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Rodrigo Gil-Sabio

Al fútbol se le puede tutear

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Parto de una hipótesis: ‘Los otros deportes le pueden ganar la partida al fútbol’. Estoy harto de escuchar a mucha gente que odia el fútbol si no podrían ofrecer en televisiones, prensa, radio, Internet,… otro tipo de deportes. Y sí, se puede cambiar la tarta. Es muy difícil, pero se pueden hacer cosas para que el fútbol no sea tan opio del pueblo. Que un partido bueno está muy bien, pero es como todo, si nos meten seis partidos en abierto en un fin de semana, podemos acabar por aborrecerlo todos.

A mí me gusta ser pragmático en estas cosas, por lo que veo cinco medicinas para contrarrestar un poco el poder del fútbol: Inversión, espectáculo, venta, difusión y sentido común. Sobre todo esto último.

Inversión porque la llegada de patrocinadores a los mal llamados ‘deportes minoritarios’ es fundamental. Hay que implicar a las empresas, que se sienan copartícipes del deporte al que alimentan y no sólo con un ADO. Espectáculo, es decir, crear competiciones a medida del cliente final (del espectador). No puede durar una carrera de coches setenta vueltas, una etapa del Tour 7 horas, un campeonato de atletismo cuatro días…

Y esto me da paso para hablar de la venta, de vender bien el producto (el deporte en este caso) para que los Medios, los transmisores de la información, lo compren. Tenemos cada cuatro años una veintena de medallistas olímpicos y un reguero de campeones mundiales y europeos. No olvidemos, y aquí hablamos de difusión, que Paquillo es el Nadal del atletismo, Cal del piragüismo, Noya del triatlón, Contador del ciclismo, Gemma Mengual de la sincronizada, Rafa Muñoz de la natación …

Cualquiera de estos deportistas que he citado abriría página en L’Equipe si consiguiera un título o un récord del mundo como el del nadador Muñoz hace dos domingos en Málaga, y el resultado de fútbol del Olympique merecería una llamada y punto. Tenemos ídolos, tenemos el producto, pero no sabemos ponerle el lazo para que lo compren unos y lo consuman otros.

Ha habido intentos de popularizar en prensa otros deportes y han fracasado. Falta difusión, o ésta está escondida. Por eso nadie debe rasgarse las vestiduras cuando traemos de Pekín 20 medallas en vez de 60. Porque esta gente lleva olvidada cuatro años y de repente sólo vale el oro o el fracaso. Seamos serios. Nuestro deporte, en 2008, hay dado un salto de calidad increíble y los éxitos de nuestros deportistas están mereciendo más eco mediático fuera que aquí, que hay cuatro periódicos deportivos nacionales y no veo más que fútbol en sus portadas. Sí, de vez en cuando un Nadal, o un Alonso, pero tímidamente. Bueno, igual que hace 15-20 años con Arancha, Indurain y poco más.

Hay que cambiar la mentalidad y darle al César lo que es del César y a Llaneras lo que es de Llaneras. No esperemos al 2012, y no lo digo por los deportistas –que ya está con las pilas cargadas- sino por las empresas, los medios y el gran público. Hagan la prueba del algodón: Vayan un domingo cualquiera a ver un deporte en vivo de alta competición en su ciudad que no sea fútbol: da igual, hockey, esgrima, saltos, balonmano, hípica, badminton,… verán que sensación más refrescante.

Al fútbol se le puede tutear

Rodrigo Gil-Sabio
Rodrigo Gil
lunes, 20 de abril de 2009, 11:47 h (CET)
Parto de una hipótesis: ‘Los otros deportes le pueden ganar la partida al fútbol’. Estoy harto de escuchar a mucha gente que odia el fútbol si no podrían ofrecer en televisiones, prensa, radio, Internet,… otro tipo de deportes. Y sí, se puede cambiar la tarta. Es muy difícil, pero se pueden hacer cosas para que el fútbol no sea tan opio del pueblo. Que un partido bueno está muy bien, pero es como todo, si nos meten seis partidos en abierto en un fin de semana, podemos acabar por aborrecerlo todos.

A mí me gusta ser pragmático en estas cosas, por lo que veo cinco medicinas para contrarrestar un poco el poder del fútbol: Inversión, espectáculo, venta, difusión y sentido común. Sobre todo esto último.

Inversión porque la llegada de patrocinadores a los mal llamados ‘deportes minoritarios’ es fundamental. Hay que implicar a las empresas, que se sienan copartícipes del deporte al que alimentan y no sólo con un ADO. Espectáculo, es decir, crear competiciones a medida del cliente final (del espectador). No puede durar una carrera de coches setenta vueltas, una etapa del Tour 7 horas, un campeonato de atletismo cuatro días…

Y esto me da paso para hablar de la venta, de vender bien el producto (el deporte en este caso) para que los Medios, los transmisores de la información, lo compren. Tenemos cada cuatro años una veintena de medallistas olímpicos y un reguero de campeones mundiales y europeos. No olvidemos, y aquí hablamos de difusión, que Paquillo es el Nadal del atletismo, Cal del piragüismo, Noya del triatlón, Contador del ciclismo, Gemma Mengual de la sincronizada, Rafa Muñoz de la natación …

Cualquiera de estos deportistas que he citado abriría página en L’Equipe si consiguiera un título o un récord del mundo como el del nadador Muñoz hace dos domingos en Málaga, y el resultado de fútbol del Olympique merecería una llamada y punto. Tenemos ídolos, tenemos el producto, pero no sabemos ponerle el lazo para que lo compren unos y lo consuman otros.

Ha habido intentos de popularizar en prensa otros deportes y han fracasado. Falta difusión, o ésta está escondida. Por eso nadie debe rasgarse las vestiduras cuando traemos de Pekín 20 medallas en vez de 60. Porque esta gente lleva olvidada cuatro años y de repente sólo vale el oro o el fracaso. Seamos serios. Nuestro deporte, en 2008, hay dado un salto de calidad increíble y los éxitos de nuestros deportistas están mereciendo más eco mediático fuera que aquí, que hay cuatro periódicos deportivos nacionales y no veo más que fútbol en sus portadas. Sí, de vez en cuando un Nadal, o un Alonso, pero tímidamente. Bueno, igual que hace 15-20 años con Arancha, Indurain y poco más.

Hay que cambiar la mentalidad y darle al César lo que es del César y a Llaneras lo que es de Llaneras. No esperemos al 2012, y no lo digo por los deportistas –que ya está con las pilas cargadas- sino por las empresas, los medios y el gran público. Hagan la prueba del algodón: Vayan un domingo cualquiera a ver un deporte en vivo de alta competición en su ciudad que no sea fútbol: da igual, hockey, esgrima, saltos, balonmano, hípica, badminton,… verán que sensación más refrescante.

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