Estos últimos días han sido pródigos en noticias relacionadas con el fútbol en nuestro continente. Por una parte, porque ya tenemos semifinalistas en Champions, una vez que el paso por los cuartos de final no ha servido para otra cosa que para confirmarnos la férrea dictadura inglesa en este deporte: Manchester United y Arsenal pelearán por un billete para la final de Roma, mientras que el Barça deberá superar al Chelsea para verse en el Olímpico el 27 de mayo. Y eso que los ingleses tuvieron que sacrificar a uno de sus equipos, tras la inmensa batalla de fútbol, emoción y goles (hasta ocho) que libraron Chelsea y Liverpool en Stamford Bridge. Otro de esos partidos que quedarán para la Historia. Como el que ayer jugaron en la Premier los “reds” ante el Arsenal: otro 4-4, y otra fiesta para los sentidos. Por algo inventaron este juego.

En el caso del Liverpool, ahora sólo les queda la lucha por la liga, para un equipo hecho para mucho más. Además, el empate de ayer supone un nuevo revés para los de Benítez, y deja al Manchester United en ventaja en su lucha por la Premier, aunque tampoco el Chelsea haya dicho aún su última palabra. Y, en medio, la última refriega verbal entre Ferguson y Benítez. La cosa va por capítulos, y esta semana el turno era para el técnico escocés del United, que calificaba de “arrogante” al español. En una entrega anterior de este culebrón, Benítez protestaba amargamente por el beneplácito con el que cree que Sir Alex cuenta desde el estamento arbitral: es el típico juego para desestabilizar al rival. A decir verdad, ambos me parecen bastante bocazas, prepotentes y antipáticos: aunque al menos el escocés sonríe de vez en cuando; el español no usa ni de eso, según se ve. Y que nos encontramos ante dos buenos entrenadores ni siquiera hace falta decirlo: ahí están los títulos de ambos para corroborarlo. Aunque también en esto gana Ferguson: pero son cosas de la edad.

De Inglaterra a Holanda, y sin abandonar el no siempre bien comprendido mundo del entrenador. Allí trabaja otro técnico laureado, como es Louis Van Gaal. Y, al igual que en los dos casos anteriores, tampoco es de los que cae especialmente simpático, pero eso sí: de esto sabe un rato largo. 28 años después, ha llevado al AZ Alkmaar a su segundo título liguero, aventajando en un mundo y medio a Twente y Ajax. Sus jugadores le pidieron que siguiera con ellos, tras dejar escapar el título de liga incomprensiblemente en la última jornada de la pasada temporada: él les dijo “sí”, pero añadiendo que le demostraran que merecía la pena, y ellos lo han hecho. Van Gaal exige mucho a sus jugadores, y normalmente este tipo de entrenadores encuentran eco en equipos normalitos, sin estrellas que pongan peros y problemas. Lo mismo que hizo con aquel extraordinario Ajax, posiblemente lo más cercano a la perfección que, desde el punto de vista táctico, hayamos visto en este deporte.

Y este peculiar viaje que hemos comenzado en Inglaterra lo terminamos en Italia, con una noticia que quizá sorprenda menos, teniendo en cuenta el lugar de donde llega. Resulta que un equipo siciliano, el Gelda Calcio (perdido en la C2, algo así como la 3ª División española), se ha propuesto luchar contra la Mafia: así, como suena. Estos valientes llevan tres años con una campaña para que los comerciantes de la ciudad no paguen el llamado “pizzo” a la Mafia, y lo hacen a través de mensajes en sus camisetas, como “No a la Mafia”, “Yo no pago el pizzo”, o “La Mafia, fuente de incultura”. Empeño loable, por supuesto, pero mucho me temo que igualmente inservible. En el club aseguran no tener miedo, a la vez que reconocen asimismo que jamás han recibido amenazas: ya sabemos que las mafias (las así llamadas, y las otras) tienen otros asuntos bastante más importantes de qué preocuparse.