Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Populismo
“La locura de la Revolución consistió en querer instituir la virtud sobre la tierra. Cuando alguien pretende que los hombres sean buenos, juiciosos, libres, moderados y generosos, acaba fatalmente por desear matarlos a todos” A.France.

¿Peligra España, como en 1936, caer en el frente populismo?

|

A algunos nos cuesta admitir que llevamos unos años en los que alguien nos viene queriendo cambiar España, darle otro sentido al patriotismo español, considerar algo accesorio la unidad de nuestra nación, prescindir de aquellos valores que durante siglos han sido el sustento de nuestra civilización cristiano romana, banalizar el concepto de familia y torpedear cualquier sentimiento religioso que perviviera desde el año 1 de nuestra era. La idea de descuartizar la piel de toro, de convertir sus regiones o autonomías, como se las quiera calificar, para transformar cada una de ellas en naciones independientes, ha calado en la mente de muchos ilusos que han creído que, en un mundo de avances digitales, de comunidades de naciones, de grupos económicos de carácter internacional, de continuos cambios y progresos derivados de los avances imparables tanto en las ciencias, la medicina, como en el resto de materias técnicas , que no dejan de progresar, cada vez con mayor rapidez, a medida que los medios exploratorios se perfeccionan y generalizan.

Cada vez resulta más impensable establecer límites a la libre circulación entre naciones, tanto de personas como de mercancías, al intercambio de ideas, a la mezcla de culturas, a la creación de organismos internacionales, en los que se limen los roces entre etnias o se pacten acuerdos para unir esfuerzos en busca de una sinergia provechosa para los adelantos imprescindibles para seguir avanzando en la búsqueda de un mundo mejor, más racional, más perfeccionado, en el que se pueda ir venciendo los viejos tabúes y rencillas, a la vez que se avanza en las nuevas técnicas, procesos, remedios y erradicación de enfermedades, que hasta ahora han sido una verdadera lacra para la sociedad.

Tenemos la sensación de que llevamos unos años en los que, en nuestro país, se han ido perdiendo, con la llegada de nuevas ideas; nuevas filosofías; nuevos conceptos sobre la riqueza; concepciones distintas sobre la relación deberes y derechos; la relativización de la importancia del esfuerzo, el empeño, el sacrificio y la constancia, para conseguir nuestros objetivos; unos valores que, durante muchos años, han sido norte y guía para generaciones de españoles, que los consideraban como hitos indispensables para poder triunfar en la vida. La llegada de unas ideas rupturistas con el estatus establecido, la puesta en cuestión de la autoridad paterna en las familias, la captación de la juventud para someterla a un lavado de cerebro al estilo nazi, imbuyéndole la idea de que debían ser libres; no someterse a la autoridad paterna, no aceptar la disciplina en las escuelas; convertirse en censores y críticos en su etapa universitaria, convirtiendo las aulas en centros de activismo político en detrimento de las funciones educativas tradicionales; han acabado para convertir el cambio generacional en un medio para conseguir, a la vez, en un cambio político mediante el cual, cosa curiosa, se ha querido retroceder en el tiempo volviendo a fórmulas, como el comunismo o el anarquismo que, bajo nuevos conceptos, como el llamado progresismo o los grupos antisistema, no han hecho otra cosa que resucitar las viejas doctrinas leninistas y los procedimientos de captación de afiliados, propios de los sofisticados sistemas del llamado “frente populismo”, propio de los años previos a la llegada de la llamada II Guerra Mundial.

Lo malo es que estos sistemas, que ya fueron ensayados en los tiempos de la post guerra, en la Unión Soviética y en todas las naciones de detrás del llamado Telón de Acero, es que fracasaron en sus objetivos, no consiguieron en ningún momento superar la competencia de los países libres, con la particularidad de sujetar, a los ciudadanos que estuvieron sometidos a su tiranía, a los efectos nefastos y ruinosos de un régimen policial, estatalizado y represivo en el que no existían las libertades individuales bajo la presión de un régimen autoritario que actuó de forma inflexible contra aquellos ciudadanos que estuvieron sometidos a aquel régimen de terror.

