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Patxo Palacios

Espectáculo en Valencia

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Y del bueno… sobre el césped, a partir del minuto 20 solo hubo un color sobre el césped de Mestalla en la final copera del miércoles, el blaugrana. Pero en lo extradeportivo, las aficiones vizcaína y catalana dieron una impresionante lección de deportividad y de pasión a unos colores, con preeminencia clara de la parroquia bilbaína.

La carretera de acceso a Valencia fue todo el día un constante bullicio de cláxones, banderas y bufandas al viento. La carpa bilbaína “Ciudad Athletic” y el acceso a la misma por el Palacio de las Flores, un hervidero de personas durante toda la jornada y un espectáculo visual de primera magnitud; la culé, por el contrario, debió cerrar al mediodía por lo escasito del personal congregado.

En lo meramente deportivo, hubo dos partidos, uno hasta el minuto 20 y otro después.

El once de Guardiola saltó espesito a Mestalla, el balón no fluía bien, Xavi no encontraba huecos y no había ritmo. El Athletic, sin hacer nada del otro mundo, bien plantado, iba llegando poco a poco a las inmediaciones de Pinto. En la segunda de entidad, tras un corner, llegó el gol de Toquero, convertido en uno de los favoritos de la afición desde la semifinal contra el Sevilla; poco después, pareció como si los rojiblancos se asustaran. Entregaron la posesión y tuvo para más inri la mala fortuna del golazo inhabitual de Touré - que se equivocó después gravemente con el corte de mangas - .

Quién sabe lo que hubiera pasado, pero uno intuye que de haber llegado 1-0 al descanso en vez de 1-1, el partido habría sido otro.

Lo cierto es que en veinte minutos deplorables, del 45 al 65 aprox, los pupilos de Caparrós se desplomaron. Ni orden, ni presión, ni orgullo, nada de nada… la indolencia más absoluta, ante un Barça que, sin forzar la máquina, desbordó a los bilbaínos con su juego habitual. El mister de Utrera no reaccionó ni supo contarrestar, o minimizar al menos, la avalancha culé. Mantuvo el 4-4-2 habitual y le pesó como una losa el mal día de pesos pesados como Iraola, Martínez, Yeste o Llorente.Total que 4-1 y gracias.

ElAthletic es como una escopeta de feria esta temporada. Puede salir cualquier cosa y generalmente, no sabe a qué juega; el mister no confía más que en 13 o 14 jugadores y varios de la plantilla están de relleno, pese a que cuando han jugado han cumplido más que dignamente: Muñoz, Gurpegui, Garmendia, Iñigo…

Uno se acuerda a estas alturas del juego que desplegaba el equipo rojiblanco bajo las órdenes de Valverde. Encajaban goles, pero era un equipo técnico, vistoso, con llegada y variantes técnicas. Recuerden el 4-3 épico a Osasuna remontando un 0-3 o el 1-7 ante el Standard de Lieja.

El txingurri, que viene de ganar Copa y Liga en Grecia con Olympiacos, sería recibido en el botxo con los brazos abiertos. Y es que Ernesto marchó por la puerta de atrás sin decir una palabra más alta que otra, aduciendo razones personales - como caballero que es - en una de las primeras jugadas gloriosas del presidente Lamikiz. (La mejor jugada del partido la protagonizó con Zubiaurre, recordarán).

El caso es que Caparrós tiene una temporada más y el mister de Viandar de la Vera apunta, según parece, a Sevilla. Veremos qué pasa, pero el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio.

No hay más que ver la trayectoria de Valverde o de Mendilibar ¿verdad señor Lamikiz?

Espectáculo en Valencia

Patxo Palacios
Patxo Palacios
lunes, 18 de mayo de 2009, 23:20 h (CET)
Y del bueno… sobre el césped, a partir del minuto 20 solo hubo un color sobre el césped de Mestalla en la final copera del miércoles, el blaugrana. Pero en lo extradeportivo, las aficiones vizcaína y catalana dieron una impresionante lección de deportividad y de pasión a unos colores, con preeminencia clara de la parroquia bilbaína.

La carretera de acceso a Valencia fue todo el día un constante bullicio de cláxones, banderas y bufandas al viento. La carpa bilbaína “Ciudad Athletic” y el acceso a la misma por el Palacio de las Flores, un hervidero de personas durante toda la jornada y un espectáculo visual de primera magnitud; la culé, por el contrario, debió cerrar al mediodía por lo escasito del personal congregado.

En lo meramente deportivo, hubo dos partidos, uno hasta el minuto 20 y otro después.

El once de Guardiola saltó espesito a Mestalla, el balón no fluía bien, Xavi no encontraba huecos y no había ritmo. El Athletic, sin hacer nada del otro mundo, bien plantado, iba llegando poco a poco a las inmediaciones de Pinto. En la segunda de entidad, tras un corner, llegó el gol de Toquero, convertido en uno de los favoritos de la afición desde la semifinal contra el Sevilla; poco después, pareció como si los rojiblancos se asustaran. Entregaron la posesión y tuvo para más inri la mala fortuna del golazo inhabitual de Touré - que se equivocó después gravemente con el corte de mangas - .

Quién sabe lo que hubiera pasado, pero uno intuye que de haber llegado 1-0 al descanso en vez de 1-1, el partido habría sido otro.

Lo cierto es que en veinte minutos deplorables, del 45 al 65 aprox, los pupilos de Caparrós se desplomaron. Ni orden, ni presión, ni orgullo, nada de nada… la indolencia más absoluta, ante un Barça que, sin forzar la máquina, desbordó a los bilbaínos con su juego habitual. El mister de Utrera no reaccionó ni supo contarrestar, o minimizar al menos, la avalancha culé. Mantuvo el 4-4-2 habitual y le pesó como una losa el mal día de pesos pesados como Iraola, Martínez, Yeste o Llorente.Total que 4-1 y gracias.

ElAthletic es como una escopeta de feria esta temporada. Puede salir cualquier cosa y generalmente, no sabe a qué juega; el mister no confía más que en 13 o 14 jugadores y varios de la plantilla están de relleno, pese a que cuando han jugado han cumplido más que dignamente: Muñoz, Gurpegui, Garmendia, Iñigo…

Uno se acuerda a estas alturas del juego que desplegaba el equipo rojiblanco bajo las órdenes de Valverde. Encajaban goles, pero era un equipo técnico, vistoso, con llegada y variantes técnicas. Recuerden el 4-3 épico a Osasuna remontando un 0-3 o el 1-7 ante el Standard de Lieja.

El txingurri, que viene de ganar Copa y Liga en Grecia con Olympiacos, sería recibido en el botxo con los brazos abiertos. Y es que Ernesto marchó por la puerta de atrás sin decir una palabra más alta que otra, aduciendo razones personales - como caballero que es - en una de las primeras jugadas gloriosas del presidente Lamikiz. (La mejor jugada del partido la protagonizó con Zubiaurre, recordarán).

El caso es que Caparrós tiene una temporada más y el mister de Viandar de la Vera apunta, según parece, a Sevilla. Veremos qué pasa, pero el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio.

No hay más que ver la trayectoria de Valverde o de Mendilibar ¿verdad señor Lamikiz?

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