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Cuando uno juega para ganar no se pone techo, no existe

¿Dónde está el límite?

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Seguramente pensarás que tu éxito personal o profesional, logros, facturación, salario, tiene un techo, un límite… A mi hoy me gustaría preguntarte ¿dónde está el límite?, ¿dónde has puesto ese techo?…

El problema de los límites es que crean condicionamientos, y tienden a hacerse realidad.

El ser humano se siente cómodo con los límites, le dan seguridad. Pon un techo y de alguna forma habrás asegurado el límite de tu zona de confort. No salgas de él. Y no pasará nada…

Pero algo me dice que este paradigma está obsoleto.

¿Qué me dirías si te dijera que tu empresa puede duplicar su facturación en los próximos 2 años?, ¿o que tu salario del 2018 podría ser 5 veces el de hoy?.

Seguramente pensarías que estoy loco, que he perdido el Norte. Pero… ¿Qué te lo impide?, ¿Cómo puedes estar seguro/a de que no lo conseguirás?

Ante una propuesta como esta, es fácil que pienses “Ya, ¿y cómo lo hago?”. Es sencillo adoptar una posición victimista y quedarte dónde estás. Pero lo cierto es que la pregunta es para que te la hagas a ti mismo/a y te digas… “¿Cómo lo hago?”. Cuando te preguntas a ti mismo es cuando empieza la magia.

Normalmente, nos ponemos límites demasiado bajos, y somos muy conservadores. Jugamos para no perder.

Pero no es lo mismo jugar para ganar.

Empieza a pensar de una forma creciente y exponencial y a funcionar bajo otras reglas.

¿Crecer un 10% el año que viene?, ¿Porqué no crecer un 100%?, ¿Quién dice que no se puede?

El problema es que las preguntas que nos hacemos son muy conservadoras. Demasiado.

Uno de los motivos por el que recomiendo la meditación a cada vez más profesionales es porque mediante la misma podrás saber qué tipo de creencias, condicionamientos y límites autoimpuestos operan dentro de ti.

Me di cuenta en cierta ocasión de mi vida de que estaba operando con un cierto límite de ingresos. Pensaba que si tenía siempre la seguridad de esos ingresos, todo iría bien. Pero me equivocaba, seguía jugando para no perder.

Y cuando juegas para no perder, el miedo dirige tu vida.

Es muy diferente no tener un techo autoimpuesto, olvidarse del mínimo, y del máximo, ¡Dejémos los mínimos para los financieros! Cuando juegas para ganar, te importan muy poco los mínimos porque no vives bajo ese paradigma, sino que confías más en todas tus posibilidades, y en que el futuro puede ser lo que tú quieres que sea.

Y ahora te pregunto ¿dónde está tu límite? Seguramente lo hayas establecido ya y no te hayas dado cuenta, se hace de forma subconsciente. Tus límites definen la vida que has tenido hasta hoy, aunque no lo creas. Y harás todo lo posible por conseguirlos, pero no llegarás más lejos.

No te pongas límites, salta, brilla.

¿Dónde está el límite?

Cuando uno juega para ganar no se pone techo, no existe
César Piqueras
jueves, 28 de abril de 2016, 09:42 h (CET)
Seguramente pensarás que tu éxito personal o profesional, logros, facturación, salario, tiene un techo, un límite… A mi hoy me gustaría preguntarte ¿dónde está el límite?, ¿dónde has puesto ese techo?…

El problema de los límites es que crean condicionamientos, y tienden a hacerse realidad.

El ser humano se siente cómodo con los límites, le dan seguridad. Pon un techo y de alguna forma habrás asegurado el límite de tu zona de confort. No salgas de él. Y no pasará nada…

Pero algo me dice que este paradigma está obsoleto.

¿Qué me dirías si te dijera que tu empresa puede duplicar su facturación en los próximos 2 años?, ¿o que tu salario del 2018 podría ser 5 veces el de hoy?.

Seguramente pensarías que estoy loco, que he perdido el Norte. Pero… ¿Qué te lo impide?, ¿Cómo puedes estar seguro/a de que no lo conseguirás?

Ante una propuesta como esta, es fácil que pienses “Ya, ¿y cómo lo hago?”. Es sencillo adoptar una posición victimista y quedarte dónde estás. Pero lo cierto es que la pregunta es para que te la hagas a ti mismo/a y te digas… “¿Cómo lo hago?”. Cuando te preguntas a ti mismo es cuando empieza la magia.

Normalmente, nos ponemos límites demasiado bajos, y somos muy conservadores. Jugamos para no perder.

Pero no es lo mismo jugar para ganar.

Empieza a pensar de una forma creciente y exponencial y a funcionar bajo otras reglas.

¿Crecer un 10% el año que viene?, ¿Porqué no crecer un 100%?, ¿Quién dice que no se puede?

El problema es que las preguntas que nos hacemos son muy conservadoras. Demasiado.

Uno de los motivos por el que recomiendo la meditación a cada vez más profesionales es porque mediante la misma podrás saber qué tipo de creencias, condicionamientos y límites autoimpuestos operan dentro de ti.

Me di cuenta en cierta ocasión de mi vida de que estaba operando con un cierto límite de ingresos. Pensaba que si tenía siempre la seguridad de esos ingresos, todo iría bien. Pero me equivocaba, seguía jugando para no perder.

Y cuando juegas para no perder, el miedo dirige tu vida.

Es muy diferente no tener un techo autoimpuesto, olvidarse del mínimo, y del máximo, ¡Dejémos los mínimos para los financieros! Cuando juegas para ganar, te importan muy poco los mínimos porque no vives bajo ese paradigma, sino que confías más en todas tus posibilidades, y en que el futuro puede ser lo que tú quieres que sea.

Y ahora te pregunto ¿dónde está tu límite? Seguramente lo hayas establecido ya y no te hayas dado cuenta, se hace de forma subconsciente. Tus límites definen la vida que has tenido hasta hoy, aunque no lo creas. Y harás todo lo posible por conseguirlos, pero no llegarás más lejos.

No te pongas límites, salta, brilla.

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