La realidad es que comenzando por la degradación de la preparación de los políticos, algunos de los cuales deberían volver al parvulario; el desprecio existente por el cumplimiento de las leyes algo que se ha convertido en una práctica habitual, no del pueblo llano, sino de aquellos políticos investidos de facultades de gobierno que, como se ha venido demostrando, no han tenido empacho alguno en enfrentarse al gobierno central, al Estado de Derecho y a los tribunales de Justicia, incluido el TC, incumpliendo sus resoluciones y desafiando la autoridad de las instituciones cuando han creído que debían hacerlo. Lo mismo se puede decir de los encargados de hacer cumplir las leyes que, para no crearse problemas, han venido consistiendo que se les subieran a las barbas aquellos que se han valido de la impunidad para ir avanzando en sus objetivos revolucionarios.

Hoy en día unos centenares de ciudadanos, unos pocos agitadores o varios insurrectos bárbaros con armas o trancas, son capaces de tener en jaque a la policía que, para mayor vergüenza, está atada de pies y manos por sus superiores que temen que se pueda producir algún herido entre los alteradores del orden debido a que, los jueces politizados, son más proclives a cargar las culpas en la policía que a castigar a los autores de los desafueros. Hoy tenemos como alcaldesa de Barcelona a una señora que se pasó la vida organizando mítines en las calles, protestando contra la aplicación de la ley de desahucios y siendo una protectora de aquellos que infringían las normas. Como era de esperar, ahora que es alcaldesa, impide a la policía que los manteros sean desalojados de las calles, que cometan tropelías en el Metro y que sean expulsados por la policía de modo que hay lugares en los que los manteros actúan impunemente, porque la policía municipal tiene prohibido acudir a ellos. Si quienes deben aplicar la ley son los que favorecen que no se aplique, estamos, señores, ante una situación que, a muchos, nos recuerda aquella en la que las autoridades de la II República, con Azaña, Largo Caballero y Companys, dejaban que las patrullas de forajidos de la FAI y la CNT, pulularan por las calles de Barcelona, matando, robando e intimidando a las personas inocentes, por el simple hecho de ser de derechas, religiosos o iban a misa.

Unos grupos de comunistas bolivarianos han conseguido arrastrar a una serie de viejos activistas comunistas, a miembros de bandas antisistema, a okupas y a todo este lumpen que vegeta en los locales de la farándula, mezclados con politicastros, viviendo en este ambiente revolucionario que tanto les gusta a los que prefieren seguir sin dar palo al agua, patrocinados y subvencionados por quienes tienen interés en crear mal estar y desorden, para favorecer sus ambiciones revolucionarias que, como es sabido, se suelen incubar en el descontento de los ciudadanos a los que se les hace creer que, un régimen de izquierdas, ayudaría a que no hubiera ricos y todos vivieran mejor. Lo que se callan es que nunca, en la historia de la humanidad, se ha dado el caso de que un país comunista alcanzara a cumplir con las promesas de prosperidad sino, por el contrario, han acabado en la miseria más completa, como sucedió en la Alemania del Este y todos los países subordinados a la égida soviética o, como ha sucedido en la China actual, se ha vuelto a reproducir la aparición de grandes multimillonarios ( en este caso del PCC) mientras muchos millones de ciudadanos siguen bajo el nivel de la más absoluta pobreza.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como nuestra nación ha entrado en una peligrosa espiral que, al parecer, nos lleva directamente a una situación muy similar a la en que se encontraba España unos meses antes de que estallara la Guerra Civil. Puede que las circunstancias no sean las mismas y que, los actores no estén subvencionados por los mismos países extranjeros, en aquella ocasión Rusia y en esta Venezuela; pero son los mismos mimbres y, si nadie lo remedia, antes de que sea demasiado tarde, es muy posible que los resultados pudieran parecerse mucho. No se puede descartar nada.

¿Peligra España, como en 1936, caer en el frente populismo?

