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Jorge Dargel

¡Vaya semanita!

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Desde el pasado sábado, quizás, esta semana sea de las peores de los últimos tiempos para los aficionados al Real Madrid, probablemente, desde el doblete de la temporada 2005/06, en la que el Barcelona ganó la Liga y la Copa de Europa. Pero lo acontecido con el 2-6 del Bernabéu y con el gol in extremis de Iniesta ante el Chelsea, que daba al Barça el pase a la final de la Liga de Campeones, son dos mazazos demasiado duros difíciles de digerir con tan poco margen.

Todos esperábamos un espectáculo en el pasado Clásico entre el Madrid y el Barça, pero de ambos y no de uno como terminó siendo lo demostrado por los blaugrana. Muchos pensábamos, entre los que me incluyo, que el equipo blanco podía vencer en el derbi, a pesar de no jugar a buen fútbol, pero con una casta y un orgullo al alcance de muy pocos. Esta corazonada aumentó con el tempranero gol de Higuaín, que se está ganando a marchas forzadas la llamada de Maradona para la albiceleste. Sin embargo, la calidad terminó por imponerse y por aclarar qué conjunto debía ganar la Liga, el Barcelona, que en casa de su eterno rival mostró cómo se debe jugar a este deporte.

El comentario más generalizado tras el ‘chorreo’ del Barça al Madrid fue el siguiente: “no había nada que hacer, han sido claramente superiores, nos han vuelto a demostrar cómo se debe jugar al fútbol, qué pedazo de jugadores son Iniesta, Xavi y Messi…” El sentimiento no fue de enfado, sino de resignación. Y es que si se dieron cuenta, los aficionados madridistas, que aún no había abandonado su localidad, no despidieron a los pupilos de Juande con una pitada. La parroquia merengue salió decepcionada con un conformismo impropio de una afición tan exigente. “Esto es lo que hay, no tenemos los jugadores que tiene el Barcelona” se oía en los aledaños del Bernabéu tras la histórica derrota. Eso sí, los seguidores blancos dieron otra lección de sabiduría, como antaño ocurrió con Ronaldinho, al ovacionar a Iniesta en su cambio.

Así, que a muchos madridistas les quedaba el consuelo que el Chelsea eliminara en el partido de vuelta de Liga de Campeones al Barcelona en Stamford Bridge. Y como sucediera en el Bernabéu, las ilusiones crecieron con el golazo de Essien. Pero los ingleses se obcecaron en perdonar la vida a los de Guardiola. Y ya se sabe, si perdonas a un adversario como es este Barça, lo terminas pagando. En el último suspiro, cuando los merengues se frotaban las manos con el 1-0, llegó el ‘blanquito’ Iniesta para poner el balón en la escuadra. No podía ser, hasta la diosa fortuna de ponía del lado blaugrana en un choque que mereció ganar los londinenses, que además, sufrieron un arbitraje nefasto en su contra con numerosos y claros penaltis no pitados por un árbitro horrible.

Si además de jugar a las mil maravillas, tienes suerte y te pitan a tu favor, apaga y vámonos. Entonces sí que no hay rival terrenal para vencer al mejor equipo del mundo actualmente. Ahora, los seguidores madridistas confiaran en un Cristiano Ronaldo o en un Llorente que, aunque sea triste y desolador, para darles, por lo menos, una alegría en esta temporada para olvidar y que pide a gritos un cambio radical en todo el Real Madrid.

¡Vaya semanita!

Jorge Dargel
Jorge Dargel
jueves, 7 de mayo de 2009, 23:11 h (CET)
Desde el pasado sábado, quizás, esta semana sea de las peores de los últimos tiempos para los aficionados al Real Madrid, probablemente, desde el doblete de la temporada 2005/06, en la que el Barcelona ganó la Liga y la Copa de Europa. Pero lo acontecido con el 2-6 del Bernabéu y con el gol in extremis de Iniesta ante el Chelsea, que daba al Barça el pase a la final de la Liga de Campeones, son dos mazazos demasiado duros difíciles de digerir con tan poco margen.

Todos esperábamos un espectáculo en el pasado Clásico entre el Madrid y el Barça, pero de ambos y no de uno como terminó siendo lo demostrado por los blaugrana. Muchos pensábamos, entre los que me incluyo, que el equipo blanco podía vencer en el derbi, a pesar de no jugar a buen fútbol, pero con una casta y un orgullo al alcance de muy pocos. Esta corazonada aumentó con el tempranero gol de Higuaín, que se está ganando a marchas forzadas la llamada de Maradona para la albiceleste. Sin embargo, la calidad terminó por imponerse y por aclarar qué conjunto debía ganar la Liga, el Barcelona, que en casa de su eterno rival mostró cómo se debe jugar a este deporte.

El comentario más generalizado tras el ‘chorreo’ del Barça al Madrid fue el siguiente: “no había nada que hacer, han sido claramente superiores, nos han vuelto a demostrar cómo se debe jugar al fútbol, qué pedazo de jugadores son Iniesta, Xavi y Messi…” El sentimiento no fue de enfado, sino de resignación. Y es que si se dieron cuenta, los aficionados madridistas, que aún no había abandonado su localidad, no despidieron a los pupilos de Juande con una pitada. La parroquia merengue salió decepcionada con un conformismo impropio de una afición tan exigente. “Esto es lo que hay, no tenemos los jugadores que tiene el Barcelona” se oía en los aledaños del Bernabéu tras la histórica derrota. Eso sí, los seguidores blancos dieron otra lección de sabiduría, como antaño ocurrió con Ronaldinho, al ovacionar a Iniesta en su cambio.

Así, que a muchos madridistas les quedaba el consuelo que el Chelsea eliminara en el partido de vuelta de Liga de Campeones al Barcelona en Stamford Bridge. Y como sucediera en el Bernabéu, las ilusiones crecieron con el golazo de Essien. Pero los ingleses se obcecaron en perdonar la vida a los de Guardiola. Y ya se sabe, si perdonas a un adversario como es este Barça, lo terminas pagando. En el último suspiro, cuando los merengues se frotaban las manos con el 1-0, llegó el ‘blanquito’ Iniesta para poner el balón en la escuadra. No podía ser, hasta la diosa fortuna de ponía del lado blaugrana en un choque que mereció ganar los londinenses, que además, sufrieron un arbitraje nefasto en su contra con numerosos y claros penaltis no pitados por un árbitro horrible.

Si además de jugar a las mil maravillas, tienes suerte y te pitan a tu favor, apaga y vámonos. Entonces sí que no hay rival terrenal para vencer al mejor equipo del mundo actualmente. Ahora, los seguidores madridistas confiaran en un Cristiano Ronaldo o en un Llorente que, aunque sea triste y desolador, para darles, por lo menos, una alegría en esta temporada para olvidar y que pide a gritos un cambio radical en todo el Real Madrid.

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