensa. Atrás quedó el Werder Bremen, digno aspirante, que coqueteó con la historia, pero que se rindió ante la insistencia de un equipo ucraniano, que ha plasmado su nombre con letras de oro en la historia del fútbol europeo.

Sin duda, viene a reivindicar esa evolución del fútbol del este. Si el pasado año, el Zenit se llevaba el gato al agua, este año han sido los ucranianos. Dos años seguidos demostrando al fútbol europeo, que ellos, también tienen que ser tenidos en cuenta, y pasan a un primer plano. Y todo esto ante un equipo alemán, lo que le da más fuerza a su proeza, impensable quizá, para el fútbol del este de hace unos años.

Ahora queda disfrutar de esta última copa de la UEFA, y pensar en el futuro, en esa Liga Europea que verá la luz la próxima temporada, sin olvidar claro toda la historia que ese trofeo, esa UEFA lleva a sus espaldas. Acierto o no, es el futuro y hay que aceptar el nuevo modelo europeo, y soñar por qué no, con que el primer campeón de la Liga Europea, sea un equipo español.