“La locura de la Revolución consistió en querer instituir la virtud sobre la tierra. Cuando alguien pretende que los hombres sean buenos, juiciosos, libres, moderados y generosos, acaba fatalmente por desear matarlos a todos” A.France.
Miguel Massanet
jueves, 21 de abril de 2016, 09:19 h (CET)
A algunos nos cuesta admitir que llevamos unos años en los que alguien nos viene queriendo cambiar España, darle otro sentido al patriotismo español, considerar algo accesorio la unidad de nuestra nación, prescindir de aquellos valores que durante siglos han sido el sustento de nuestra civilización cristiano romana, banalizar el concepto de familia y torpedear cualquier sentimiento religioso que perviviera desde el año 1 de nuestra era. La idea de descuartizar la piel de toro, de convertir sus regiones o autonomías, como se las quiera calificar, para transformar cada una de ellas en naciones independientes, ha calado en la mente de muchos ilusos que han creído que, en un mundo de avances digitales, de comunidades de naciones, de grupos económicos de carácter internacional, de continuos cambios y progresos derivados de los avances imparables tanto en las ciencias, la medicina, como en el resto de materias técnicas , que no dejan de progresar, cada vez con mayor rapidez, a medida que los medios exploratorios se perfeccionan y generalizan.

Cada vez resulta más impensable establecer límites a la libre circulación entre naciones, tanto de personas como de mercancías, al intercambio de ideas, a la mezcla de culturas, a la creación de organismos internacionales, en los que se limen los roces entre etnias o se pacten acuerdos para unir esfuerzos en busca de una sinergia provechosa para los adelantos imprescindibles para seguir avanzando en la búsqueda de un mundo mejor, más racional, más perfeccionado, en el que se pueda ir venciendo los viejos tabúes y rencillas, a la vez que se avanza en las nuevas técnicas, procesos, remedios y erradicación de enfermedades, que hasta ahora han sido una verdadera lacra para la sociedad.

Tenemos la sensación de que llevamos unos años en los que, en nuestro país, se han ido perdiendo, con la llegada de nuevas ideas; nuevas filosofías; nuevos conceptos sobre la riqueza; concepciones distintas sobre la relación deberes y derechos; la relativización de la importancia del esfuerzo, el empeño, el sacrificio y la constancia, para conseguir nuestros objetivos; unos valores que, durante muchos años, han sido norte y guía para generaciones de españoles, que los consideraban como hitos indispensables para poder triunfar en la vida. La llegada de unas ideas rupturistas con el estatus establecido, la puesta en cuestión de la autoridad paterna en las familias, la captación de la juventud para someterla a un lavado de cerebro al estilo nazi, imbuyéndole la idea de que debían ser libres; no someterse a la autoridad paterna, no aceptar la disciplina en las escuelas; convertirse en censores y críticos en su etapa universitaria, convirtiendo las aulas en centros de activismo político en detrimento de las funciones educativas tradicionales; han acabado para convertir el cambio generacional en un medio para conseguir, a la vez, en un cambio político mediante el cual, cosa curiosa, se ha querido retroceder en el tiempo volviendo a fórmulas, como el comunismo o el anarquismo que, bajo nuevos conceptos, como el llamado progresismo o los grupos antisistema, no han hecho otra cosa que resucitar las viejas doctrinas leninistas y los procedimientos de captación de afiliados, propios de los sofisticados sistemas del llamado “frente populismo”, propio de los años previos a la llegada de la llamada II Guerra Mundial.

Lo malo es que estos sistemas, que ya fueron ensayados en los tiempos de la post guerra, en la Unión Soviética y en todas las naciones de detrás del llamado Telón de Acero, es que fracasaron en sus objetivos, no consiguieron en ningún momento superar la competencia de los países libres, con la particularidad de sujetar, a los ciudadanos que estuvieron sometidos a su tiranía, a los efectos nefastos y ruinosos de un régimen policial, estatalizado y represivo en el que no existían las libertades individuales bajo la presión de un régimen autoritario que actuó de forma inflexible contra aquellos ciudadanos que estuvieron sometidos a aquel régimen de terror.

La realidad es que comenzando por la degradación de la preparación de los políticos, algunos de los cuales deberían volver al parvulario; el desprecio existente por el cumplimiento de las leyes algo que se ha convertido en una práctica habitual, no del pueblo llano, sino de aquellos políticos investidos de facultades de gobierno que, como se ha venido demostrando, no han tenido empacho alguno en enfrentarse al gobierno central, al Estado de Derecho y a los tribunales de Justicia, incluido el TC, incumpliendo sus resoluciones y desafiando la autoridad de las instituciones cuando han creído que debían hacerlo. Lo mismo se puede decir de los encargados de hacer cumplir las leyes que, para no crearse problemas, han venido consistiendo que se les subieran a las barbas aquellos que se han valido de la impunidad para ir avanzando en sus objetivos revolucionarios.

Hoy en día unos centenares de ciudadanos, unos pocos agitadores o varios insurrectos bárbaros con armas o trancas, son capaces de tener en jaque a la policía que, para mayor vergüenza, está atada de pies y manos por sus superiores que temen que se pueda producir algún herido entre los alteradores del orden debido a que, los jueces politizados, son más proclives a cargar las culpas en la policía que a castigar a los autores de los desafueros. Hoy tenemos como alcaldesa de Barcelona a una señora que se pasó la vida organizando mítines en las calles, protestando contra la aplicación de la ley de desahucios y siendo una protectora de aquellos que infringían las normas. Como era de esperar, ahora que es alcaldesa, impide a la policía que los manteros sean desalojados de las calles, que cometan tropelías en el Metro y que sean expulsados por la policía de modo que hay lugares en los que los manteros actúan impunemente, porque la policía municipal tiene prohibido acudir a ellos. Si quienes deben aplicar la ley son los que favorecen que no se aplique, estamos, señores, ante una situación que, a muchos, nos recuerda aquella en la que las autoridades de la II República, con Azaña, Largo Caballero y Companys, dejaban que las patrullas de forajidos de la FAI y la CNT, pulularan por las calles de Barcelona, matando, robando e intimidando a las personas inocentes, por el simple hecho de ser de derechas, religiosos o iban a misa.

Unos grupos de comunistas bolivarianos han conseguido arrastrar a una serie de viejos activistas comunistas, a miembros de bandas antisistema, a okupas y a todo este lumpen que vegeta en los locales de la farándula, mezclados con politicastros, viviendo en este ambiente revolucionario que tanto les gusta a los que prefieren seguir sin dar palo al agua, patrocinados y subvencionados por quienes tienen interés en crear mal estar y desorden, para favorecer sus ambiciones revolucionarias que, como es sabido, se suelen incubar en el descontento de los ciudadanos a los que se les hace creer que, un régimen de izquierdas, ayudaría a que no hubiera ricos y todos vivieran mejor. Lo que se callan es que nunca, en la historia de la humanidad, se ha dado el caso de que un país comunista alcanzara a cumplir con las promesas de prosperidad sino, por el contrario, han acabado en la miseria más completa, como sucedió en la Alemania del Este y todos los países subordinados a la égida soviética o, como ha sucedido en la China actual, se ha vuelto a reproducir la aparición de grandes multimillonarios ( en este caso del PCC) mientras muchos millones de ciudadanos siguen bajo el nivel de la más absoluta pobreza.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como nuestra nación ha entrado en una peligrosa espiral que, al parecer, nos lleva directamente a una situación muy similar a la en que se encontraba España unos meses antes de que estallara la Guerra Civil. Puede que las circunstancias no sean las mismas y que, los actores no estén subvencionados por los mismos países extranjeros, en aquella ocasión Rusia y en esta Venezuela; pero son los mismos mimbres y, si nadie lo remedia, antes de que sea demasiado tarde, es muy posible que los resultados pudieran parecerse mucho. No se puede descartar nada.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto